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En el documental Jackson aparece bastante delgado, pero no se ve enfermo como se había rumorado

ESTRENO

El rey vive

Con su película 'This is it', Michael Jackson, como el Cid Campeador, vence después de muerto.

31 de octubre de 2009

Para los fanáticos de Michael Jackson, This is it (Esto es todo), el documental que muestra sus últimos ensayos, duele. "¿Por qué?", se preguntan amargamente muchos espectadores al salir del cine, pues sólo cuando terminan los 111 minutos en que el rey del pop luce enérgico bailando y cantando sus éxitos, se vuelve a la realidad de que, de verdad, eso fue todo. El esperado regreso a las giras, después de más de 10 años, nunca se dio. El artista había anunciado que el 13 de julio comenzaría una serie de 50 presentaciones en Londres y que luego caería el telón para siempre. Pero este cayó menos de tres semanas antes de lo previsto, cuando ya se habían vendido 85 millones de dólares en boletería.

"Ese día lo estábamos esperando para el ensayo. La noche anterior dijo: 'Los veo mañana, los quiero'. Estaba muy feliz", contó a la revista Time el coreógrafo y director Kenny Ortega, quien estaba preparando el espectáculo This is it. Él había filmado cada uno de los ensayos en el Staples Center de Los Angeles, con la idea de que Jackson estudiara lo que quería mejorar. Pero esos videos, que eran simples borradores, se convirtieron en una joya con la muerte del cantante. Sony pagó 60 millones por ellos y Ortega decidió editar las 120 horas para convertirlas en una película que se estrenó la semana pasada.

El documental volvió a encender la Jacksonmanía. En septiembre, cuando salieron al mercado las boletas en el Reino Unido, 120.000 personas compraron la suya y rompieron el récord de cintas como Harry Potter y El Señor de los anillos el primer día de ventas. En Australia, Francia, Japón, Alemania y Nueva Zelanda también fue un éxito anticipado de taquilla. El martes, en la premier en el Nokia Center de Los Angeles, se pasearon por la alfombra roja no sólo algunos de los hermanos de Jackson, sino también celebridades como Will Smith y Jennifer López. La película, que será exhibida solamente durante dos semanas en 18.000 teatros en 99 países, fue estrenada simultáneamente en 16 ciudades. Colombia también se dejó seducir: "Días antes ya se habían vendido 22.000 boletas. Tuvimos una función a las 12:01 de la mañana del 28 de octubre y se llenó, incluso había niños disfrazados de Michael Jackson", contó a SEMANA Íngrid Cadavid, gerente de publicidad y mercadeo de Sony Pictures. Para aumentar la fiebre, en las tiendas de música nacionales se empezaron a vender objetos alusivos a This is it, de Bravado, la compañía de Universal que maneja su comercialización, como camisetas de 90.000 pesos. "En 10 minutos habíamos vendido 50 en una sola tienda. Creo que con su muerte está naciendo una nueva generación de fanáticos y se está creando un puente entre padres admiradores de Jackson y sus hijos", opinó Alberto Marchena, director de marketing de la región andina de Universal Music.

En total en su primer día obtuvo 20 millones de dólares en taquilla. Y es que su muerte ha convertido a Jackson en una poderosa máquina de producir dinero: en los cuatro meses que han transcurrido, según la revista Forbes ha ganado más de 90 millones de dólares, principalmente por las ventas de sus discos, además del reciente lanzamiento del album This is it.

Mientras muchos críticos han señalado que en los ensayos sus 50 años no se le notaban, otros han dicho que su voz y sus movimientos estaban muy lejos de los de su época dorada. Pero no queda duda de su vitalidad y de cómo disfrutaba lo que hacía. Quizás el encanto del documental es volver a ver a al rey como rey, en su faceta de artista, alejado de los problemas que dañaron su imagen. Los espectadores pueden ser testigos de su gran creatividad, de su obsesión por los detalles, de la exigencia a sus músicos y de cómo se hacía lo que quería. Los planes para una imponente puesta en escena, con efectos especiales, juegos pirotécnicos y hasta una gigantesca araña mecánica dejan al espectador con la ilusión de lo que pudo ser y no fue y con la idea de que la magia todavía estaba viva.