El triste adiós a Amparo Díaz

Con un cálido adiós el Programa de las Naciones Unidad para el desarrollo en Colombia, despide una de sus más fieles integrantes.

Se trata de Amparo Díaz, oficial de comunicaciones del organismo en el país. A través de un comunicado Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario del Sistema de Naciones Unidas, lamentó su fallecimiento.

"Amparo ha sido una de las personas más excepcionales en la historia del PNUD y una muy querida colega, una de las amigas más sinceras que he tenido en Colombia", se lee en la emotiva semblanza que Hochschild hizo. 
 
Este fue el mensaje de Fabrizio Hochschild tras conocerse la noticia:

Con profunda tristeza les tengo que comunicar que hoy temprano murió Amparo.
 
Amparo ha sido una de las personas más excepcionales en la historia del PNUD y una muy querida colega, una de las amigas más sinceras que he tenido en Colombia.
 
Como saben, Amparo ha enfrentado desde hace seis años cáncer con admirable valentía y dignidad, sin perder la esperanza, la sonrisa generosa y un amor tenaz para la vida.
 
Personalmente me encuentro con el corazón muy pesado porque siento que he perdido una gran amiga, una colaboradora muy cercana y siempre presente y una guía constante para mi trabajo.
 
Además, el PNUD y las Naciones Unidas en Colombia han perdido una de las personas más sabias y experimentadas, que ha dedicado su profesionalidad y su compromiso a la causa de  una sociedad más justa y en paz.
 
Es sin duda invaluable el aporte que ha dado Amparo a la sociedad colombiana y si la paz hoy es una utopía posible, lo debemos también a su compromiso.
 
Desde cuando conocí Amparo, me ha impactado su profunda humanidad, su constante alegría, su inteligente sabiduría, su compromiso permanente. Amparo ha sido una comunicadora brillante no solo en su profesión sino que sobre todo en las relaciones humanas que supo construir.
 
Para todos nosotros Amparo es una persona irremplazable, deja un vacío enorme. La mejor manera  de recordarla es mantener viva la esperanza, creer con firmeza en el valor de la paz, aprender de su alegría, de su valentía y de su profunda sensibilidad humana.
 
Nos sentimos todos más solos y más tristes sin la querida presencia de Amparo.
 
Y quiero expresar, junto con mis colegas, mi más sincera solidaridad hacia las personas que han tenido el honor de compartir su vida y su amor al lado de Amparo: Darío y Daniel son personas extraordinarias que contarán siempre con nuestra amistad.