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LUIS RAMOS

En Bogotá, rumbo a Alaska

Alianza BBC
13 de junio de 2009

Luego de una semana de recorrido Luis Ramos ha logrado completar la primera etapa de su travesía hasta la ciudad de Bogotá, capital de Colombia. Allí espera respuesta de la compañía que realizará el traslado de su motocicleta Yamaha hasta Panamá, donde iniciará la segunda etapa de este recorrido.
 
Lea algunas de las vivencias con las que se ha tenido que topar hasta ahora en su camino hacia Alaska en esta primera entrega de su bitácora de viaje.

"Lluvia rumbo a Bogotá"

Justo al momento de mi partida desde Caracas en horas de la madrugada, la motocicleta presentó una falla por recalentamiento, que no pasó a mayores, gracias a las bajas temperaturas propias de esas horas matutinas.

Luego de cuatro horas de conducción, el problema que no resultó ser una falla complicada y pude resolverla rápidamente gracias a un equipo especializado de un distribuidor de la marca en la ciudad de Barquisimeto.

A pesar de este pequeña contrariedad, estoy muy seguro de mi motocicleta. Estoy tranquilo, confiado de que no se presentarán otros problemas mecánicos.

Esta es una motocicleta de batalla, usada por la policía y el ejercito de mi país y su rendimiento y confiabilidad ha sido más que comprobada durante años. Todos estos días de manejo he disfrutado mucho la manejabilidad y los niveles de cansancio aun en trayectos largos, han sido pocos.

Cañón del Chicamocha
 
Luego de reparar la falla, seguí rumbo a San Cristóbal, última ciudad importante antes de hacer frontera con Colombia. Al día siguiente, hice todos los trámites fronterizos incluidos los relativos a la motocicleta, para poder circular legalmente por Colombia y no tener problemas cuando se necesite hacer la salida del país.

Estos trámites incluyen seguro de responsabilidad civil e importación temporal de la motocicleta. El Cañón del Chicamocha, segundo en extensión luego del Gran Cañón del Colorado, constituye una de las atracciones más importantes para mí en esta primera parte del recorrido.

Para llegar a ella hay que atravesar una de las tres formaciones montañosas colombianas que forman parte del final de la Cordillera Andina. La altitud máxima registrada por el GPS (posicionador satelital) fue de 3450 metros antes de comenzar el descenso que lleva hasta el valle del río Chicamocha y que tiene como escenario de fondo, este majestuoso e imponente cañón.

Luego de visitar el parque Chicamocha y su teleférico emprendí el recorrido hasta Bogotá y la lluvia, muy intensa en algunos lugares, se convirtió en mi nueva compañera de viaje hasta llegar a la capital.

¿Qué estoy haciendo?

La conducción fue muy complicada, las reparaciones en la vía, el alto tráfico llegando a Bogotá y el frío que comúnmente es característico de esta parte del país, pusieron a prueba mi resistencia, que en varias oportunidades se vio afectada.

Frío, visibilidad casi nula, vías con infinidad de curvas, retrasaron por horas mi llegada a Bogotá y a medida que me acercaba, en vez de sentir alivio, el cansancio se apoderaba de las pocas fuerzas que me quedaban. Es de esos días en que uno se pregunta: ¿Qué estoy haciendo?, ¿Realmente vale la pena este viaje?

Afortunadamente, una familia, de apellido Chávez, me estaba esperando en Bogotá y, gracias a ellos, pude recuperar rápidamente las fuerzas necesarias para continuar, quedando esa experiencia, como eso, una experiencia más de viaje que si Dios permite, formaran parte de una larga historia para hacer realidad un sueño de recorrer toda América.