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E N T R E V I S T A

Es el mayor reto que he experimentado

Con ‘Náufrago’, película que se estrenó por estos días en Colombia, Tom Hanks podría recibir su tercer Oscar como mejor actor. SEMANA habló con él.

5 de marzo de 2001

Cuando faltan pocos días para que se conozca oficialmente la lista de nominados a la entrega de los premios Oscar, Tom Hanks vuelve a postularse como máximo favorito en la categoría de mejor actor principal gracias a su actuación en Cast away, traducida en Colombia como Náufrago. No fue en vano el premio que recibió en la entrega de los Globos de Oro hace dos semanas.

Náufrago fue una idea del propio Hanks y el guión lo trabajó junto a William Broyles, uno de los creadores de Apolo 13. La película narra la historia de Chuck Noland, un ingeniero de sistemas que trabaja en Federal Express, sometido a horarios y a largas jornadas de trabajo que lo alejan de Kelly, su esposa, interpretada por Helen Hunt. De pronto su vida cambia totalmente. El avión en el que viaja sufre un accidente y él logra salvarse en una isla deshabitada. Noland intenta sobrevivir en medio de un drama que pone a prueba las aptitudes de Hanks como actor. La cinta es, de paso, el reencuentro con el director Robert Zemekics, con quien trabajó en Forrest Gump.

El rodaje de la película se dividió en dos partes y, entre ellas, hubo una interrupción de un año para permitir la transformación física de Hanks, quien tuvo que perder más de 30 kilos en ese lapso. Buena parte de la filmación se llevó a cabo en las islas Fidji.

SEMANA: ¿Cómo nació ‘Cast away’?

Tom Hanks: Yo tenía la idea de un trabajador estancado en una isla con deseos de volver a enfrentar a la mujer que ama. Eso es todo lo que yo tenía. Broyles, el guionista, fue el que sugirió todas las otras historias.

La idea era saber cómo sobrevivir a la soledad. Teníamos que llegar al desespero y que la audiencia lo entendiera.

SEMANA: Todo el éxito de la cinta recae en usted, el único protagonista. ¿Se siente extraño estar en esa posición?

T.H.: Sí, ese fue el mayor riesgo. Lo mejor surge del reto de tener todo el peso en mis hombros. No podía pedir que siguieran con otras escenas hasta que yo estuviera listo. Es el mayor reto que he experimentado. He tenido que hablar con perros, estarme quieto mientras todo a mi alrededor está loco. La parte física fue incómoda y monótona. El director rodaba dependiendo del momento que él creía adecuado, sin importar si yo estaba cansado o no.

SEMANA: ¿Fue su idea perder tanto peso y transformarse físicamente?

T.H.: No, no pensé que fuera posible hasta que el director propuso rodar la primera mitad del filme y después parar la producción por un año mientras yo bajaba de peso. En el guión decía “cuatro años más tarde” y la mejor manera de lograrlo era comunicarlo físicamente.

SEMANA: ¿Se exigió al máximo?

T.H.: No, creo que podría haber bajado un poco más. En medio del rodaje me disloqué el hombro y no pude trabajar por seis semanas. Yo quería estar más flaco, más que como estuve en la película Philadelphia.

SEMANA: ¿Qué comía mientras estaba perdiendo peso?

T.H.: No me estaba muriendo de hambre. Estaba comiendo saludablemente: mucha fibra, frutas y verduras. Las primeras tres semanas fueron difíciles pero después el estómago se achica y uno siente cómo el metabolismo trabaja mejor.

SEMANA: ¿Se preocupan sus hijos cuando lo ven transformándose así?

T.H.: No, porque para ellos el cambio fue muy gradual. Ellos sólo veían que me preocupaba bastante por hacer mi trabajo de actor. Me decían “papá, te perdiste de un gran paseo”. Era obvio. Ellos estaban en la playa de Fidji o en la piscina mientras yo trabajaba. Se iban en kayacs a navegar y pasear. Yo me iba antes que el sol saliera y volvía cuando era de noche. Pero fue una gran aventura para todos.

SEMANA: ¿Qué hizo durante el año que pararon de rodar?

T.H.: Estaba trabajando en el filme Band of Brothers, todavía es un proyecto en desarrollo. Fue un trabajo muy cerebral. Hubiera sido imposible rodar una película con todo el cabello que me tenía que dejar crecer y tratando de perder peso al mismo tiempo.

SEMANA: ¿Es cierto que se le infectó la rodilla?

T.H.: Sí, me corté, y cuando volví a Los Angeles fui al doctor y me dijo que estuve a punto de que la sangre se me envenenara. Estuve tres días en el hospital y me tuve que perder el almuerzo de los premios Oscar, ¡que es lo más divertido cuando uno está nominado!

SEMANA: ¿Cómo se hubiera curado la rodilla en la isla?

T.H.: Es lo mismo que le pregunté al doctor. Me dijo que para no morirme hubiera tenido que afilar una roca y usarla para sacarme lo más que pudiera de la herida hasta que la infección saliera. Por suerte no tuve que recurrir a ese extremo.

SEMANA: ¿Es el compromiso más largo que ha tenido en su carrera de actor?

T.H.: Sí, me absorbió dos años enteros pero valió la pena. Aunque no haga mucho dinero terminó siendo una película mejor de lo que yo esperaba. Creo que rompimos barreras y reglas desde el punto de vista de la narrativa cinematográfica. El solo hecho de que no lleguen piratas a la isla es un gran avance.

SEMANA: ¿Cree que hubiera podido sobrevivir a la misma situación de su personaje?

T.H.: No, yo me moriría. No creo que me suicidaría pero un día me arrugaría en una pelota y me moriría poco a poco. Sólo la infección me hubiera matado, y tampoco creo que hubiera podido sobrevivir al desespero.