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ESCANDALO

Estupor, al publicarse un video de la noche de bodas de la controvertida patinadora Tonya Harding.

26 de septiembre de 1994

PROBABLEMENte en lo que va corrido de este año la persona más impopular de Estados Unidos sea Tonya Harding. Para los que no la recuerdan, se trata de la mona desabrida que se craneó la idea de darle un varillazo a su competidora, la patinadora de hielo, Nancy Kerrigan, con el fin de que no pudiera asistir a los Juegos Olímpicos de invierno. Sin embargo, su perverso plan se le devolvió: la Kerrigan se convirtió en una especie de 'Blanca Nieves' en todo el mundo -lo cual corresponde a su físico angelical- y la Harding en una bruja que por querer ser la mejor patinadora del mundo, acabó autodestruyéndose.

El episodio había parado ahí. Pero la semana pasada, la revista Penthouse -en su edición especial de 25 años- le abrió un nuevo capítulo a la historia: publicó una secuencia de fotografías tomadas del video de la noche de bodas de la Harding y su marido, Jeff Gilooly.

El documento muestra, escena por escena, el momento en que los novios entran a la habitación del hotel, se desvisten y tienen relaciones sexuales. Los recién casados fueron quienes colocaron una cámara de video en un ángulo estratégico del cuarto para que la consumación quedara inmortalizada. Y como si fuera poco, Penthouse anuncia que el que quiera tener una copia del video puede comprarla por 29.95 dólares. Todos los que han visto la revista o comprado el video, asombrados ante el malabarismo de la Harding, hacen el mismo comentario: "Para hacer eso, se necesita ser campeona de patinaje".

Lo más curioso de esta historia es que el casete -que se volvió tan famoso en Estados Unidos como los narcocasetes de Alberto Giraldo en Colombia- salió de las manos del propio marido. A pesar de que la pareja estaba divorciada desde hace tiempo, Jeff y Tonya seguían viéndose. De hecho, juntos planearon el episodio del varillazo. Sin embargo, ante la oferta de medio millón de dólares Gilooly sucumbió. Con esto, destruyó su relación con la patinadora quien, aterrada ante el escándalo, decidió huír y esconderse.

El episodio ha generado toda una controversia, pues muchos se preguntan hasta qué punto uno de los participantes de un acto sexual puede hacerse rico sacando a la luz pública su intimidad, sin el consentimiento del otro. Y lo cierto es que el debate sobre la noche de bodas de Tonya Harding y el derecho a la privacidad es el tema de moda en Estados Unidos.