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El doctor Alejandro Jiménez fue uno de los primeros colombianos en obtener la cédula blanca laminada ya que era ministro de Salud cuando la Registraduría empezó a expedirlas. Actualmente trabaja como profesor y magistrado del tribunal de ética médica de Cundinamarca.

CURIOSIDAD

Este colombiano tiene la cédula número 11

Hace seis décadas el doctor Alejandro Jiménez recibió una de las primeras cédulas blancas laminadas, la número 11. Hoy, con 89 años, es el colombiano vivo con el número de identidad más pequeño del país.

María Paula Laguna, periodista de Semana
9 de noviembre de 2012

El doctor Alejandro Jiménez Arango, uno de los precursores de la Fundación Santa Fe, recibió una notificación aterradora hace ocho años: le debía 200 millones de pesos a un banco con el que nunca había abierto una cuenta. Todo gracias al número de su cédula, 11, una cifra que como ninguna base de datos reconoce, los computadores suelen cambiar automáticamente.

Por fortuna, y después de largos papeleos, el médico aclaró el error y se quitó de encima el título de deudor moroso.

Esa es apenas una de las desventajas de ser el ciudadano con el número de identidad más pequeño de Colombia. Jiménez obtuvo la famosa cédula blanca laminada hace 60 años mientras se desempeñaba como ministro de Salud del gobierno de Laureano Gómez.

Antes de eso, solo los hombres podían votar con un documento tamaño media carta, sin plastificar, y escrito a mano. “Era muy incómodo porque tocaba doblarlo y, después de varios intentos, quedaba inservible”, recuerda Jiménez.

Tras el Bogotazo, una misión técnica canadiense recomendó a la organización electoral de entonces empezar de ceros y expedir una cédula nueva mucho más pequeña que incluyera la huella dactilar.

Laureano Gómez fue el primero en recibirla el 24 de noviembre de 1952. Al día siguiente, el turno le correspondió al designado Roberto Urdaneta Arbeláez –quien había asumido la presidencia mientras Gómez se recuperaba de un ataque cardiaco–, al cardenal Crisanto Luque, a los ministros y a los demás miembros del gabinete.

En total se expidieron 17 cédulas y al doctor Jiménez le tocó la 11. Hoy, los diez funcionarios que lo antecedían están muertos y, vaya a donde vaya, ocurre la misma escena: "Siempre que me piden el número me preguntan: ‘¿11 qué? Y yo les repito: ‘11, únicamente 11’. Como nunca me creen, me toca sacarla y mostrárselas".

Pero eso es lo de menos. Durante las últimas seis décadas, Jiménez ha tenido que lidiar con más de un "inconveniente grave".

Hace dos años, por ejemplo, la Procuraduría le suspendió sus derechos civiles porque un juzgado de Puerto Asís, Putumayo, lo encontró culpable de cohecho. Una vez más, un computador había confundido su número de identificación y le había asignado otro.

"Me costó mucho trabajo enderezar ese problema. Tuve que hablar con el juez, sacar un montón de certificados y poner una acción de tutela". Además, a diferencia de la mayoría de personas que solo debía hacer un clic para obtener su pasado judicial, Jiménez tuvo que ir varias veces al extinto DAS a solicitarlo en persona, pues el sistema tampoco reconocía los dos dígitos de su documento.
La tecnología no es la única que le ha jugado una mala pasada. Una vez viajó a un pueblo de la Sabana a atender un empleado de la administración local, pero el alcalde se negó a pagarle la cuenta de cobro porque "ese número no existía", dice entre risas.

A sus 89 años, el médico neurocirujano todavía conserva intacta en su billetera la cédula blanca laminada junto a la nueva amarilla con hologramas que la Registraduría Nacional exige desde 2010 a todos los colombianos mayores de 18. Jiménez no se considera especial y, al contrario, asegura que el 11 solo le ha traído problemas. Para él fue "pura chiripa".