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Elon Musk primero le apostó a los coches eléctricos deportivos, luego a la energía solar y ahora a los viajes espaciales. | Foto: .

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Este multimillonario es el Iron Man de la vida real

¿Quién es este playboy empresario que inspiró al superhéroe de la película que está arrasando en taquilla?

Laura Maria Ayala, periodista de Semana.com
14 de mayo de 2013

Elon Musk era el típico geniecillo de la informática que prefería leer libros de ciencia ficción e inventar programas de computador antes de jugar en el parque con los demás niños. A los 12 años recibió un cheque por 500 dólares a cambio de los derechos del videojuego “Space invaders”, que había inventado para cumplir su fantasía de recorrer hasta el último rincón del universo y conquistar otros planetas. A los 23, se matriculó en un doctorado en física en Stanford, pero se retiró a los pocos días para convertirse en el rey midas de los negocios en Internet.

A los 24, creó un software para The New York Times y ganó sus primeros 300 millones de dólares y a los 26 le vendió PayPal, una -entonces- pequeña empresa de pagos electrónicos online, al gigante de las subastas eBay por 1.500 millones de dólares. Entonces se aburrió de hacer crecer su cuenta con capitales de riesgo y se propuso crear empresas que solucionaran algunos de los problemas de la humanidad: a los 35, fundó SolarCity, una compañía que combate el calentamiento global y a los 37, lanzó al mercado el Tesla Roadster, el primer carro deportivo electrónico que no contamina y hoy conducen celebridades como Arnold Schwarzenegger y George Clooney.

Al cumplir 41 años su fortuna alcanzó los 2.000 millones de dólares y debutó en la exclusiva lista de multimillonarios de la revista Forbes. La vida de este físico y administrador de empresas, de origen sudafricano pero radicado en Estados Unidos desde su adolescencia, es tan perfecta que en Silicon Valley lo llaman el Iron Man de la vida real.

Sus colegas lo comparan con Tony Stark, un genio, magnate, filántropo y playboy de los cómics que usa su inteligencia y su dinero para salvar al mundo. De hecho, Jon Favreau, director de la película Iron Man, y Robert Downey, Jr., su protagonista, admiten que se inspiraron en Musk para construir a este personaje de Marvel que está arrasando en las taquillas del mundo con la tercera entrega de Iron Man.

La cinta ha recaudado 949 millones de dólares en todo el mundo, luego de sumar 89 millones de dólares durante el fin de semana, según reportó Disney. Tan solo en Colombia ya suma 264.067 espectadores.

Vidas paralelas

Elon Musk primero le apostó a los coches eléctricos deportivos, luego a la energía solar y ahora a los viajes espaciales. Para algunos él es un visionario de la industria espacial pero otros le dicen el Quijote moderno y dudan de que pueda cumplir su sueño de llegar a Marte.

Musk, al igual que el superhéroe de la armadura roja, lleva un doble vida. Los fines de semana frecuenta los restaurantes y los bares más exclusivos del mundo, conduce su carro deportivo McLaren F1 de un millón de dólares, viaja a su isla privada en el océano pacífico y ofrece fiestas en su mega mansión de Los Ángeles con invitados de lujo de Hollywood, eso sí, siempre rodeado por mujeres hermosas, pues desde que se divorció es uno de los solteros más codiciados en el mundo.

Así es en su tiempo libre, porque entre semana deja de lado el glamour y sus lujos para ponerse una bata, un casco y sus gafas y sentarse junto a un completo equipo de ingenieros aeroespaciales en un campamento en medio del desierto en Cabo Cañaveral, La Florida, a intentar cambiar para siempre el rumbo de los viajes al espacio. Según dice, se dedica a luchar por el futuro y evitar la extinción de la especie pues la idea de estar siempre confinada a la Tierra lo aterra. “Debemos explorar las estrellas”, les repite a sus colaboradores de trabajo constantemente.

Musk está obsesionado con llegar hasta adonde los hombres no han ido antes: al planeta marte. Una idea que parece arrancada de uno de los libros de ciencia ficción que tanto le gustan leer a este mago de la informática, pero que, gracias a él, por primera vez está cerca de hacerse realidad. Al fin de cuentas hacer cosas imposibles es su especialidad.

Sus críticos se burlan diciendo que Musk pretende construir el Volkswagen del cosmos, pero Musk les responde que si su plan llega a funcionar se convertiría en el Henry Ford del espacio y así como él revolucionó la industria de los automóviles e hizo posible que hoy cualquiera pueda tener un carro, él podría poner el universo al alcance de todos en un futuro cercano.

Musk ya invirtió 100 millones de dólares de su fortuna, estimada en 2.000 millones, en este proyecto que aspira tener una especie de taxi espacial que lleve a un bajo costo a los astronautas y, más adelante, a cualquier terrícola hacia destinos como el planeta rojo, tal como alguna vez lo soñó cuando diseñó su primer video juego en la adolescencia.

Musk ya no usa su súper cerebro para hacer crecer su cuenta bancaria sino para escribir su nombre en la historia, al menos ya podrá decirle a sus nietos que inspiró a uno de los superhéroes más populares de la pantalla grande.