Home

Gente

Artículo

televisión

Excéntricos catadores

Un 'reality' holandés escandaliza al presentar a dos jóvenes que experimentan con todo tipo de drogas y peripecias sexuales.

12 de febrero de 2006

El programa de televisión más polémico del momento en Europa se titula Spuiten en Slikken (Inyectar y tragar, pero también Eyacular y tragar), un reality show extremo donde dos jóvenes periodistas prueban y experimentan con toda suerte de drogas y con diferentes prácticas sexuales ante las cámaras. En el primer episodio, el joven periodista Filemon Wesselink, de 26 años, bebió alcohol hasta intoxicarse, y en la siguiente emisión causó conmoción al aspirar cinco rayas de cocaína. Su compañero en esta atrevida odisea es Ties van Westing, de 24 años, quien en su debut se acostó con dos mujeres y prometió probar toda clase de juguetes sexuales. Spuiten en Slikken se comenzó a transmitir el pasado 10 de octubre por el canal juvenil BNN en medio de una polémica internacional contra el consumo desaforado de drogas y sexo por televisión, lo que no le impidió tener más de siete millones de televidentes holandeses. La noticia de que Filemon Wesselink iba a convertirse en una especie de 'catador' de sustancias, desde marihuana hasta heroína, pasando entre otros por anfetaminas, LSD, speed, éxtasis y hongos alucinógenos, y que su experiencia se transmitiría por televisión, aterró a los partidos políticos y las organizaciones conservadoras de Holanda. Pieter Heerman, portavoz del gobierno cristianodemócrata, calificó el show de "peligroso" y aseguró que era "un mal ejemplo para los jóvenes". "Nunca hemos tenido la intención de crear polémicas ni escándalos, pues nuestro objetivo con 'Spuiten en Slikken' es informar sobre la vida de los jóvenes y educar a la población sobre el consumo de drogas y las ofertas de sexo que existen en la actualidad", dijo a SEMANA Ingrid Timmer, portavoz del canal BNN. Sin embargo, muchos desconfían de que el programa obedezca a este propósito y consideran que lo único que los motiva es seducir al público juvenil. El Ministerio de Justicia buscó por todos los medios, por orden del alto gobierno, impedir la emisión del programa. Pero la amplia permisividad de las leyes holandesas acabó con su iniciativa. Finalmente, el vocero del Ministerio, Ivo Hommes, dijo que no estaba claro si Filemon Wesselink podía ser procesado por la posesión de drogas altamente adictivas como la heroína, ya que no es ilegal que las personas lleven consigo menos de medio gramo de heroína. Holanda es considerado el país más liberal del mundo, pionero en aprobar leyes a favor del consumo de drogas, la prostitución, el matrimonio entre homosexuales y la eutanasia. Además, allí nació la productora Endemol, que se puede decir que inventó el género de la televisión real a partir de shows como Gran hermano y Factor miedo. El canal BNN ha llevado al límite los realities al emitir programas controversiales sobre temas sexuales como Neuken doe je zo! (Así tiras tú) y Bitches (Perras). El éxito del canal BNN y de Spuiten en Slikken está en mostrar lo que, según numerosos estudios de mercadeo, más les gusta a los jóvenes de hoy: la rumba, las drogas y el sexo. Y éste logra juntarlos en un mismo escenario. Spuiten en Slikken se emite los lunes de 11 a 12 de la noche y es conducido por Sophie Hilbrand, de 30 años. Ella, una cantante convertida en presentadora de televisión, da paso a las aventuras del 'chico de las drogas' (Wesselink) y del 'chico del sexo' (Van Westing). Luego discute sobre preferencias sexuales y de drogas con ellos y tres personajes famosos invitados en cada programa. El escenario está decorado como un bar y de un lado se encuentra la habitación donde Van Westing lleva a cabo sus osadas prácticas sexuales. Las experiencias de Wesselink con las drogas, en cambio, se realizan en distintos bares y lugares de Amsterdam, siempre acompañado por un médico que no aparece en pantalla pero que vigila su estado de salud. Lo más insólito es que probará algunas de estas drogas sentado en el sofá de su casa, bajo la mirada de su propia madre quien, según ha dicho Filemon, se ha mostrado muy interesada con el experimento. Todos esperaban que Wesselink probara LSD en el primer programa, pero el joven periodista, que entre sus aventuras se cuenta haber participado en un video porno del canal, comenzó con algo más 'suave'. Bebió sin parar siete coñacs, cuatro ginebras con tónica, dos tequilas, un whisky y un litro y medio de cerveza. La borrachera llegó al extremo del vómito y las cámaras registraron todo el proceso. Al recuperarse un poco fue a bailar a una discoteca donde se tomó un litro de cerveza más. Todo el recorrido alcohólico de Wesselink estuvo acompañado por comentarios de un catedrático experto en drogadicción de la Universidad de Amsterdam. "Lo que hice fue una estupidez, me gasté 370 euros en licor, me puse mal, vomité y seguí sintiéndome mal. Al día siguiente la resaca fue espantosa, lo que demuestra que el alcohol es una droga muy poderosa y difícil de manejar", le dijo Wesselink a las cámaras al día siguiente de su borrachera. Por el contrario, Van Westing se mostró satisfecho y feliz con su experiencia y declaró que "siempre había soñado tener a dos chicas en mi cama". Según la portavoz del canal, los dos jóvenes reporteros eligieron libremente sus áreas de experimentación. Además, los numerosos periodistas y jóvenes holandeses que hicieron casting para el programa "tenían plena conciencia de lo que iban a hacer y de sus consecuencias y manifestaron abiertamente su deseo de experimentar con drogas y sexo". Los productores de la BNN creen que con Spuiten en Slikken se están satisfaciendo los deseos más íntimos del público holandés y que también es una excelente herramienta para informar sobre los riesgos del abuso de las drogas y el sexo. El canal respalda su opinión en recientes estudios que muestran que 9 por ciento de los escolares holandeses mayores de 12 años han consumido algún tipo de drogas. "Pese a que toda esta problemática social es presentada por 'Spuiten en Slikken' como un espectáculo curioso y hasta risible, la información que brinda a la juventud sobre el abuso de las droga es muy útil, porque aquí la marihuana es legal y su consumo es muchísimo menor que en otros países que condenan su uso, como Estados Unidos, Francia o Inglaterra. Lo mismo ocurre con las demás drogas", dijo a SEMANA Aafje Dotinga, especialista del Instituto de Investigación sobre Drogodependencias de Rotterdam (IVO). Los jóvenes holandeses parecen entusiasmados por el nuevo programa del canal BNN. "Creo que necesitamos más programas de este tipo porque no tenemos la información suficiente sobre drogas y sexo", dijo a SEMANA Anne Martijn, de 17 años. Eric Smeezz, de 23 años, añadió: "Lo mejor es que nos hablan con nuestro lenguaje, nos divertimos y aprendemos al mismo tiempo viendo la tele". El programa juvenil más revoltoso o revolucionario, según se quiera ver, en la historia de este medio, apenas ha comenzado. Por ahora nadie del canal ha querido responder a la duda que asalta tanto a televidentes como a críticos: la posibilidad de que en este afán por conquistar la audiencia se sobrepasen los límites y sus jóvenes reporteros se vuelvan adictos a las drogas o a las peripecias sexuales.