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FALDAS EN LA CORTE

Un trabajo para machos en manos de una mujer

2 de marzo de 1987

El camino que recorren los juristas hacia el máximo organismo de la justicia colombiana, implica una carrera de toda una vida y en estrecha competencia con gran número de profesionales. Pero si el jurista con aspiraciones es por casualidad una mujer, el camino no solamente es largo sino también lleno de obstáculos, pues en éste como en muchos otros campos de la actividad humana, contra todo lo que podría pensarse en las postrimerías del siglo XX, el machismo impera.
En el caso de Whanda Fernández, la primera mujer que llega a la Corte Suprema de Justicia en Colombia, la lucha ha sido difícil pero exitosa. Después de haber recorrido toda clase de cargos: 10 años como personera de Girardot, juez 44 Penal de Bogotá, fiscal 20 del Poder de Bogotá, presidenta de Anapel (Asociación Nacional de Abogados Penalistas Litigantes), catedrática en derecho de la Universidad Nacional, y actualmente abogada independiente, logró llegar donde ninguna mujer había podido.
Se trata de una mujer combativa que en el año de 1972, recorrió el país haciendo proselitismo en favor de la justicia, que entonces, como ahora, se encontraba en grave crisis económica. Ello le valió ser destituída de su cargo como fiscal al encabezar la huelga judicial.
Tal vez su mayor reto, como mujer y como profesional, lo tuvo después de la muerte de Rodrigo Lara Bonilla, cuando bajo amenazas cuyo origen nunca se pudo establecer con claridad, y en circunstancias que ella prefiere olvidar y evita mencionar, debió "exiliarse" en Venezuela, junto con sus dos hijos, Fermín Eduardo, de 18 años y Ana María, de 11. Como a los abogados se les derogan sus conocimientos apenas traspasan las fronteras patrias, la doctora Whanda no tuvo ningún campo profesional en el vecino país, y así vio día tras día desaparecer los ahorros de su vida. Ante esa coyuntura, resolvió hacer lo que siempre había querido: regresar a su patria. Su primera parada fue en Boyacá, donde se desempeñó como asesora jurídica de la Secretaría de Educación, "donde encontré que mis colegas y en general el Poder Judicial, me recibieron muy bien, empecé a rescatar mis antiguos clientes en menos de tres meses, y se me olvidó lo que había pasado y me propuse reconciliarme con la vida", asegura hoy la doctora Fernández.
Pero el despegue real fue haciendo campaña política con el candidato a la Presidencia de la República, Alvaro Gómez Hurtado. Fue incluída en el segundo renglón de suplentes para el Senado, en las listas de Daniel Mazuera, y de esta forma recorrió el país entero haciendo proselitismo.
Es así como esta abogada que nunca se ha conformado, que mezcla sus conocimientos jurídicos con el arte de la declamación y una marcada afinidad por la literatura hispanoamericana, tuvo finalmente la gran oportunidad de su vida: acceder a la Corte Suprema de Justicia para demostrar qué tan fuerte es la mano del sexo débil .