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Fidel mujeriego

Un nuevo libro revela que Castro tuvo más mujeres e hijos de los que se creía.

3 de octubre de 2009

Hace mucho tiempo se dijo que Fidel Castro había sido castrado en 1953 después del frustrado ataque al Cuartel Moncada. Para entonces el único hijo 'oficial' era Fidelito, fruto de su matrimonio con Mirta Díaz-Balart. Pero nada está más alejado de la realidad: con los años fueron apareciendo nuevos nombres, y ahora una biografía de la periodista Ann Louise Bardach, titulada Without Fidel, revela que por lo menos tuvo 11 retoños de siete mujeres. Eso es algo que sorprende, pues el Comandante, aparentemente austero y distante en cuanto a los placeres mundanos, nunca ha tenido una imagen de latin lover.

La autora cuenta que en 1993 le preguntó al gobernante cuántos hijos tenía en una entrevista para Vanity Fair: "Casi una tribu", fue su respuesta. Sin embargo nunca ha entrado en detalles, pues sostiene que "la única cosa que me reservo es mi vida privada". Y esta ha sido el secreto mejor guardado de la isla. Tanto es así que Fidelito, hoy de 60 años, en sus épocas de estudiante de física nuclear en la Unión Soviética se hacía llamar José Raúl Fernández.

Hasta hace poco la otra hija conocida era Alina Fernández, quien nació de una relación extramarital, antes del triunfo de la revolución, con Naty Revuelta, una hermosa aristócrata casada con un médico prestigioso que le dio el apellido a la niña. Desde Miami, donde reside, y a través de programas radiales contra Fidel, Alina se ha ganado el apodo de la 'hija rebelde', en contravía de su madre, quien nunca ha dejado de ser seguidora de su ex amante. Algo debe tener Fidel porque hasta Mirta, a quien no sólo fue infiel, sino que abandonó y alejó de su hijo, "hoy tiene una relación cercana con él", explicó a SEMANA Bardach.

Pero mientras el hermetismo ha imperado en Cuba, medios internacionales empezaron a sacar a la luz a la familia oculta con la que comparte su vida en Punto Cero, como se conoce la zona al oeste de La Habana donde residen los Castro. Según el libro, sólo en 2003 apareció por primera vez en la televisión cubana Dalia Soto del Valle, pese a que su romance con Fidel llevaba más de cuatro décadas y a que había tenido cinco hijos suyos: Alexis, Alexánder, Antonio, Alejandro y Ángel, cuyos nombres empiezan con A, debido a la obsesión del líder por Alejandro Magno. Habrían crecido con la orden de esconder la identidad de su progenitor y se han mantenido al margen de sus funciones a diferencia de Fidelito, quien fue secretario de la Comisión de Energía Nuclear, cargo del cual el propio papá lo destituyó "por incompetente". "No tenemos una monarquía aquí", habría afirmado. Se dice que Antonio es su preferido por ser un exitoso médico, dedicado a la cirugía ortopédica.

Aunque Fidel dijo en un documental de Oliver Stone que "esa historia de primeras damas me parece ridícula" y que un matrimonio había sido suficiente, Bardach cree que legalizó su relación con Dalia en 1980, después de la muerte de Celia Sánchez Manduley, su compañera de revolución, su confidente y amante.

Según la autora, hay cuatro hijos más, de los que no se sabe mayor cosa. Años atrás Bardach se enteró de la existencia de Francisca Pupo, producto de una noche de pasión en 1952 en el asiento trasero de un Buick prestado. "Ella no es rencorosa. No habla mal de su papá", le confesó Juanita Castro, hermana de Fidel quien vive exiliada en Miami, a la periodista. Allá también vive Panchita, como le dicen, quien llegó a Estados Unidos luego de ganar la visa en una lotería del Departamento de Estado. A la anterior se suma Jorge Ángel, fruto de una aventura con una admiradora llamada María Laborde, a quien concibió en un tren en 1955, después de salir de prisión. Años más tarde habría nacido otro Alejandro, pero para diferenciarlo del hijo de Dalia, lo apodaron Ciro, en honor a Ciro Redondo, "mártir de la revolución". Y en 1970 tuvo un affaire con la esposa de un funcionario y nació un niño al que llamaron Fito.

La descendencia de Fidel podría ser mucho mayor, pues, según reveló recientemente, un reportaje del Times de Londres, solía tomar una pastilla de Viagra diaria, aunque hoy, según Bardach "vive como un abuelo retirado".