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Fin del culebrón

El episodio que fue la comidilla de la prensa francesa durante tres años terminó en buenos términos la semana pasada. Liliane Bettencourt, dueña de L'Oréal y la mujer más rica de Europa, finalmente hizo las paces con su hija Françoise.

11 de diciembre de 2010

El episodio que fue la comidilla de la prensa francesa durante tres años terminó en buenos términos la semana pasada. Liliane Bettencourt, dueña de L'Oréal y la mujer más rica de Europa, finalmente hizo las paces con su hija Françoise. Madre e hija se habían trenzado en una pelea desde 2007 por François-Marie Banier, un reconocido fotógrafo que se había ganado la confianza de la señora Bettencourt. La multimillonaria le regaló a su protegido obras de Matisse, Picasso y Man Ray, entre otros obsequios, por más de 1.400 millones de dólares. Françoise, temerosa de perder la fortuna de su mamá, estimada en más de 20.000 millones de dólares, demandó al fotógrafo por aprovecharse del estado de debilidad mental de la multimillonaria. Esto hizo que madre e hija rompieran relaciones. Pero ahora todo vuelve a la normalidad, pues el fotógrafo se comprometió a no recibir nada más en el futuro y a renunciar a dos seguros de vida que le entregó la magnate, aunque podrá quedarse con una isla en Seychelles, en el océano Índico, que le regaló hace un par de años.