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Florencia, mucha macha

Un travesti se ha convertido en el personaje de telenovela más popular de Argentina.

6 de junio de 2004

La vedette más popular de Argentina es un travesti. Baja las escalinatas del teatro Lola Membrives en la calle Corrientes, como una diosa Venus, envuelta en plumas, con un escote espectacular y un vestido con un tajo que deja

ver desde la ingle sus piernas torneadas, cantando una versión de Cabaret. Es Florencia de la V, la diva del momento, que ha ingresado en el pabellón de la fama al inaugurar su espectáculo teatral al mejor estilo Follies Bergere de París o Radio City Music Hall de Nueva York.

Ninguna novedad, de no ser porque Florencia es un travesti que triunfa no sólo en el teatro de revista, sino que se ha consagrado como el personaje más querido y más popular de Los Roldán, la telenovela más vista en Argentina.

Su fama es indiscutible. Con sus 28 años, encabeza el rating televisivo y triunfa en la mítica Corrientes, para envidia de más de una vedette.

Florencia de la V nació en Chaco, una provincia pobre del norte argentino. Ese no es su nombre de bautismo, pero a ella no le agrada que publiquen el masculino. Su madre murió cuando tenía sólo 3 años y creció con su padre. El deseo de ser mujer la persiguió toda la adolescencia hasta que a los 17 años dejó sin habla a su familia al aparecerse vestida de mujer y maquillada en una fiesta de cumpleaños.

Su vida no fue fácil. Aprendió corte y confección, fue modista y tuvo trabajos varios. Cuando juntó el dinero suficiente, se hizo la cirugía para rellenarse de silicona y moldearse enormes senos, requisito ineludible para triunfar como vedette. Gracias a ese cambio consiguió un trabajo teatral en reemplazo de Cris Miró, pionera de los travestis locales. Luego conoció al empresario de espectáculos Gerardo Sofovich y de esa manera llegó al teatro y la televisión. Florencia es novia del odontólogo Pablo Goycochea, de 32 años, separado y con dos hijos. Goycochea es como cualquier enamorado, llevando a la diva al teatro todos los días, tomando sol con ella en la playa. Florencia dice que es el hombre de su vida y que planean casarse este año, pues en Buenos Aires es válida la unión civil entre personas del mismo sexo. Tienen planes de adoptar un hijo y formar una familia.

A pesar de su fama, Florencia sigue haciendo las compras en el supermercado y cuenta que en su casa no usa bata de seda ni plumas. Se demora dos horas en "producirse" (maquillarse), dice que las mujeres son las que más fantasías se hacen con ella, y hasta le echan piropos por la calle, aunque reconoce que a muchas les provoca celos porque no tiene ni un gramo de celulitis. Se cuida mucho: contrata la comida dietética del doctor Cormillo y va al sicoanalista. Es adicta a los zapatos y las carteras, la hace llorar la ausencia de su mamá, tiene un camarín lleno de imágenes de vírgenes y santos y confiesa estar cansada de que la ataquen por su sexualidad, pues quiere ser valorada como artista.

Actuar en la calle Corrientes es la consagración de cuanta mujer aspira al título de diva. En el show, llamado Diferente, hecho especialmente para ella, Florencia baila el can can, zapatea como bailaora, hace reír con un irreverente monólogo, en esa mezcla de vedette y cómico que ya la ha hecho famosa y que es tan típica de la revista porteña.

Su éxito también le ha generado agudas críticas, como las de Moria Casán, la más famosa vedette: "Una carrera no se construye con pito, barba y silicona", le disparó.

Ídolo familiar

El mayor éxito de Florencia ha sido su actuación en la telenovela Los Roldán, que se emite diariamente a las 9 de la noche y es la serie más vista de Argentina.

Los sociólogos tendrán que explicar por qué un travesti ha logrado ganar la audiencia de las familias que miran televisión después de la cena, la simpatía de las abuelas, de las madres que cocinan, de los niños que ven el programa antes de irse a dormir, y de más de un padre que de pronto se ha vuelto fanático de las telenovelas, aunque sólo sea para ver a la excitante diva.

El personaje de Florencia en Los Roldán es también un travesti de nombre Laisa -una abreviación de La Isa (por Isabel)-, que es la hermana del protagonista, un jefe de familia pobre que de pronto es nominado para recibir una cuantiosa herencia.

Laisa Roldán es la reina de una murga barrial, sensible, generosa y enamoradiza. Cuenta con el apoyo familiar, aunque cada tanto su hermano la ataca al grito de Raúl, el nombre que figura en su documento de identidad.

La telenovela dio un vuelco cuando Laisa conoció a Emilio Uriarte, un empresario conservador, mujeriego, casado, padre de un hijo y propietario de una empresa, muy seguro de su virilidad.

Aunque no ha habido besos, la pareja se ganó el amor de la audiencia, y los autores de la serie tuvieron que cambiar el libreto para convertir a Laisa y Emilio en protagonistas, cuando antes cumplían dos roles secundarios.

La atracción de la serie es la complicidad del público con Laisa, pues su enamorado no conoce el secreto que los televidentes sí comparten.

La clave del éxito

Florencia recuerda el caso de Roberta Close, declarada la mujer más hermosa de Brasil, aunque con la diferencia de que Roberta es transexual y se hizo operar para eliminar todo rastro masculino de su fisonomía, mientras que Florencia es travesti y mantiene sus atributos masculinos y femeninos, la clave de su éxito.

"Soy travesti y trabajo de travesti, dijo hace poco Florencia para explicar las razones de su fama. Pienso como hombre y siento como mujer. Viví de los dos lados. Yo estuve en la vereda de enfrente y me crucé. Mi cabeza siente ambos sexos".

¿Cuál es el encanto de Florencia? ¿Por qué ha logrado convertir a un travesti, personaje visto como marginal en la sociedad, en el más popular de la Argentina actual?

"La sociedad argentina ha cambiado en estos años y hay elementos de mayor tolerancia al travestismo, al cambio de sexo, a la homosexualidad. La legislación de la ciudad de Buenos Aires legaliza las uniones entre parejas del mismo sexo y es una de las más avanzadas de América Latina en este tema", dijo a SEMANA Sergio Cesarini, profesor de la facultad de ciencias sociales de la Universidad del Salvador en Buenos Aires.

"Florencia es la antidiva, compite con importantes artistas desde el absurdo, expresa una especie de osadía, porque son muchos los que quisieran saltar esos límites y ella se animó. Somos una sociedad muy acartonada. Que alguien de manera desfachatada se plante y diga: 'Así soy yo', es lo que le da su simpatía".

Además, agrega Cesarini, "la estructura del personaje la hace muy simpática especialmente para las clases populares. Laisa es una persona de barrio, la más sencilla en sus costumbres, en su forma de expresarse, no de clase media".

Cesarini comenta que algunos intelectuales critican a las mujeres porque una no-mujer les ha quitado protagonismo en un terreno exclusivamente femenino como el teatro de revista -"una cesión de espacios de las 'vedettes' femeninas"-, pero el profesor no comparte esta opinión y cree que el fenómeno Florencia hace parte de este cambio social de mayor tolerancia.

"A los 28 años he tocado el cielo con las manos. Estoy al lado del hombre que quiero, rodeada de mis amigos y de mi familia, estoy en el programa más visto de la televisión y encabezando en la calle 'Corrientes diferentes', la obra que Gerardo Sofovich armó para mí", resume Florencia.

¿Qué más puede pedir?