Home

Gente

Artículo

Fundadora de un imperio

Detrás del éxito de la casa Jolie de Vogue está la tenacidad y el empuje de una barranquillera que se hizo a puro pulso.

20 de septiembre de 1993

CUANDO LOS COlombianos escuchan el nombre Jolie de Vogue, la mayoría piensa que se trata de una gran multinacional francesa de maquillaje. Pero la historia detrás de lo que hoy es un gigante de los cosméticos es muy distinta. Tras esta empresa está María Cortez de Chávez, una colombiana que inició su carrera hace 38 años repartiendo cosméticos en droguerías y almacenes de cadena. Desde aquellos días, cuando María montó en el garaje de su casa una modesta fábrica de esmaltes, demostró que era una verdadera triunfadora. Y el tiempo le dio la razón. Hoy ella es la cabeza de Vogue la firma de productos de belleza más grande del país.
Pero el éxito no ha sido fácil. El año de 1955 marcó el comienzo de una vida dedicada al trabajo. El nuevo negocio era una empresa familiar de carácter artesanal, sobre la que estaban fundadas todas las esperanzas de Maria y de su esposo Roberto. La idea era fabricar cosméticos que estuvieran al alcance de cualquier bolsillo. El trabajo era agotador y los recursos escasos. Sin embargo, al poco tiempo de haberse iniciado en este ramo, lograron adquirir una pequeña fábrica, donde la produccion era más acelerada y efectiva. Así nacio la marca Vogue.
Rápidamente los Chávez descubrieron que todavia les quedaban muchos mercados por conquistar. Decidieron entonces fundar la marca Candy, que buscaba atacar un mercado popular con productos a muy bajos precios. Y la estrategia dio buenos resultados. Poco a poco fue llegando la hora de pensar en grande, sin más salida que la de empeñar todo su patrimonio, compraron una bodega en donde instalaron el pequeño imperio naciente. Con los años, continuaron ganando terreno y bajo la batuta de Maria nacieron otras marcas como Jolie de Vogue, Innovations 2000, Wendy y Vanity Collection, siempre con el proposito de aumentar su participación en el mercado de los cosméticos y diversificar su producción.
La cara de Maria de Chávez no es conocida por muchos, pero lo cierto es que su presencia es decisiva en los principales eventos de belleza y modelaje del pais. Desde hace seis años, Jolie de Vogue es patrocinadora oficial del Concurso Nacional de Belleza de Cartagena, y logró obtener la franquicia del concurso Miss Universo para Colombia. Según sus propias palabras, "haber conseguido estas distinciones nos permitió desplazar a otras firmas de maquillaje. Así logramos proyectar nuestra imagen no en Colombia sino en el mundo entero"
A ojos de muchos, ella es quien "pone la plata", para el reinado de Cartagena. Las cifras demuestran que Jolie de Vogue gasta al año alrededor de 1.000 millones de pesos sólo en publicidad, y una buena tajada se va en propaganda durante el concurso. Maria de Chávez paga anualmente 60 millones de pesos por la franquicia del evento, y los gastos no paran ahí. A cada uno de los 20 peluqueros que asisten con las candidatas se les entrega un equipo completo de belleza que bien puede valer un millón de pesos. Además a cada concursante se le obsequia un maletín de cosméticos avaluado en medio millón de pesos. Fuera de esto, María ofrece todos los años una impresionante cena para 300 invitados, y una celebración privada en un yate el día del desfile de las balleneras. Como si fuera poco, la firma celebra un contrato de exclusividad por más de seis millones de pesos con la candidata elegida como señorita Colombia para que presente durante su año de reinado los nuevos productos de la casa. De todo esto lo que queda claro es que María de Chávez tiene en sus manos un verdadero imperio de la belleza.
La verdad es que uno de los grandes logros de esta mujer es el de haber sabido derrotar siempre a su competencia. Así lo demostró cuando destronó a Mon Reve como patrocinador oficial del Reinado Nacional. Y lo demuestra aun frente a su marido, quien decidió retirarse hace ocho años de la empresa para fundar su propia industria de productos de belleza. Roberto Chávez no solo es dueño de Luzette sino también es la mejor competencia de su esposa. Y otra de sus virtudes como mujer de negocios es, según afirman quienes la conocen, la de ser una feroz negociadora. Esta ha sido la fórmula que le ha permitido consolidarse como la número uno en el ramo de los cosméticos.
Pero las fronteras del país parecen ser muy estrechas para las ambiciones deMaría de Chávez. Desde 1983 comenzó a exportar su línea de productos a Panamá. Hace dos años penetró el mercado de los Estados Unidos, y más recientemente los de Bolivia, Perú, Guatemala, Ecuador y Costa Rica. Una hazaña nada despreciable. Al hablar de todo esto, se hace evidente que uno de sus mayores retos fue la conquista del país del norte. "Cuando entramos al mercado de los Estados Unidos lo hicimos muy tímidamente' pues competir con 1.500 marcas no era tarea fácil. Actualmente hemos logrado posicionarnos en 75 puntos de venta' y eso es definitivamente un gran paso". Lo que ahora viene es la conquista de los mercados del sur de Latinoamérica, pues según dicen, María de Chávez no conoce límite alguno. Y eso lo demuestra su historia.