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Guillermo Espinosa | Foto: DAVID AMADO/SEMANA

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Hábitos de vida: no todo es trabajo

Cada vez son más los empresarios que en las mañanas cambian la corbata por el atuendo deportivo. Para muchos, el deporte de alto rendimiento ya no es un simple 'hobby' sino un estilo de vida.

1 de diciembre de 2012

Pese a que tienen agendas muy apretadas, los presidentes de compañías siempre encuentran un espacio para el deporte. El tiempo ya no es una excusa y, por eso, casi todos los días se levantan antes de las cinco de la mañana para entrenar al menos durante hora y media. El mal clima tampoco es un impedimento y, así llueva, truene o relampaguee, salen a la calle con impermeable en mano. Para la mayoría no se trata simplemente de ir a hacer ejercicio al parque, sino de prepararse para una competencia específica que trazan en su calendario como si fuera una reunión de negocios inaplazable.

En lugar de jugar golf o tenis, ahora es muy común que los altos ejecutivos monten bicicleta y participen en las maratones y triatlones más prestigiosas del mundo. Aunque muchos trabajen en empresas rivales, en la pista se vuelven íntimos amigos e incluso se ponen de acuerdo para inscribirse en la mismas competencias. Para conocer esa faceta de deportistas consumados, SEMANA acompañó a algunos de estos empresarios en sus recorridos matutinos por la sabana de Bogotá.
 
Pasión por el ciclismo
 
Guillermo Espinosa
Gerente general de Mapfre Reaseguros Colombia
 
“Concebirme hoy sin ciclismo es muy difícil”, es lo primero que dice Guillermo Espinosa ante la pregunta de por qué escogió ese deporte. No es para menos, pues desde hace 30 años cuando iba al colegio en bicicleta, no se ha desprendido de ella y esa disciplina ha forjado su vida. Para él, las virtudes que se adquieren con el ejercicio se reflejan en muchos otros ámbitos, pues le permiten una mayor resistencia al dolor y control psicológico de situaciones adversas. Además, una de las grandes satisfacciones que le deja el deporte es contar con amigos tan cercanos como los que forman La B, el grupo de ciclismo al que pertenece. “No tenemos un entrenador dentro del equipo y la mayoría no competimos, así que no somos de la división A, la élite, sino que somos La B” cuenta entre risas. El hecho de que no participen en carreras profesionales no significa que no se reten en los paseos que organizan todos los años. Lo importante es que cada desafío siempre está enmarcado en un espacio de total camaradería.
 
Banquero en forma
 
Bernardo Noreña
Presidente de Citibank Colombia
 
Bernardo Noreña cambió el cigarrillo por el ciclismo hace más de cinco años. Al comienzo se sentía todo un campeón cada vez que subía a Patios, en la vía a La Calera, pero a los pocos meses su cuerpo le empezó a exigir nuevos retos. Con la asesoría del médico deportólogo John Duperly, decidió someterse a un estricto programa de entrenamiento que le ayudó a pasar de 60 kilómetros semanales a casi 280. Desde entonces, Noreña no solo ha realizado diferentes trayectos por el país, sino también ha organizado paseos a los Pirineos para hacer las mismas etapas de montaña del Tour de Francia. Para lograrlo, practica al menos tres veces a la semana en una bicicleta estática con simulador que tiene en su casa, mientras que los sábados y domingos sale a terreno junto a sus compañeros de La B. A él la fórmula le ha dado tan buen resultado que ahora también quiere contagiar a sus empleados. “Cuando me reúno con ellos siempre les digo que así como en su correo de Outlook programan las reuniones, se pongan una cita con el deporte”.
 
El corredor incansable
 
Alfonso Gómez
Presidente de Telefónica Colombia

Hace casi diez años, cuando Alfonso Gómez fue a un chequeo de rutina, su médico le insistió en hacer deporte con juicio. Decidido a abandonar el sedentarismo, empezó a correr distancias cortas, pero pronto descubrió que su fuerte eran los fondos. Hoy, su trayectoria incluye las cinco cumbres de todo maratonista (Nueva York, Boston, Chicago, Londres y Berlín) y marcas que cualquier aficionado envidiaría. Luego de su debut en la Maratón de la Gran Manzana, que terminó en más de cuatro horas, el año pasado completó los 42 kilómetros de Londres en escasas dos horas y 59 minutos. “Yo disfruto mucho el entrenamiento, pero todavía me cuesta trabajo madrugar”, admite. Si bien el régimen de ejercicio es muy exigente y requiere dedicación, para él no supone un sacrificio. No solo ha visto que rinde mucho más en el trabajo, sino que el deporte también es una razón más para reunirse con su familia, que siempre lo va a animar a sus carreras.
 
El dúo dinámico
 
Rafael Nieto y María José Silva
Presidente de la consultora NSG / Ortodoncista
 
A veces es difícil que la familia entienda las salidas a las cinco de la mañana o las largas jornadas de entrenamiento los fines de semana para hacer deporte. Sin embargo, el problema desaparece cuando la pareja entrena con la misma rigurosidad. Ese es el caso de Rafael Nieto y María José Silva, esposos y deportistas consagrados. Silva que nadó competitivamente desde los 10 años hasta que entró a la universidad, corre desde hace 15 y monta bicicleta hace siete. Aun con hijos pequeños, trabajo y obligaciones, saca el tiempo para ejercitarse. “Yo siempre estoy lista para un triatlón olímpico”, asegura. Lo mismo hace su esposo, quien así esté en un viaje de negocios aprovecha para conocer la ciudad corriendo por sus calles. Hace poco participaron en el 10K de Nike en Bogotá, pero eso no representa un gran reto para ellos. “El día que menos corres, haces 10 kilómetros”, dice Nieto. Por eso, su siguiente desafío será la maratón de París, que esperan completar el próximo año y aprovechar su estadía para recorrer de nuevo la ciudad del amor.
 
Imitando a un héroe
 
Héctor Uribe
Socio fundador de Escalar
 
Héctor Uribe recuerda a su papá como un ciclista incansable. Por eso, después de que murió de un ataque cardiaco durante un entrenamiento, en lugar de huirle a ese deporte, decidió seguirle los pasos a su padre. No fue un simple pasatiempo, sino una obsesión. “En el colegio oía las carreras durante las clases y a los profesores les tocaba decomisarme los radios”, contó mientras descansaba tras una fuerte subida. Aunque estaba preparado para ser ciclista profesional, su madre lo convenció de que estudiara Arquitectura. Aun así, su trabajo no lo ha alejado del deporte. Junto con un grupo de amigos que comparten la misma afición, entrena tres veces a la semana y los sábados y domingos hace recorridos mucho más largos. Pero el mayor reto todavía está por venir. No contento con estar preparándose para hacer unos tramos en Los Alpes el próximo año, también quiere participar con su esposa en una de las grandes competencias de triatlón: el medio Ironman.
 
Retroceder nunca
 
María Carolina Sánchez
Gerente de Relaciones Corporativas de Microsoft Colombia
 
Cuando María Carolina Sánchez empezó a correr hace tres años, una media maratón le parecía una eternidad. Ahora, 21 kilómetros son pan comido. Este fin de semana, por ejemplo, participará en el medio Ironman del lago Calima, una de las triatlones más exigentes del país con recorridos de 90 kilómetros en bicicleta, 21 a pie y 1.900 metros a nado. La hazaña no sería posible sin Goodwill Runners, un equipo de altos ejecutivos que entrenan sin falta de martes a domingo bajo la dirección de Will Vargas. El grupo estaba conformado originalmente por socios del club El Nogal que se unieron para seguir haciendo deporte después de la bomba de 2003, pero con el tiempo se le han sumado decenas de aficionados. “No somos profesionales, pero parecemos Falcao en la mitad de cualquier carrera. La sudamos toda”, reconoce María Carolina. Como ella, los demás integrantes de Goodwill no se conforman con un solo triunfo y, por eso, siempre que cruzan la meta ya están pensando en el siguiente reto.