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Patrick y Susan posan con su hija Nancy. Han sido padres en cuatro oportunidades, pero la s autoridades alemanas les han quitado la custodia de tres de sus hijos. Dos de ellos nacieron con deficiencia cognitiva

controversia

Hermanos y amantes

Llevan una relación de pareja, tienen cuatro hijos, y en defensa de su amor están luchando por despenalizar el incesto en Alemania.

10 de marzo de 2007

Patrick Stübing y Susan Karoleski se conocieron hace siete años, se enamoraron, viven juntos y han tenido cuatro hijos: Erik, Sahra, Nancy y Sophia. Hasta ahí la historia parece la de cualquier pareja. Lo que los pone en la palestra pública es que son hermanos, y su relación rompe uno de los últimos grandes tabúes sexuales en Europa.

Patrick ha estado encarcelado en dos oportunidades, ya que el Código penal alemán condena las relaciones sexuales entre parientes en primera y segunda línea de consanguinidad. Ahora los jóvenes han iniciado una de las más controversiales luchas jurídicas en la historia de ese país y su caso espera el fallo de la Corte Constitucional. Piden eliminar el artículo 173, que castiga el incesto, para que su unión pueda ser legal. Esto ha dividido la opinión pública. Mientras algunos consideran que su relación es inmoral e irresponsable, otros creen que tienen derecho a estar juntos y que Alemania debe despenalizar el incesto igual que otros países como Francia, Bélgica, Holanda, Portugal y Turquía.

Ellos no se conocían porque su madre, Annemarie, acosada por problemas económicos, dio en adopción a su primogénito. La familia vivía en el estado de Sajonia, antigua Alemania Oriental, y él se crió cerca de Berlín y se convirtió en cerrajero. Al cumplir la mayoría de edad pidió ver a su madre biológica y un par de años más tarde ella accedió al encuentro. Fue entonces cuando conoció a su hermana, siete años menor que él. Iba a ser una simple visita, pero Patrick terminó por mudarse a la casa materna. Sólo seis meses más tarde la señora murió de un infarto y sus hijos quedaron solos. La tristeza, el profundo amor y la atracción que sintieron desde el primer día llevaron a que ellos comenzaran una relación de pareja. Pocos meses más tarde Susan quedó embarazada y a los 16 años dio a luz a su primer hijo, Erik.

La felicidad del nacimiento duró poco. Las autoridades, informadas de la situación, acusaron a Patrick de sostener relaciones sexuales con su hermana. Por ser la primera vez ,no pasó en la cárcel los tres años que ordena la ley, y en cambio recibió libertad condicional. Como Susan era menor de edad, no le hicieron cargos, pero les quitaron al bebé, que fue dado en adopción. Luego tuvieron otras dos niñas con menos de un año de diferencia entre ambas, Sahra y Nancy. Como consecuencia, Patrick fue condenado a 10 meses de cárcel y las pequeñas también fueron retiradas de la custodia de la madre y entregadas a familias adoptivas.

Para sorpresa de las autoridades, Susan quedó embarazada de nuevo antes de que Patrick quedara tras las rejas. En 2005 nació Sophia, la cuarta hija de la pareja, y por ese bebé, que confirmaba una vez más que los hermanos seguían siendo pareja, Stübing fue condenado a otros dos años de prisión. Para entonces, el caso ya se había vuelto público. Los hermanos eran criticados por una sociedad que a pesar de ser bastante abierta en cuestiones sexuales (el matrimonio gay fue aprobado en 2001), aún no estaba lista para afrontar el tema del incesto.

Durante la estancia de Patrick en prisión, Susan quedó embarazada de nuevo, esta vez de un hombre de 49 años amigo de su difunta madre. Durante algún tiempo pareció que la relación entre los hermanos terminaría, pero ella decidió volver a los brazos de Patrick y dejar a la recién nacida en manos del padre. Ahora Patrick, de 29 años, y Susan, de 22, luchan por vivir como una familia y para que les sean devueltos sus hijos.

"Si a ellos no les hubieran quitado los niños, no habrían tenido tantos. Sólo querían un bebé", explicó a SEMANA Endrik Wilhelm, el abogado de la pareja. Se sabe que dos de los niños sufren algún tipo de discapacidad cognitiva. Como aclaró a esta publicación el genetista colombiano Emilio Yunis, el incesto biológico es la homocigotización de genes. Esto quiere decir que la probabilidad de que en la fecundación se encuentren genes recesivos con problemas es muy alta, pues los hermanos tienen una constitución genética igual en un 50 por ciento. Por lo tanto, las enfermedades hereditarias como el albinismo, algunos tipos de cegueras y sorderas, al igual que las deficiencias cognitivas, tienen un alto riesgo de presentarse en estas uniones.

Y a pesar de que en muchos países el incesto está penalizado para evitar que nazcan niños con problemas genéticos, este no es el caso en Alemania, pues el pasado nazi hizo que el tema de la discriminación genética se volviera tabú. "Ante la ley todos los bebés son igualmente importantes y no existe ninguna ley que trate de reducir la probabilidad del nacimiento de niños con problemas tanto físicos como cognitivos. Por lo tanto, este factor es irrelevante", dijo Wilhelm. Los defensores de la despenalización del incesto han subrayado mucho ese punto, pues aseguran que ni a las mujeres mayores de 50 años ni a las personas con retraso se les prohíbe tener hijos, y que los riesgos son similares a los del incesto.

Por ello a Patrick no le sirvió haberse hecho la vasectomía, pues lo que la ley le prohíbe es tener relaciones con su hermana. Esa normatividad lleva al absurdo de que, como dijo a SEMANA Joachim Frömling, abogado alemán que conoce a la pareja, "los hermanos mayores de edad pueden besarse y tocarse de manera sexual, dormir en la misma cama y tener todo tipo de prácticas sexuales menos el coito convencional, aseguró. Eso es ilógico. O se prohíbe todo o no se prohíbe nada. Además, que el parágrafo sea eliminado no significa que ahora todos los hermanos vayan a tener relaciones de pareja", concluyó.

Según un sondeo realizado por la revista Der Spiegel, el 70 por ciento de los alemanes está en contra de la despenalización del incesto. Pero varias personas han expresado su apoyo a los hermanos, pues creen que son muy valientes al mostrar una realidad que se da en muchos lugares del mundo, pero de la cual nadie se atreve a hablar en público. Por ahora, la pareja vive con su hija Sophia, la única que mantienen en custodia, y esperan el fallo que, según los abogados, se podría dar antes de finalizar 2007. Si el artículo del Código penal sigue vigente, Patrick, quien se encuentra desempleado y ha sido rechazado en diferentes trabajos por tener antecedentes, regresaría a la cárcel. Nadie podría asegurar, en ese caso, que ello significaría el final de su extraña historia de amor.