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James Rodríguez, de 23 años, se puso la camiseta del Real Madrid hace poco más de un mes. Falta mucha tela para cortar: 37 fechas de liga, Copa del Rey y Liga de Campeones | Foto: Foto: A.P.

FÚTBOL

James Rodríguez: ¿juicios prematuros?

James Rodríguez carga dos pianos: la ansiedad de los medios e hinchas y su alto costo. Nicolás Samper explica por qué hay escépticos sobre su rendimiento.

30 de agosto de 2014

Pocos jugadores han ganado en 90 minutos un título europeo. James Rodríguez hace parte de esa elite: lo logró hace menos de un mes cuando el Real Madrid derrotó al Sevilla 2-0 en la disputa por la Supercopa de Europa. Y en 270 minutos –menos, si se cuentan con precisión los minutos que estuvo en el campo– disputó dos finales y perdió una: la de la Supercopa de España ante el Atlético Madrid. Eso sí, fue el único de su equipo que hizo algo diferente para cambiar ese destino marcado de perder un trofeo, justo ante el rival de patio.

Pero para algunos no es suficiente y caen en el error de confundir dos conceptos: uno, el de saber que James va a dar mucho más de su fútbol a medida que se adapte al Real Madrid. El otro, el de adelantarse al futuro y considerar que James no podrá trascender en el popular club español y que no va a ser capaz de ser figura. Para saber si eso ocurrirá o no, solamente habrá que darle tiempo. La impaciencia suele generar esa clase de sentimientos. Y también los altos precios pagados por los clubes. La mente del hincha madridista, aunque evoca a Di Stéfano, Hugo Sánchez, Ronaldo, Suker o Zamorano, también recuerda fiascos financieros y deportivos como Nicolás Anelka, Gheorghe Hagi, Robert Prosinecki o Robinho, cracks que parecían tener colgado un collar de kriptonita cuando salían con la casaca blanca al campo. James costó 80 millones de euros, lo que supone una gran expectativa en torno a su rendimiento, de acuerdo a su valor.

Pero el colombiano no es el primero que se ve sometido a esta clase de enjuiciamiento basado en los billetes: Zinedine Zidane, el mismo que con un gol de otra galaxia le dio la Champions League la Liga de Campeones en 2002 ante el Bayer Leverkusen en Glasgow y que hace parte del Olimpo contemporáneo de la institución recibió duros varillazos de la prensa en sus primeros encuentros porque no encontraba su lugar en el campo, más teniendo en cuenta que el Real había pagado por su pase 70 millones de euros a la Juventus en el 2001.

Ni hablar de un hombre que hoy comparte entrenamientos con James Rodríguez: el galés Gareth Bale, fichado por los merengues en más de 100 millones de euros al Tottenham Hotspur tuvo que soportar pitos y titulares de periódicos que sellaban a fuego su fracaso en el Santiago Bernabéu. Su destino cambió radicalmente cuando Bale, en un sprint digno de Forrest Gump, dejó hecha trizas la defensa del Barcelona antes de marcar el tanto que le dio a los merengues la última final de la Copa del Rey. Y sus acciones terminaron al alza luego de marcarle al Atlético Madrid en la final de la Champions League.

Zidane, Bale y ahora James, guardan factores en común: son futbolistas virtuosos a su manera, recibieron críticas basados en la relación precio vs. rendimiento en el campo y los tres hicieron gol en finales. Para infortunio de James, su tanto no sirvió para ganar la Supercopa de España. De haberla ganado el Real Madrid, seguramente Alex Candal, periodista de DirecTV no hubiera enarbolado la frase de que “James hizo el gol más feo de la historia” en aquel duelo ante el Atlético Madrid, o Amalio Moratalla, columnista de Marca, se habría ahorrado tinta en su concepto sobre James en ese partido: “Creo que James debería pensar que triunfar pasa por algo más, por mucho más, que marcar. Su salida revolucionó (golito incluido), pero es más jugador que lo exhibido ayer. No hizo olvidar ni por un minuto al renqueante CR7”.

De hecho su propio brillo en el Mundial pasado colaboró con el delirio de algunas mentes efervescentes que pensaban que cuando tocara el primer balón, haría un gol como ante Uruguay o que desparramaría a dos defensas y luego lanzaría una vaselina sobre el arquero, como contra Japón.

Esas postales que dejó en Brasil 2014 el noble James probablemente se repitan en el Real Madrid. Por eso hacer un juicio sobre su rendimiento es casi que una necedad. Fiorentina, Sevilla, Atlético Madrid y Córdoba han sido las únicas camisetas que ha enfrentado el número 10. Falta mucha tela para cortar: 37 fechas de liga, Copa del Rey y Liga de Campeones.

Con su voz tímida y dubitativa, el colombiano, durante un acto de presentación de indumentaria con el equipo, dejó claro que su deseo es triunfar y que está recorriendo el camino para llegar a esa meta: “El Real Madrid es un club de otro mundo, un club único y poco a poco espero mejorar”.

La frase es de un talentoso que hasta ahora ha jugado bien, pero quiere hacerlo mejor.