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| Foto: AFP

CARRERA

Javier Bardem, el villano perfecto

Algunos dudaban que Javier Bardem pudiera volver a convencer como el malo de una película. Pero su papel en 'Skyfall' le recordó al público y a la crítica por qué el español es uno de los mejores actores del momento.

10 de noviembre de 2012

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables y Javier Bardem lo sabe. "Un villano de Bond es un género por sí solo. Debes rendirle tributo a lo que otros hicieron antes", afirma el español sobre su papel de Raoul Silva en Skyfall, la nueva película del agente con licencia para matar. Sin embargo, más que el fantasma de los otros enemigos del 007, Bardem tenía un reto mucho mayor: vencer su propia interpretación del sociópata Anton Chigurh en Sin lugar para los débiles, que en 2008 le mereció los premios más importantes del cine, incluido un Óscar y un Globo de Oro.

Tanto Bardem como el público sospechaban que no sería tarea fácil. Después de todo, ambos personajes eran asesinos, sin un ápice de compasión, con un corte de pelo llamativo y encarnados por la misma persona. Además, acostumbrado a roles dramáticos e intensos, su elección como antagonista en una película de Bond fue muy atípica. Pero desde el estreno de Skyfall, que llegó a Colombia el fin de semana pasado, la crítica se ha deshecho en elogios para el español, quien una vez más recuerda por qué es uno de los actores más cotizados de Hollywood.

A sus 43 años, para Javier Bardem la clave es sencilla: "Un hombre debe tener un código. Yo tengo el de creer en lo que estoy haciendo; si no, no tengo posibilidades de éxito", dijo a la revista Esquire. Por eso, desde el comienzo de su carrera se ha tomado el oficio muy en serio y siempre ha sido selectivo en sus roles. Empezó a actuar desde que tenía 6 años y en la adolescencia ganó varios papeles en televisión. Pero el joven canario quería abarcar mucho más. Su interés por la pintura lo llevó a estudiar artes y su amor al deporte lo convirtió en un destacado jugador de rugby.

Aún así, el haber nacido en una familia de actores hizo que volviera a sus raíces. Para 1990 ya había dado el salto al cine con la comedia Las edades de Lulú. Era apenas un papel secundario, pero fue suficiente para que el director de la cinta, Bigas Luna, lo fichara. Pronto, Luna lo volvió a contactar para ofrecerle el rol protagónico de Jamón Jamón, la película que llevó a la fama en España a él y a su hoy esposa, Penélope Cruz. Esa etapa lo ayudó a capturar la atención de otros directores de peso como Pedro Almodóvar, quien le dio un papel secundario en Tacones Lejanos. Pero hasta entonces, Bardem se había limitado a la comedia y solo incursionó en otros géneros desde 1994 con el thriller El detective y la muerte.

Sus interpretaciones, graciosas o dramáticas, eran fuertes y convincentes, así que Almodóvar lo contactó en 1997 para que protagonizara Carne Trémula. Para ese momento, Bardem ya era un artista consolidado en España y sus películas empezaron a ganar notoriedad en Hollywood. John Malkovich fue el primero en abordarlo para que hiciera un papel secundario en The Dancer Upstairs (Sendero de sangre), pero declinó porque no dominaba el inglés. Sin embargo, al director Julian Schnabel eso no le pareció un problema y en 2000 le ofreció interpretar al escritor cubano Reinaldo Arenas en Before Night Falls (Antes que anochezca). "Yo nunca había hecho algo en inglés, así que me negué. Pero Julian insistió e insistió hasta que un día me levanté y dije: '¿Qué demonios estoy haciendo? Este es un gran rol. Aprende inglés'. Y lo hice", contó a la BBC.

Fue un gran acierto, pues al año siguiente ese papel le valió una nominación al Óscar como Mejor Actor, la primera para un español en la historia. En esa ocasión perdió, pero la cinta lo catapultó en Estados Unidos. Malkovich volvió a buscarlo, pero en vez de un papel de reparto le ofreció protagonizar The Dancer Upstairs, que aún no se había filmado por falta de presupuesto. Bardem, mucho más seguro de su inglés, lo aceptó.

Durante su ascenso en Hollywood tuvo cuidado en escoger papeles que realmente demostraran su versatilidad frente a las cámaras. Si para entonces alguno todavía dudaba de su talento, Bardem dejó atónita a la crítica con su interpretación del cuadripléjico Ramón Sampedro en Mar Adentro, cinta dirigida por Alejandro Amenábar. Con esa película obtuvo un premio Goya y una candidatura a los Globos de oro. Desde ese momento su carrera se disparó, lo que se notó tanto en la complejidad de sus personajes como en quienes empezaron a pelearse por tenerlo en sus proyectos.

Directores de la talla de Woody Allen, los hermanos Coen y Alejandro González Iñárritu saben que Bardem, aparte de ser un excelente actor, tiene el toque de Midas. Como si su estatuilla dorada por Sin lugar para los débiles fuera poco, todas las producciones en las que participa consiguen el aplauso de la Academia. Prueba de ello es que Biutiful, una cinta sobre un enfermo terminal que lucha por sacar adelante a sus hijos, le dio su tercera nominación a los Óscar de 2011.

No en vano el director de Skyfall Sam Mendes se tomó el tiempo de convencer al español para que hiciera el enemigo de Bond. "Raoul Silva es un personaje versátil, distinto a cualquier otro que haya interpretado antes. Es astuto, ocurrente y coqueto en una forma perturbadora que ni siquiera yo me esperaba", explicó el director al diario británico The Guardian. De ese modo, si lo que le preocupaba a Bardem era no estar a la altura de los demás antagonistas del 007, puede estar tranquilo. No solo cautivó al público con un personaje que va de amanerado a psicópata en cuestión de segundos, sino a la crítica que sugiere que Javier Bardem es el mejor villano de toda la saga.