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LUTO

Juan Manuel Santos viajará a México por homenaje a Gabo

El presidente viajará a Ciudad de México para asistir al homenaje del Nobel colombiano.

18 de abril de 2014


Aunque se conoce que los restos el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, serán cremados en una ceremonia privada y que el lunes se realizará un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, en la capital mexicana, aún no se sabe a ciencia cierta cuál será el destino final de los mismos.

El embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, informó que el presidente Juan Manuel Santos viajará este lunes a México, y asistirá al homenaje a Gabriel García Márquez.

El gobierno nacional le ofreció a la familia del Nobel el avión presidencial en caso de que quieran trasladarlo a su tierra natal. Pero después de que ser anunció que también se informó que el mandatario Juan Manuel Santos viajaría México en caso de que e decidiera realizar allí las exequias.

“El señor presidente Juan Manuel Santos me dijo que ya habló con doña Mercedes y le ofreció el avión presidencial para lo que la familia considere; pero el presidente está muy impactado con la noticia”, enfatizó el embajador de Colombia en México.

Ya sus allegados informaron que en línea con esta petición los restos de Gabo serán cremados en una ceremonia privada y el lunes se realizará un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, en la capital mexicano en caso de que se decidieran realizar allí las exequias.

Este jueves, el presidente Juan Manuel Santos se dirigió a toda la Nación para honrar la memoria de quien calificó al colombiano más querido y admirado de todos los tiempos y quien más lejos ha llevado el nombre de la patria: Gabriel García Márquez, fallecido en Ciudad de México a los 87 años de edad. Santos envió un mensaje de condolencia a la familia del escritor colombiano y además decretó tres días de duelo nacional y ordenó izar el pabellón nacional a media asta. 

El presidente colombiano afirmó que todo el país está de luto. “Se nos ha ido el colombiano más querido y admirado de todos los tiempos”, y recordó que en el año 1982 llevó al país a la “cumbre más alta” cuando recibió de manos del rey de Suecia el premio Nobel de Literatura. 

El mandatario también les pidió a los colombianos dedicar una oración por la memoria de Gabo en las celebraciones religiosas del viernes santo y recordó que tuvo el privilegio de ser amigo del escritor colombiano, y aseguró que el Nobel siempre lo estimuló a buscar la paz. 

“Gracias, maestro, por su obra, su palabra y su ejemplo (…) Gracias por recordarnos que Colombia y América Latina no estamos condenado a cien años de soledad y que podemos ganarnos –como lo estamos haciendo– una segunda oportunidad sobre la tierra. (…) Gloria eterna a quien más gloria nos ha dado”. 

Estas fueron las palabras del presidente Santos en la alocución de este jueves santo: 

Colombia entera está de luto pues se nos ha ido el compatriota más querido y admirado de todos los tiempos.

Gabriel García Márquez, nuestro premio Nobel, ha sido –y no exagero al decirlo– el colombiano que, en toda la historia de nuestro país, más lejos y más alto ha llevado el nombre de la patria.

Y no lo hizo desde el mundo de la política y el poder. No lo hizo en las luces deslumbrantes del espectáculo. No lo hizo tampoco en el deporte, que tantas glorias nos ha dado.

Gabriel García Márquez trabajó con las palabras y las ideas. Les dio vuelo y las hizo subir a las cumbres de la imaginación, y nos hizo creer –he ahí su carácter excepcional– que eso que soñaba era posible, que los hechos inverosímiles que sucedían en Macondo realmente existían.

Lo cierto es que –para el mundo– Gabo fue un escritor que cambió la vida de sus lectores, que abrió puertas y horizontes a la literatura, y que dibujó con su pluma historias y personajes fantásticos.

Para nosotros, los colombianos, Gabo no inventó el realismo mágico sino que fue el mejor exponente de un país que es –en sí mismo– realismo mágico.

Un país que combina alegría y dolor, poesía y conflictos, en el que las mariposas amarillas cruzan los senderos y hermosas niñas de nombre Remedios ascienden entre sábanas al cielo.

Un país donde todo es posible, sobre todo la vida.

Colombia entera debe tanto a García Márquez…

Él dio voz a nuestros silencios y a las leyendas de nuestros abuelos.

Él apoyó siempre las causas de la justicia y de la educación.

Él nos llevó –un día inolvidable de 1982– a la cumbre más alta de las letras cuando, vestido de impecable liqui-liqui blanco, recibió el Nobel de Literatura de manos del rey de Suecia.

Él nos enamoró de las palabras y pulió –con primor de relojero– no sólo sus cuentos, crónicas y novelas, sino incluso la misma Constitución.

Gabo, quien decía que escribía “para que sus amigos lo quisieran más”, debe saber hoy –desde el Olimpo de los genios– que 47 millones de colombianos lo queremos mucho, ¡muchísimo!, y que el mundo entero, sin excepción, lo despide con honores.

Tuve el privilegio de ser su amigo, y debo decir que él –más que ningún otro– me estimuló siempre, y me acompañó muchas veces, a buscar la paz, a trabajar por la paz.

Nuestro saludo solidario y afectuoso a Mercedes, “la Gaba”, y a sus hijos Rodrigo y Gonzalo, así como a sus nietos y hermanos.

Como Gobierno, y en homenaje a la memoria de Gabriel García Márquez, he decretado el duelo nacional por tres días y he dado orden de que en todas las instituciones públicas se ice el pabellón nacional a media asta, como esperamos lo hagan también los colombianos en sus casas.

Mañana Viernes Santo –cuando tantas personas en el mundo y en nuestro país vamos a reflexionar sobre la muerte de Cristo– dediquemos también una oración por el alma de Gabo y demos gracias por todo lo que nos dio y nos seguirá dando.

¡Gracias, Gabo! ¡Gracias, maestro!

¡Gracias por su obra, su palabra y su ejemplo!

Gracias por recordarnos que Colombia y América Latina no estamos ni estaremos condenados a otros 100 años de soledad, y que podemos ganarnos –como lo estamos haciendo– una segunda oportunidad sobre la tierra.

¡Gloria eterna a quien más gloria nos ha dado!