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Kapax, 36 años de su hazaña

Al mejor estilo de Tarzán, con espíritu valiente y corazón batallador, Kapax logró su fama nadando. Hoy, hace 36 años, braceó por el imponente río Magdalena de Neiva hasta Barranquilla, todo por la ecología.

Pablo de Narváez
29 de junio de 2012

Dentro de tantos animales que habitan las tierras del Amazonas, Alberto Lesmes Rojas encarna el ser mitad hombre mitad pez. Como Tritón, un dios que en la mitología griega tenía su torso de humano, la cola del animal acuático y representaba el mensajero de las profundidades marinas. Le dicen Kapax, nacido el 29 de junio de 1946 en Puerto Leguizamo, Putumayo, en una aldea a orillas del río, dueño de una hazaña sin precedentes tanto en las formas de protestas para el cuidado medioambiental como también en la natación silvestre.
 
El 29 de junio de 1976 desde Neiva, el mismo día en el que 29 velas adornaban la torta de su cumpleaños, empezaba el asombroso viaje a nado por el río Magdalena. Destino: Barranquilla. Recorrió con pantaloneta, cuchillo al cinto y collares de hilo, 1.7 kilómetros empujado por sus piernas, que le servían de aletas; y sus brazadas, implacables como el motivo de su aventura, superaron el millón. Quería llamar la atención sobre la conservación de la flora y la fauna y la importancia de mantener los ríos limpios. La travesía le demandó ocho horas diarias, durante 39 días. Y el 7 de agosto al mediodía, Kapax cruzó el Puente Pumarejo en Barranquilla. Lo esperaban casi 30.000 personas entre curiosos, autoridades y periodistas. A partir de ahí lo llaman el ‘Tarzán criollo’.
 
En una entrevista, Kapax, acostumbrado a tener una anaconda de collar, dijo que “viajar es vivir”. Y vivir para él era nadar. Viajar nadando. Hacer visible la naturaleza. Reconocerse en ella y afirmarse así mismo. “El agua es la gran fuente de la vida, un río sano es el mejor amigo. Quien ama el río, lo protege”, decía. Y proteger significaba luchar contra la depredación de la pesca, la tala indiscriminada de bosques, la contaminación. Ese era su lema de vida. Una vida que, tras el abandono de su padre cuando tenía 8 años, tomó un color especial: se aferró a la imagen de Tarzán, creció viendo en el teatro Solarte Obando de su tierra las películas de su superhéroe favorito, con Johnny Weissmüller como protagonista. Luego, se adentraba en la selva y reproducía sus movimientos. “Tarzán fue muy importante, se encargaba de ayudar a los animales, de proteger los ríos. Era un héroe”.
 
Además, Kapax participó en seis películas y protagonizó una fotonovela. En 1999 realizadores del programa Geo&Geo de la televisión pública italiana filmaron el ‘Último Tárzan’, un documental sobre su vida transmitido por RAI y Raitre, el canal tres de la Radio italiana. En 2002 Álvaro Uribe lo nombró Embajador del turismo y del Medio Ambiente, cargo que jamás le reconocieron oficialmente. Hoy está casado con María Salinas, tiene 3 hijos y desde 2004 trabaja de guía turístico y asesor de imagen del hotel Decamerón en Leticia.
 
Aunque no completó sus estudios académicos, Kapax, así como existe la universidad de la calle, recorrió el aula verde de la selva. Visitó aldeas recónditas con el fin de concientizar a los niños para salvar los bosques- hoy en el país no menos de 470.000 hectáreas de bosques talados al año.
 
El próximo 20 de julio nuestro tarzán espera asistir al desfile militar donde se celebrará la independencia de Colombia, con una bandera que diga “Mi selva, mi rió, mi fauna y mi flora, son sagrados”. Según Kapax, falta interés de la sociedad, educación de la comunidad e iniciativa de las autoridades, “si no se le pone atención a los males que aquejan y amenazan sin piedad la naturaleza, nuestras futuras generaciones no podrán disfrutar de la belleza de nuestro amado terruño”.