Home

Gente

Artículo

El pintor italiano Giuseppe Veneciano hizo un retrato de Oriana Fallaci decapitada titulado ‘Occidente, Occidente’. Este fue vendido recientemente a un coleccionista por 10.000 euros. El cuadro se ha convertido en un símbolo del miedo colectivo a lo desconocido y al extremismo religioso

personaje

La amenaza Fallaci

La xenofobia contra el Islam de la periodista Oriana Falacci es conocida mundialmente gracias a sus libros. Ahora le echará leña al fuego publicando controversiales caricaturas de Mahoma.

25 de marzo de 2006

La periodista italiana Oriana Fallaci no le teme a la muerte, ni siquiera a manos de los islamistas radicales. A sus 75 años y aquejada por un cáncer, está pintando unas caricaturas sobre Mahoma que piensa publicar en periódicos y revistas de Europa y América. Pese a que muchos le adviertan que con ello sólo conseguirá aumentar el odio contra Occidente por parte del mundo árabe, que ya se levantó en diversos países por la publicación de otras caricaturas del profeta. Pero la polémica periodista conservadora está dispuesta a llevar su campaña de desprestigio contra el fundamentalismo islámico y contra los musulmanes, a quienes culpa de haber convertido a Europa en un continente degradado al que llama 'Eurabia', hasta el final.

La pelea de Fallaci contra Alá y sus seguidores comenzó el 11 de septiembre de 2001 con los atentados en Nueva York, ciudad donde reside desde hace muchos años. Estos ataques hicieron renacer en ella un viejo resentimiento que tenía contra los árabes, no sólo por su histórico enfrentamiento con Europa, sino por los inmigrantes procedentes del norte de África y el Oriente Medio que vio llegar a Italia desde niña.

El objetivo de la periodista es herir a los musulmanes con un dibujo en particular que muestra al profeta Mahoma: "Con sus nueve esposas incluida la niña con la que se casó a los 70 años, sus 16 concubinas y un camello llevando una 'burka'". Estas caricaturas serán el colofón de su diatriba contra el Islam que se refleja en sus últimos libros La rabia y el orgullo, de 2001; La fuerza y la razón, de 2004; y Oriana Fallaci, entrevista a Oriana Fallaci de 2005.

La Unión de Comunidades y Organizaciones Islámicas de Italia (Ucoii) le ha advertido que su caricatura adolece de problemas históricos porque "el profeta murió a los 63 años y Aisha era adolescente, no una niña, cuando se casó". Sólo falta saber qué medios se atreverán a publicar esto después de las protestas sangrientas que causaron las caricaturas impresas en enero pasado por el diario danés Jyllands-Posten, ya que pintar la imagen de Mahoma es considerado un sacrilegio por el Islam.

Las anunciadas caricaturas de Fallaci han desencadenado una oleada de críticas contra ella en Europa. Muchos intelectuales la han calificado de "irresponsable" e "infantil". Numerosas personalidades le han pedido que renuncie a esta idea para no empeorar la actual situación de tensión entre Europa y el mundo árabe, y no fomentar el racismo en el Viejo Continente. Sami el Shami, vocero de la Ucoii, dijo a SEMANA que lo único que conseguirá Fallaci con sus caricaturas es: "Beneficiar la causa de los extremistas musulmanes, que seguirán reclutando a jóvenes para realizar la Yihad contra América y Europa".

Con su actitud intransigente contra todo lo musulmán, Fallaci se ha ganado la admiración de sectores de ultraderecha de Europa e incluso de algunas organizaciones neonazis. Gracias a esto, ha perdido parte del prestigio que tenía entre los intelectuales y políticos europeos por sus agudas entrevistas a grandes personalidades. En sus últimos libros y conferencias, Fallaci asegura que los musulmanes se multiplican como "ratas", lo cual ha indignado a las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Ella considera que la publicación de estas caricaturas hace parte de la libertad de expresión en Europa y América, y ha contraatacado a sus críticos diciendo que ellos "nunca protestan por la sátira del Cristo crucificado ni por las caricaturas, películas y obras teatrales que se ríen de los cristianos, especialmente de los católicos". La periodista, que despierta amores y odios pasionales, originó también una disputa acerca de si sabe o no dibujar, pues aunque la calidad de su prosa es indudable, sus talentos como caricaturista son aún un misterio.