Home

Gente

Artículo

“Caroline es una de las personas más inteligentes y comprometidas que conozco”, dijo Obama . Sus imágenes de niña con su padre inspiraron al cantante Neil Diamond su famosa canción ‘Sweet Caroline’

perfil

La joya de Obama

Caroline, la hija del presidente John F. Kennedy, por fin se involucró en la política. Hoy es asesora clave del candidato demócrata.

2 de agosto de 2008

Pese a la influencia de su apellido, Caroline Kennedy se había mantenido por fuera de la actividad de su familia: la política. Todo indicaba que la única hija sobreviviente del presidente John F. Kennedy había decidido cederles la antorcha a algunos de sus primos, más interesados en el mundo de los discursos, los debates y el poder. Hasta ahora, pese a ser una figura pública, ella había llevado una vida extremadamente discreta, volcada a su esposo, sus tres hijos y a las labores filantrópicas y culturales. Y aunque hacía una excepción cuando publicaba algún libro, solía rechazar entrevistas extensas, igual que su madre, Jacqueline Bouvier Kennedy, quien nunca dio una.

Pero a sus 50 años algunos analistas anticipan que la heredera de la familia más legendaria de Estados Unidos se dio cuenta de que difícilmente podrá escapar a su destino. Al parecer, Caroline ha renunciado a su bajo perfil y ha empezado a participar en política a favor de Barack Obama. Y no sólo eso: éste la escogió para formar parte del comité que formó para que le ayude a escoger su candidato a la vicepresidencia.

"Muchos se sorprenden de verme aquí, incluso yo misma", dijo recientemente en un discurso en el pequeño pueblo de Boonville, Indiana. Y agregó con elocuencia que "si lo hago es porque estoy convencida de que estas son las elecciones más importantes que ha habido desde que era niña". Entre los aplausos de los asistentes hizo alusiones al legado de su padre, el último hombre que sedujo a todo un país, y lo comparó con Obama, quien hoy causa un efecto parecido.

Quienes la han visto en acción aseguran que en sus intervenciones exhibe la inteligencia, la fuerza y el carisma de su padre. Por eso muchos observadores piensan que Caroline está dando sus primeros pasos para convertirse en una nueva figura política, más ahora cuando su tío el senador Edward 'Ted' Kennedy está librando la batalla contra un tumor cerebral. Por estos días es normal verla recorrer los pasillos del Congreso y entrevistarse con los líderes de las bancadas que representan minorías. Otros piensan, sin embargo, que su participación se ha limitado a prestar la magia de la leyenda de su apellido al que muchos consideran el Kennedy negro del siglo XXI.

La vida de Caroline ha estado marcada por el drama. Tenía 3 años cuando su papá llegó a la Casa Blanca, y faltaban sólo cinco días para que cumpliera 6 cuando fue asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de 1963. Terminaba así la era de gloria conocida como Camelot en referencia al reino utópico del Rey Arturo. A pesar de la tragedia, ella recuerda que su madre insistió en celebrarle su cumpleaños para tratar de mantener algo de normalidad en la vida de la niña.

Cinco años después, su tío Robert Kennedy también fue asesinado en Los Ángeles cuando era un candidato muy opcionado para llegar a la Presidencia, y en 1994 su madre murió de cáncer. Pero aún le faltaba sufrir, en 1999, la pérdida en un accidente aéreo de su hermano menor, John Jr., quien si bien nunca se dedicó a la política, se había convertido en un ícono mundial, en el fiel representante del glamour de la llamada familia real norteamericana y, de paso, en objetivo favorito de los paparazzi.

Por el contrario, Caroline había aprendido desde pequeña a no permitir que los reporteros, que solían esperarla a la salida del colegio, alteraran su vida. Por eso se propuso mantener en privado su vida familiar con el diseñador Edwin Schlossberg y sus hijos Rose, Tatiana y John, en la actualidad de 20, 18 y 15 años. Era tan grande su obsesión, que no invitó al funeral de su hermano a un viejo amigo de él, cuando supo que había dado una entrevista en televisión acerca de John.

Su educación política comenzó temprano, cuando aún no se graduaba de Harvard y su tío Edward le insistió en que fuera practicante en su oficina de senador. Después de un tiempo, ella prefirió trabajar en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde conoció a su futuro esposo, y en 1988 terminó sus estudios en la escuela de leyes de la Universidad de Columbia.

Ha escrito varios textos relacionados con su carrera, como El derecho a la privacidad, y ha editado best sellers entre los que se encuentran A family Christmas, acerca de los poemas navideños que le gustaban de niña, y una versión del libro de su padre Profiles in Courage. Basada en este creó un premio del mismo nombre que entrega anualmente la Biblioteca John F. Kennedy, que ella preside. Curiosamente, en una oportunidad el senador John McCain, quien hoy se enfrenta a Obama, recibió el galardón que se otorga a personajes capaces de arriesgar su prestigio en causas importantes pero impopulares. Además, es presidenta honoraria del American Ballet Theatre y ha recaudado millones de dólares destinados a la educación pública.

Aun así, el mayor interés de Caroline ha sido la familia Kennedy. De todos sus numerosos miembros tiene la relación más estrecha con su tío Teddy y su prima Maria Shriver, hasta ahora la estrella del clan por haber sido una famosa presentadora de televisión y estar casada con el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

Caroline se define como una mujer intensa que logra lo que se propone y que sigue fielmente la famosa frase de su padre "No pregunten lo que su país puede hacer por ustedes; pregunten lo que ustedes pueden hacer por su país". La única vez que participó en una campaña fue en 1980, cuando Edward Kennedy fue candidato presidencial. "Clinton trató de tentarla con varios cargos durante su presidencia y Al Gore quiso que ella fuera quien lo reemplazara en algunos actos, pero declinó ambos ofrecimientos", recuerda el estratega político David Johnson, presidente de la firma Strategic Vision. Todo empezó a cambiar a mediados del año pasado, cuando Theodore Sorensen, quien fue asesor de Kennedy, escribió en el diario británico The Guardian una columna titulada Barack Obama: el nuevo JFK, en la que dijo que el candidato era el heredero político de su antiguo jefe. Comparó su juventud; el hecho de que Kennedy, al igual que Obama, estaba en su primer período como senador cuando se lanzó a la Presidencia; el pertenecer a una minoría (el primero por ser católico y el segundo por el color de su piel); su educación en Harvard; el sex appeal, y sus discursos esperanzadores.

Meses después, Caroline publicó su respaldo al senador de Illinois en The New York Times, el periódico más prestigioso de Estados Unidos. "Nunca he tenido un presidente que me inspire de la manera como la gente me dice inspiraba mi papá. Creo que por primera vez encontré a ese hombre...", expresaba en el artículo Un presidente como mi padre. Según ella, su acercamiento al candidato empezó porque sus hijos la motivaron a conocerlo.

Barack Obama ha sabido capitalizar ese apoyo. Lo que no está claro es cuáles son las intenciones de Caroline. Pero en cualquier caso, su actividad actual "podría catapultarla como una líder dentro del partido Demócrata", dijo Johnson a SEMANA

Hace algunos años, cuando la revista Time le preguntó si le gustaría hacer política, respondió: "Mis hijos están muy jóvenes y estoy muy feliz de estar a su lado. Así que por ahora, no. Pero nunca se sabe... tengo una vida por delante".