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La somalí dice tener 45 años, aunque no sabe con exactitud la fecha de su nacimiento.

SUPERACIÓN

La modelo nómada

Esta es la historia de una somalí que pasó de vivir en el desierto en condiciones de extrema pobreza a desfilar en las pasarelas más cotizadas del mundo.

6 de noviembre de 2010

El destino de Waris Dirie, originaria de una tribu nómada de Somalia, estaba escrito desde que nació: algún día se casaría, tendría hijos y moriría en el desierto. La única forma de evitarlo sería escapar, algo que solo tuvo el valor de hacer la noche en que su papá anunció su compromiso con un hombre que la triplicaba en edad. Cuando vio a aquel "anciano" se dio cuenta de que esa no era la vida que quería. Por eso unas horas más tarde, mientras su familia dormía, se despidió de su mamá y su hermano menor en silencio, agarró un manto para protegerse del frío y partió hacia Mogadiscio, la capital, aunque no conocía el camino.

Hoy, esa niña somalí que abandonó su hogar a los 13 años es una supermodelo reconocida en todas las pasarelas del mundo, y algunos medios la llaman la 'Cindy Crawford negra'. Han pasado más de tres décadas desde que huyó y solo hasta ahora decidió llevar su historia al cine con la película Flor del desierto, que se estrenó en Colombia hace pocos días. Elton John ya le había propuesto hacer un filme, pero la idea nunca prosperó. Dirie ha escrito cuatro libros sobre su vida y aunque no sabe si lo suyo fue un golpe de suerte, está segura de que, de no haberse arriesgado, sería infeliz. "No tenía otra opción -explicó a SEMANA-. Debía elegir entre casarme con un tipo al que ni siquiera conocía o salir corriendo. Así hubiera muerto en el desierto, habría sido peor quedarme".

La joven por poco pierde la vida en la travesía que emprendió en Galcaio, una región del centro de Somalia. Recorrió descalza cerca de 500 kilómetros, se alimentó con plantas desérticas y, según cuenta en su biografía, casi la devora un león. "Se arrepintió porque tenía tan poca carne que no valía la pena comerme", bromea. Al cabo de varias semanas, finalmente consiguió que un camión la llevara hasta la ciudad, donde se encontró con una tía que le dio posada a cambio de que limpiara la casa. Luego de unos meses, la ayudó a conseguir trabajo como sirvienta en la residencia del embajador somalí en Londres. A su país natal solo regresó 20 años después, cuando la BBC le propuso hacer un documental para encontrar a su mamá, quien se negó a irse a vivir con ella.

Recién llegó a Europa, a Dirie le fue muy difícil adaptarse, pues no hablaba inglés ni conocía a nadie. Seis años más tarde, cuando el embajador terminó su periodo en el Reino Unido, le tocó dormir en la calle varias noches y comer desperdicios. Para completar, su estado de salud empeoraba cada día como consecuencia de la ablación (un procedimiento que consiste en recortar el clítoris) de la que fue víctima cuando apenas tenía cinco años. Sherry Hormann, directora de la cinta, contó a esta revista que su primer encuentro con Dirie fue bastante incómodo. "No quería hablarme, y cuando le pregunté qué era lo que le pasaba me dijo: '¿Tú qué sabes de África si eres una mujer blanca?'"

A Dirie la marcó profundamente ese episodio de su infancia y por eso hoy lidera una campaña contra la mutilación femenina en el mundo. En 1997 fue designada embajadora especial de la ONU y cinco años después creó su propia fundación para suprimir esa práctica ancestral que todavía sigue vigente en gran parte del territorio africano y en algunos asentamientos de inmigrantes en Estados Unidos y Europa. Ha ganado cientos de premios gracias a su labor humanitaria y hace poco fue incluida en la lista de las 30 mujeres más inspiradoras del planeta, según Forbes.

Se siente orgullosa de haber sido una de las primeras personas que se atrevieron a hablar de ese tema en público, pero es consciente de que su discurso nunca hubiera trascendido de no ser por su exitosa carrera en el modelaje. Luego de quedar en la calle, obtuvo la residencia gracias a un matrimonio arreglado con un inglés y, con la ayuda de una amiga, consiguió un empleo en un local de McDonald's, donde un fotógrafo británico la invitó a una sesión en su estudio. Aunque la joven era tímida y el flash de la cámara le molestaba, fue escogida para ser la imagen del calendario Pirelli en 1987, y a partir de entonces le empezaron a llegar propuestas de las agencias y las marcas más importantes del mundo.

Dirie fue invitada a participar en las principales pasarelas de París, Milán y Nueva York, apareció en la portada de las revistas Elle, Vogue y Glamour, y la llamaron para salir en un comercial junto a Cindy Crawford y Claudia Schiffer. También actuó en The Living Daylights, una película de James Bond, y en una ocasión fue elegida como la mujer más hermosa del mundo por la firma de cosméticos Revlon. "Yo fui una de las primeras mujeres negras exitosas en el modelaje durante la década de los 80, pero al principio tuve que superar muchos prejuicios porque algunos clientes desconfiaban del color de mi piel y además me costó trabajo encajar en una industria tan surreal".

Tras diez años de carrera, descubrió que su verdadera vocación no era el modelaje, sino el activismo. "Waris ya no es ingenua ni tímida. Todas esas experiencias por las que pasó la hicieron más resistente", admite Hormann, quien terminó siendo gran amiga de la africana e incluso se encargó de leerle en voz alta el guión de la película. "Estuve muy involucrada con el proceso de filmación, desde revisar el libreto, escoger los actores hasta aprobar la última escena", explica Dirie, de 45 años. Al final, quedó feliz con el resultado y, aunque en la cinta no queda explícito, en la vida real se enamoró de un músico de jazz que conoció en un bar de Nueva York, tuvo dos hijos y compró una casa en Viena. Contra todos los pronósticos, escogió cómo quería vivir.
 
Vea en Planb.com.co más información sobre la película Flor del Desierto.