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Alberto, de 53 años, y Charlene, de 33, esperan tener hijos lo más pronto posible. Las comparaciones de la exnadadora con Grace Kelly son cada vez más recurrentes.

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La nueva Grace Kelly

La familia Grimaldi intenta asegurar la supervivencia de su estirpe con el matrimonio del príncipe Alberto de Mónaco y su novia, la exnadadora sudafricana Charlene Wittstock.

25 de junio de 2011

Charlene Wittstock, prometida de Alberto de Mónaco, recuerda con gracia el primer baile oficial al que asistió como novia del príncipe: "Estaba acostumbrada a vivir en vestido de baño y no tenía ni idea de moda -dijo a la revista británica Tatler-. Ese día había estado jugando voleibol en la playa y no pensé en arreglarme hasta última hora. Pedí prestado un traje verde a una amiga, me peiné yo misma y me pinté las uñas de rojo. ¡Parecía un árbol de Navidad!". Cinco años después del improvisado episodio, no queda ni rastro de aquella nadadora olímpica descuidada con su guardarropa. Charlene ahora es considerada un ícono de la moda e incluso ya varios medios europeos la comparan con la mítica Grace Kelly, madre de Alberto.

De hecho, ya tiene todo listo para su boda el 2 de julio. Ese día contará con la asesoría de un numeroso equipo de estilistas y del modisto italiano Giorgio Armani, quien diseñará su traje de novia. Entre los miles de invitados a la ceremonia religiosa (la civil será el primero de julio) figuran desde el presidente Nicolas Sarkozy, los actores Mel Gibson y Demi Moore, hasta los reyes de Suecia y los príncipes de Asturias. Después de que Charlene y Alberto se den el "sí" en la plaza del Palacio de los Grimaldi, habrá varios conciertos en las calles y fiestas en las mansiones de la familia durante tres días seguidos, pues desde el matrimonio de Rainiero III y Grace el pequeño país no celebra una boda de un príncipe regente.

La mayoría de los expertos en realeza creen que el futuro de la dinastía más antigua de Europa (siete siglos) depende del éxito del enlace. Mónaco está ubicado en la Riviera francesa y su fama de paraíso fiscal y centro del jet set internacional le ha valido duras críticas durante los últimos años. A pesar de que es un Estado independiente y el segundo más pequeño del mundo después de Ciudad del Vaticano, corre el riesgo de que el país galo vuelva a administrarlo, por lo que muchos consideran que la boda es la oportunidad perfecta para renovar su deteriorada imagen.

Cuando Rainiero murió en 2005 y Alberto asumió el trono, los monegascos creían que era una solución temporal, pues al parecer este no tenía planes de buscar una esposa para perpetuar la estirpe. Alcanzaron a circular rumores según los cuales era gay y la prensa del corazón no hacía sino publicar fotos en las que salía acompañado únicamente por modelos y deportistas hombres. De hecho, la falta de interés en el matrimonio obligó a su papá a cambiar la Constitución poco antes de fallecer, de tal modo que Andrea Casiraghi, hijo mayor de la princesa Carolina, pudiera tomar las riendas de la ciudad-Estado en caso de que Alberto no tuviera un heredero.

Sin embargo, las dudas sobre su homosexualidad se disiparon cuando admitió que era padre de un niño y de una adolescente, fruto de dos relaciones pasajeras con una azafata y una vendedora inmobiliaria. Al poco tiempo, también hizo público su noviazgo con Charlene, a quien había conocido durante un torneo de natación en Mónaco. La joven, por entonces de 22 años, había representado a su país en los Juegos Olímpicos de Sydney. Tenía una prometedora carrera por delante, pero decidió cambiar la piscina por la vida de palacio. Hoy, además de usar trajes de alta costura en los eventos oficiales de los Grimaldi, está aprendiendo francés, el idioma oficial del país mediterráneo. Aunque reconoce que el cambio ha sido difícil, dice que está lista para convertirse en princesa. Ahora más que nunca necesitará de su disciplina de deportista para asumir el reto de ser "la nueva Grace Kelly".