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LA PECHOSTROIKA

El destape llegó a la Unión Soviética: Natalia Negoda se empelotó para Playboy.

8 de mayo de 1989


Si Gorbachov no ha podido hacerle entender ni siquiera a Fidel Castro qué diablos es la perestroika, Hugh Hefner, dueño de la revista Playboy, ya la entendió. En su última edición publica en portada ni más ni menos que a una hermosa soviética. Se trata de Natalia Negoda, una actriz de 25 años, cuyas medidas son mucho más atractivas y tentadoras que todas la que se puedan tomar bajo la nueva política de apertura del glasnost y la perestroika.

La moda occidental impuesta por la mismísima primera dama, Raisa Gorbachov, y los concursos de belleza iniciados por Masha Kalinina como primera "Miss Unión Soviética", no eran sino el comienzo de la era del destape. Ni los besos de Reagan y Gorbachov, ni la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán y ni siquiera la reivindicación histórica de los proscritos Trotsky y Bujarín, han sido tan elocuentes como que las fotografías de Natalia desnuda hayan sido concertadas por la propia Sovexport Film, la empresa estatal de cine soviética. Si alguien tenía dudas de que la reestructuración y la transparencia de Gorbachov iban en serio, los senos al aire de Natalia las despejaron.

La única que parece tener dudas es la propia Negoda, que después de este episodio ha tenido que recurrir al Tylenol extra-fuerte y ya no sonrie con igual facilidad. Pero no precisamente porque vaya a ser confinada a Siberia, sino porque nunca imaginó la repercusión que tendría en el mundo capitalista su aparición en Playboy. En una reciente rueda de prensa en los Estados Unidos, ante 60 reporteros, Natalia sorprendió a los fotógrafos con su nuevo look: pelo recogido, suéter de cuello alto y gafas de profesora. Allí dijo que no podía explicar por qué había aceptado posar para la famosa publicación y se negó a confesar cuánto le habían pagado por las fotografías. Agregó además que quería "regresar a casa".
En Moscú, aunque no se han visto las reveladoras fotos, el escándalo gira en torno a su última película, "Pequeña Vera", que rompió todos los récords de taquilla al ser vista por 50 millones de espectadores en los primeros tres meses de exhibición. En la película, que antes de Gorbachov hubiera sido confiscada y su director llevado a prisión, el comunismo aparece como un chiste y el futuro promete más de lo mismo. Narra la historia de una familia en una desvencijada ciudad industrial: un padre alcohólico y una madre al borde de un ataque de nervios por causa de la liberalidad de su hija adolescente. Aunque para los espectadores soviéticos esto ya sobrepasa los límites de lo que estaban acostumbrados a ver, el escándalo lo produjo una tímida escena de sexo, de la adolescente con su novio, en la cual Natalia luce solamente unos diminutos panties.

Esta escena, aunque no hizo temblar al Kremlin, sí hizo dar alaridos a los viejos camaradas que no asocian el destape con los nuevos cambios. No han sido pocos los moscovitas que se tapan los ojos para no ver la escena y que afirman que no conciben a una joven soviética sin camisa. Esto no lo entiende Natalia y así lo confesó a los periodistas gringos. A pesar de las reacciones de la vieja guardia, el mes pasado Natalia recibió el premio como la mejor actriz soviética, aunque "Pequeña Vera" es sólo su segunda película.

Natalia estudió durante cuatro años arte dramático en la Escuela de Artes Teatrales de Moscú y ha trabajado con J.D. Salinger interpretando obras de Boris Pasternak. Hasta ese momento era una actriz más de la nómina en la empresa estatal de cine soviético. Después de su actuación en "Pequeña Vera" se convirtió en el primer simbolo sexual de los jóvenes perestroikos. Ahora, con su aparición en Playboy su fama traspasó la Cortina de Hierro. El distribuidor de la International Film Exchange, encargado de su exhibición, este mes, en los Estados Unidos, confía en que el éxito de esta película pueda ser comparable con el de "Moscú no cree en lágrimas", comedia rusa que fue vista por 2 millones de norteamericanos y que obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera en 1981. Sin embargo, esta expectativa se queda corta frente a los 3 millones y medio de lectores que la vieron en las páginas de Playboy. No obstante, la Negoda afirma que ella jamás hubiera pensado siquiera en la posibilidad de aparecer desnuda en una revista para hombres, si no hubiera contado con la bendición oficial. Y agrega, que siente tristeza de que la gente esté más interesada por su destape que en su trabajo como actriz.

Preparando sus maletas para regresar a Moscú, alguien le preguntó si estaría interesada en ir a Hollywood. Natalia respondió que iría encantada pero que no estaba segura de que en la Meca del Cine se interesaran por ella. Confesó eso sí que sus actores favoritos son Marlon Brando, Dustin Hoffman y Jessica Lange. Y agregó que la polvareda que levantó la película "Pequeña Vera" entre sus paisanos se explica porque a pesar de la cantidad de producciones del cine soviético, no son muchas las películas que muestran abiertamente la cotidianidad tal y como se vive en la URSS. Estas declaraciones que en tiempos de Krushev le hubieran valido el destierro, en tiempos de Gorbachov la convierten más que en un símbolo sexual, en la viva imagen de los postulados de la perestroika.

Por esto, es muy posible que los nuevos vientos que soplan en la Unión Soviética hagan que muy pronto los afectos de los camaradas por el busto de Lenin, empiecen a ser sustituidos por los sentimientos de admiración hacia el busto de la compañera Natalia.