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Marina Chapman dice que aprendió a escalar árboles en cuestión de segundos y a sobrevivir a punta de frutos salvajes al igual que los monos capuchinos.

CURIOSIDAD

La reina de la selva

Una mujer asegura haber vivido en Colombia con un grupo de monos capuchinos durante cinco años. ¿Realidad o ficción?

27 de octubre de 2012

Marina Chapman probablemente sea la única persona en Bradford, Inglaterra, capaz de escalar árboles en cuestión de segundos y cazar pájaros y conejos con sus propias manos. Aunque esas habilidades poco o nada le sirven en la ciudad, cuando apenas era una niña la salvaron de morir en la selva colombiana. Al menos eso es lo que asegura en un libro en el que cuenta cómo sobrevivió sin ningún tipo de contacto humano durante cinco años.

La historia, publicada por el dominical The Sunday Times, bien podría haber inspirado a Edgar Rice Burroughs para crear Tarzán. La obra The Girl With No Name (La niña sin nombre) solo saldrá a la venta en abril del próximo año y entre tanto el público ha podido conocer algunos apartes del extraño relato. Según Marina, una banda de delincuentes la secuestró cuando tenía 5 años. Los bandidos le exigían a su familia una recompensa a cambio de dejarla libre, pero algo salió mal y terminaron abandonándola en la selva. Aunque la mujer no especifica en qué zona del país la dejaron a su suerte, insiste en que un grupo de monos capuchinos -habituales en las costas Pacífica y Caribe y estribaciones de la cordillera de los Andes- la adoptó.

Marina pronto aprendió a moverse y a comer como ellos. Solo se enfermó gravemente una vez cuando ingirió unas bayas venenosas. De esa época no hay mayores detalles y por eso no deja de provocar dudas, pues es improbable que una niña tan pequeña pudiera seguirle el paso a esas criaturas. "Los monos capuchinos hacen largos recorridos en busca de frutos y no necesariamente permanecen en un solo territorio. Se mueven bastante y con una niña a cuestas es muy complicado, sobre todo porque están expuestos a predadores", explicó a SEMANA la experta en conservación María Elfi Chaves, coordinadora de Bosques y Cambio Climático de WWF Colombia.

Aún así, Marina afirma que unos cazadores la encontraron cinco años después, pero en lugar de devolverla a sus padres la vendieron a un proxeneta en Cúcuta. La niña logró escaparse del burdel y, aunque le tocó pasar varios meses en la calle, finalmente una familia la contrató como empleada doméstica. Como no se acordaba de su nombre decidió llamarse Marina Luz. Sus jefes trabajaban en el sector textil y, años más tarde durante un largo viaje de negocios en Bradford, decidieron llevársela consigo. Allí la joven se enamoró del bacteriólogo británico John Chapman, con quien se casó en 1977 y tuvo dos hijas.

Richard Brooks, el periodista que escribió el artículo para el Times y tuvo la oportunidad de hablar con una de las hijas de Marina, considera que solo una parte de la historia puede ser cierta. "Es posible que la hayan abandonado, pero me cuesta creer que pasó tanto tiempo viviendo con monos", dijo a esta revista. Su caso, sin embargo, no es el único ni el primero de niños salvajes criados por animales. Uno de los más famosos es el del ugandés John Ssebunya, quien vivió con monos africanos tres años, y tras su regreso a la civilización estaba desnutrido y ni siquiera podía pronunciar palabra.

Marina, por el contrario, se adaptó fácilmente y ahora prepara un documental sobre su vida y trabaja en una fundación que atiende a jóvenes problemáticos. En 2007 regresó al país en busca de sus seres queridos, pero no encontró rastro de ellos. Quizás cuando el libro y la película sean publicados se despejen de una vez por todas los interrogantes y, por qué no, aparezcan sus padres biológicos.