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LA SARDINA VALIENTE

AUNQUE LE LLOVIERON CRITICAS DE SUS COLEGAS, LA REPRESENTANTE INGRID BETANCUR GANO PUNTOS FRENTE A LA OPINION CON SU INTERVENCION LA SEMANA PASADA.

13 de mayo de 1996

Aunque le llovieron críticas de sus colegas, la representante Ingrid Betancur ganó puntos frente a la opinión con su intervención la semana pasada.La primera vez que el país se enteró de Ingrid Betancur no fue por la presentación de un proyecto de ley novedoso sino por repartir condones en los semáforos de Bogotá. Que una mujer de 30 añosbasara su campaña política en esto despertó el interés de algunos electores que terminaron eligiéndola por primera vez para que fuera representante a la Cámara desde 1994. La expectativa de lo que podía hacer Ingrid Betancur en el Congreso fue alta, pues su estilo poco tradicional y hasta algo irreverente de hacer política hacía pensar que se encargaría de pisarles los callos a los viejos zorros parlamentarios.No obstante los primeros meses como representante los pasó sin pena ni gloria y al año de haberse posesionado terminó por desilusionar a más de uno cuando formó el grupo de los mosqueteros con María Paulina Espinosa, Guillermo Martinezguerra y Carlos Alonso Lucio y se enfrascó en un debate que dejó mucho qué desear por la compra por parte del Ministerio de Defensa de unos fusiles Galil. Luego de perder popularidad frente a los colombianos inició, también junto a Martinezguerra, una huelga de hambre con la intención de 'desmogollonizar' el proceso que se adelanta en la Cámara de Representantes contra el presidente Ernesto Samper. Esto tampoco se vio con buenos ojos, pues para muchos la oposición es más que montar un show para que las cámaras de televisión estuvieran con ella durante las 333 horas que duró la huelga.Quizás la representante se dio cuenta de eso y desde los primeros días de marzo empezó a asumir su función con más seriedad y menos espectáculo. El 4 de marzo denunció a Samper ante el Consejo de Control Etico del Partido Liberal por su presunta responsabilidad en la violación de los topes de gastos impuestos por el Consejo Nacional Electoral para la campaña presidencial de 1994. Un mes más tarde inició una aguda polémica con sus colegas, que terminó con la propuesta de muchos de ellos de suspenderla del cargo por agraviar públicamente a los demás representantes.A diferencia de las otras veces, la semana pasada el país vio a una Ingrid Betancur con un discurso serio y preparado. Sin temblarle la voz dijo que "el juicio político está en manos de una clase política mayoritariamente corrupta y que quiere hacer esguinces a las normas, amañar las leyes, para terminar amañando el proceso". Aunque si bien es cierto que con estos comentarios se ganó la enemistad de muchos de sus compañeros, también hay que decir que por cuenta de eso subió varios puntos ante la opinión pública que ahora la ve como la principal detractora del estilo de los parlamentarios. Y tener esa imagen en medio de la actual crisis donde los colombianos están más aburridos que nunca de la política tradicional es más bueno que malo.