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LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Liberado de cargos por la Fiscalía y de regreso a la selección nacional, el arquero René Higuita tiene la posibilidad de borrar sus errores del pasado.

13 de febrero de 1995

EL SIGNO DE SU VIDA HA SIDO LA POLEmica: los mayores elogios y las más duras críticas. Y, tanto los unos como las otras han sido en ocasiones merecidos. Después de empezar su carrera en la inolvidable selección de Marroquín que disputó el suramericano juvenil de 1985 en Paraguay, René Higuita se transformó en el malo del paseo en 1987, al defender los colores de la selección de mayores que quedó eliminada de la Copa América de Argentina por un error suyo en la semifinal contra Chile. Más tarde, como titular del Atlético Nacional, fue el héroe indiscutido en la obtención de la Copa Libertadores en 1989; pero sólo para volver a ser villano de la selección un año después, cuando una irresponsable salida suya frente a Camerún sacó a Colombia del Campeonato Mundial de Italia.
Así como en el fútbol, fuera del campo de juego también ha habido contrastes. A escasos años de haber iniciado su carrera deportiva Higuita se convirtió en el ídolo de la juventud. Era admirado porque apenas comenzó a hacer plata empezó también a ayudar a su gente, bien invirtiendo sus ganancias en la fundación de escuelas y centros recreativos, bien organizando la Navidad a los niños de los hospitales. Pero a la vez era amigo de Pablo Escobar, a quien llegó a visitar en la cárcel de La Catedral. Hasta que terminó acusado de recibir indebidamente una plata por su intermediación en el rescate de una niña secuestrada y de haber ocultado información al respecto a las autoridades. El discutido episodio lo llevó finalmente a la cárcel, desde donde volvió a ser fruto de polémicas frecuentes entre quienes lo seguían considerando un ídolo nacional y quienes se habían sentido defraudados con el dudoso proceder del futbolista. A pesar de haber recibido libertad condicional a comienzos del año pasado, las acusaciones en su contra seguían pesando sobre él.
Pero, como año nuevo, vida nueva, René Higuita recibió 1995 con dos muy buenas noticias. La Fiscalía lo exoneró de cargos y el técnico Hernán Darío Gómez lo convocó a la selección nacional. La incorporación al combinado criollo ha desatado más polémica que la decisión de la Fiscalía. Las encuestas de la semana pasada revelan que, en ese tema, la opinión está dividida.
Ahora René Higuita tiene la oportunidad de demostrar que ha aprendido las lecciones, tanto del deporte como de la vida. En el deporte, en el sentido de no volver a sacrificar la seguridad en el arco de la Selección Colombia por exceso de confianza. En su vida personal, en el sentido de no volver a bordear los límites del Código Penal. Si no lo hace, lo más probable es que las indulgencias obtenidas a comienzos de año no se repitan. Si lo logra, habrá demostrado que merecía la segunda oportunidad.