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La supermujer

Una nueva clase de primeras damas, capaces de balancear su papel con una brillante carrera propia, tiene en Cherie Blair a su mejor representante.

13 de marzo de 2005

Detrás del fallo que hace unos días le concedió a una joven británica musulmana el derecho a asistir a clases vistiendo una túnica llamada jilbab, que la cubre prácticamente de pies a cabeza, hay una reconocida abogada con una larga lista de éxitos en las cortes del Reino Unido. En su trabajo se identifica como Cherie Booth, pero todo el mundo sabe que es Cherie Blair, la esposa del Primer Ministro británico. Desde que asumió su posición como primera dama en 1997 Cherie ha cambiado la percepción que se tenía de las esposas de los mandatarios, al punto que se dice que gana más dinero como abogada que su esposo, Tony Blair, como primer ministro.

Pero a los británicos no les ha sido fácil adaptarse al estilo dinámico e independiente de Cherie. Para empezar, su carrera profesional ha estado llena de enfrentamientos con el gobierno de su esposo. Como abogada especializada en temas laborales y de derechos humanos, Cherie ha asumido la defensa de varias personas y agrupaciones que ven en ella su última oportunidad de recibir justicia. El caso de Shabina Begum, la niña musulmana, llegó a manos de Cherie en el proceso de apelación y como resultado el gobierno de Blair recibió un serio llamado de atención del Tribunal de Apelaciones. Además, en ocasiones Cherie no ha podido contener sus fuertes opiniones en temas sensibles de la política internacional. Esto no sólo ha desatado tormentas entre los consejeros del primer ministro, sino entre el Partido Conservador, uno de cuyos miembros se refirió a ella como "una mezcla entre Lady Macbeth e Hillary Clinton".

Al parecer los enfrentamientos entre la pareja gobernante son de vieja data. Cherie y Tony se conocieron y enamoraron en 1976 en el bufete de un prestigioso abogado, donde ambos llegaron a hacer sus prácticas. Cherie acababa de graduarse del London School of Economics con las notas más altas en todas sus materias, además de obtener el primer puesto en el examen del Colegio de Abogados. Tony era mucho menos brillante, y sin embargo fue él quien consiguió trabajo al finalizar el período de prácticas. A pesar de esto la pareja continuó su relación y en 1980 se casaron.

Mientras su esposo se metió de lleno en la política, Cherie empezó un recorrido por los más prestigiosos bufetes del Reino Unido. En 1995, con sólo 40 años, la brillante abogada recibió el título de Queen´s Counsel (consejera de la reina), un reconocimiento que sólo se otorga al 10 por ciento de los abogados británicos y, generalmente, a una edad más avanzada.

Como si fuera poco, Cherie se las arregla para estar pendiente de sus cuatro hijos, Euan, Nicky, Kathryn y Leo, con edades entre 21 y 4 años, por lo que algunos medios la han bautizado como la supermamá. Tan numerosa familia le ha cambiado la cara al número 10 de la calle Downing, la residencia oficial, donde por muchos años no hubo niños. Cuando en 1999 Cherie anunció que a sus 45 años estaba esperando su cuarto hijo, los medios del mundo se centraron en ella, pues el bebé sería el primero en nacer en el hogar de un primer ministro en ejercicio en más de 150 años. Su embarazo fue además la excusa perfecta para hablar de los derechos de las madres trabajadoras, pues lejos de tomarse un tiempo para estar con el recién nacido, Cherie se reintegró a sus labores cuando el bebé tenía escasamente cuatro meses.

A pesar de tener una agenda propia muy congestionada, Cherie nunca ha descuidado sus obligaciones como primera dama y con frecuencia acompaña a su esposo en sus viajes internacionales. También es presidenta o vicepresidenta de por lo menos 30 organizaciones de caridad, profesora y miembro del consejo directivo de tres universidades, coautora de dos libros de derecho y uno sobre las vidas de otras esposas de primeros ministros y conferencista de fama internacional. En su tiempo libre Cherie afirma que le gusta leer, ir a teatro y asistir con regularidad al gimnasio.

Sobre esta extraordinaria mujer, el diario The New York Times escribió en una ocasión: "Cherie Blair es vista como una especie de mujer maravilla por su habilidad para balancear una vida profesional de alto nivel, una vida pública de gran visibilidad y una intensa vida privada". Su mismo esposo ha expresado públicamente su admiración por una mujer que parece tener todo bajo control al tiempo que es un apoyo para él. Lo cierto es que Cherie Blair no sólo es el prototipo de la mujer moderna sino que le da sentido a aquella frase que afirma que "detrás de todo gran hombre hay una gran mujer".