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La venganza de Ségolène

Infidelidades, celos políticos y libros reveladores rodean la separación matrimonial de la ex candidata a la presidencia francesa y el secretario general de su partido socialista.

23 de junio de 2007

El culebrón del comienzo del verano en Europa no tiene como protagonistas a supermodelos y estrellas de la canción o del cine, sino a dos de los personajes más importantes del mundo político francés. El domingo de la semana pasada, al final de una tensa jornada electoral parlamentaria que el Partido Socialista celebró como un éxito, un despacho de prensa emitido poco antes de la medianoche confirmó lo que el mundillo político comentaba en voz baja desde hacía meses: que la unión entre Ségolène Royal, candidata socialista a la presidencia en las pasadas elecciones presidenciales, y François Hollande, el secretario general del partido, había llegado irremediablemente a su fin, tras 30 años de vida en común y cuatro hijos. “Le he pedido a François Hollande que abandone el domicilio familiar, que viva su historia sentimental por su lado, que ya ha sido revelada en libros y periódicos, y le he deseado que sea muy feliz”, habría confesado Royal, según la Agencia France Press, para explicar el fin de su relación con Hollande, con quien nunca llegó a casarse.

Aunque al día siguiente Ségolène madrugó a aclarar que sus declaraciones no debían salir al aire sino el miércoles durante la presentación del libro Los bastidores de la derrota, escrito por dos periodistas de la agencia, pocos le creyeron. Los más suspicaces vieron en el adelanto una estrategia de Royal para presionar la salida de Hollande como secretario del partido, un puesto para el que ella viene haciendo campaña discretamente desde cuando perdió las elecciones presidenciales y que Hollande tiene por derecho propio hasta noviembre de 2008, cuando se celebre un nuevo congreso del partido. El secretario se apresuró a asegurar que el rompimiento no tenía “causas ni consecuencias políticas” y que la batalla por su sucesión no estaba abierta.

Los problemas de la pareja, que su entorno comenta en voz baja desde hace años, se hicieron públicos en mayo, con la publicación del libro La Femme Fatale, de Raphäelle Bacqué y Ariane Chernin, reconocidas periodistas de Le Monde, que coincidió con el abandono de Hollande del domicilio conyugal. Las autoras plantean la teoría de que las ambiciones políticas de Royal se dispararon por las infidelidades de su compañero, quien públicamente había expresado su deseo de ser el candidato del partido socialista a la presidencia. La culpable de los celos de Ségolène habría sido Valérie Trierweiler, una joven, rubia y atractiva periodista que en 2004 fue asignada por la revista Paris Match para cubrir las actividades del partido socialista, con Hollande a la cabeza. Cuando se hizo evidente que la relación entre Trierweiler y Hollande ya no era sólo de trabajo, Ségolène envió al mayor de sus hijos, Thomas, de 20 años, a que les pidiera a las directivas de Paris Match que tomaran cartas en el asunto. Ante la negativa de los jefes de Trierweiler, Ségolène envió entonces a su hermano Gérard, un ex agente del servicio secreto, quien finalmente logró que el semanario sacara a la periodista.

Pero el despido no terminó con la aventura. El libro afirma que luego, cuando ya Ségolène había comenzado la campaña presidencial, Hollande abandonó apresuradamente una cena con varios miembros del partido para acudir al nacimiento del hijo de la periodista, que presumiblemente sería suyo. Durante las giras proselitistas de Ségolène, el distanciamiento de la pareja se hizo cada vez más evidente, hasta el punto de que muchos comentaban que Hollande parecía más el jefe de prensa de Nicolas Sarkozy, que el jefe del partido con el que Royal aspiraba a reconquistar el Elíseo. Además, a nadie le pasó por alto que ante una espontánea propuesta de matrimonio de Ségolène, en una improvisada rueda de prensa, Hollande respondió con una misteriosa sentencia: “Una pareja, dos libertades”.

Ante el escándalo suscitado por el libro, que inmediatamente se convirtió en récord en ventas, Royal y Hollande decidieron demandar a las autoras por difamarlos y violar su intimidad y reclamarles casi 200.000 dólares por los perjuicios causados. Son varios los pasajes del libro que la pareja niega. En particular, que ante la amenaza de Hollande de apoyar a otro político socialista, Lionel Jospin, para hacerle contrapeso a Royal, ésta le habría advertido: “Si hablas con Jospin, jamás volverás a ver a tus hijos”.

Por ahora, los compañeros de la ex pareja son los más contentos con el rompimiento, pues la mala relación entre los dos principales líderes del partido estaba afectando gravemente el ambiente de trabajo. “Había una molestia. Eso era el triángulo de las Bermudas de los socialistas: todos tratábamos de evitarlo para no ser absorbidos”, aseguró a un canal francés de televisión el diputado socialista Claude Bartolone.

Sin duda, la batalla comenzó y, a juzgar por las últimas declaraciones de Hollande a la prensa, Ségolène y él no quedaron en los mejores términos: ante la pregunta de que si apoyaría la candidatura de Ségolène a la secretaría general del partido, respondió: “Ya veremos”.