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La victoria de 300

Un cómic del artista Frank Miller es la nueva sensación en Hollywood, gracias a su adaptación cinematográfica.

24 de marzo de 2007

Nadie pensaba que la película 300 se pudiera convertir en el primer gran palo del año. Después de todo, se trata de una arriesgada cinta experimental que se atreve a mezclar una estética tipo videojuego con un tema histórico del que algunos pueden tener referencia pero sobre el que pocos saben: la batalla de las Termópilas. Es difícil explicar su acogida, si se tiene en cuenta que cintas como Troya, basada en un acontecimiento mucho más conocido, pasó sin pena ni gloria en el cine, pues su taquilla, de algo más de 130 millones de dólares en Estados Unidos, no respondió a la inversión de 200 millones. Ni hablar de Alexander, de Oliver Stone, acerca de la vida del mítico Alejandro Magno, que con 150 millones de dólares de presupuesto, recaudó sólo 34.

Estas mega producciones contaron con la participación de reconocidas figuras como Brad Pitt y Angelina Jolie y ni siquiera así superaron las expectativas. Por eso sorprende tanto que con un elenco sin figuras y con un presupuesto de sólo 64 millones de dólares, 300 haya logrado en su primer fin de semana de estreno 70 millones. Es hasta el momento la mayor apertura del año, y la tercera en la historia para el mes de marzo, fecha cercana a los premios Oscar.

Detrás de este éxito se encuentra uno de los grandes renovadores del cómic moderno: Frank Miller, creador de 300, la historieta en la que está basado el filme. Esta no es la primera vez que una de sus obras es adaptada al cine. En 2005, Sin City, una de sus piezas maestras, llegó a la pantalla grande con una receptividad comparable a la que tuvo el cómic, que muchos consideran un clásico de la novela negra. Esta adaptación cinematográfica fue codirigida por Miller de manera que conservó la atmósfera oscura plasmada en el papel. Además, fue el guionista de películas de acción como Robocop.

Y es que aunque comenzó su carrera a los 20 años, en 1978, como dibujante en la editorial Gold Key, descubrió que su otra pasión era escribir los libretos de las historietas, algunas propias y otras en las que debía reinventar personajes tan conocidos como Spiderman. En su paso por gigantes de las historietas como Marvel y DC comics, le dio un nuevo aire a Daredevil, el hombre sin miedo , que hace algunos años también fue llevado al cine. En los 80 se ingenió a un Batman cincuentón en la saga The Dark Knight Returns, una de las obras más reconocidas del género de superhéroes.

Su sello radica en que sus protagonistas, por la influencia del cómic europeo de los 60, nunca fueron los estereotipados malos o buenos de historias en las que se sublima al héroe, con tintes moralistas, como sucedía en las creaciones norteamericanas. "Miller profundiza en la sicología de la maldad y en los conflictos internos de sus personajes. En cuanto al dibujo, es un artista del claroscuro con un manejo muy cinematográfico y dinámico de la diagramación. Su talento es excepcional para narrar en forma gráfica", explicó a SEMANA el gerente de la Librería Nacional, Felipe Ossa, experto en la materia.

De hecho, una película de 1962, The 300 Spartans, fue su inspiración para la historieta 300. "La vi de niño y me conmovió porque me enseñó que los héroes no siempre son las personas que reciben una medalla al final. A través de los años siempre quise tener la oportunidad de volver a contar esa historia, la mejor que he visto", recuerda Miller. Lo que lo cautivó fue la tenacidad de Leonidas, rey de Esparta, y de sus 300 guerreros que pelearon a muerte para detener el avance del monarca persa Jerjes, y su masivo ejército. Una batalla que se conoce como Las Termópilas, debido a que fue en ese lugar donde los mejores milicianos espartanos se atrincheraron en un angosto desfiladero, para contener a los enemigos mientras los aliados griegos se rearmaban. Miller visitó la región en Grecia y parado frente a la estatua de Leonidas, desnudo, ataviado de un casco, una espada y un escudo, supo que se trataba "del epicentro que derivó en todo lo que hoy tenemos, en todo lo que ahora es la civilización occidental".

Su versión de tono poético fue la que atrapó al director Zack Snyder, quien reconoce que la cinta no pretende ser fiel a la realidad histórica, sino introducir al espectador en el mundo fantástico que Miller creó. Para ello utilizó una innovadora técnica que incluyó efectos visuales ultramodernos al estilo The Matrix en la narración de una historia del año 480 antes de Cristo.

Pero quizá la buena taquilla ha respondido a las espectaculares y sangrientas escenas de enfrentamientos en las que abundan cuerpos mutilados y cabezas volando por el aire. Lo curioso es que todas se rodaron en un gigantesco galpón. Los escenarios fueron recreados por computador, lo que reduce los costos de producción, si se comparan con realizaciones en espacios naturales.

El récord de ventas no refleja la opinión de los críticos, que está dividida. Algunos se han negado a comentarla en los medios por considerarla un desastre de dimensiones épicas. Los más feroces detractores han sido los iraníes, que ven la película como un insulto a los persas, y una estrategia hollywoodense para mostrarlos como una fuente del mal desde tiempos lejanos. El diario Ayandeh-No asegura que los reflejan como "salvajes imbéciles" y al rey del imperio como un homosexual.

Estos episodios al parecer han logrado el efecto contrario y darle mayor publicidad a la cinta. Y de paso a los cómics de Miller, un artista que no deja de sorprender.