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"LAS TELENOVELAS SON PARA OLVIDAR MIS PROBLEMAS"

LUCIA MENDEZ

4 de agosto de 1986

Fría, distante aunque tiene ramalazos cálidos cuando sabe que la están enfocando, delgada, con unos ojos grandes y muy hermosos, con las respuestas muy estudiadas, así estuvo la actriz y cantante mexicana Lucía Méndez en Bogota durante tres días mientras apoyaba el lanzamiento de dos telenovelas suyas que se pasan en la televisión colombiana, "Colorina" y "Tú o nadie". Para millones de latinoamericanos ella es la sucesora de actrices que cantaban, como Libertad Lamarque, como Lucha Villa y, con una seguridad profesional que asombra, ha logrado convertirse en la número uno de ese género aparentemente inofensivo, el cual en Venezuela se llama "los culebrones", las telenovelas, y enfrentada a otra actriz más rellenita, más sensual: Veronica Castro. SEMANA dialogó con Lucía Méndez mientras sobrevivía a un interminable vuelo desde La Paz y lamentaba no haber tenido la oportunidad de ver a Juan Pablo II.
SEMANA: Hay una parte de la población latinoamericana que rechaza las telenovelas, porque las considera perniciosas. ¿Usted cómo las ve?
LUCIA MENDEZ: Si uno quiere aplicarles una medida intelectual, si quiere mirarlas como elementos culturales, que sirven para mejorar los conocimientos, se sentirá defraudado porque las telenovelas, nosotros los que hacemos telenovelas somos conscientes de ello, apenas sirven para divertir al pueblo, para entretenerlo.
S.: Pero, son una forma de escapismo...
L.M.: Claro, la gente mirando telenovelas se olvida de la realidad que los rodea, se escapan, es cierto, se proyectan en los personajes y las historias lindas que miran en la televisión, se sienten como esos hombres hermosos que seducen muchachas lindas y viven en casas rodeadas de fuentes y jardines. Las telenovelas son para soñar, para emocionar, para hacer llorar y reír, para que la gente se transporte a mundos mágicos.
S.: Para que olviden los problemas cotidianos...
L.M.: Para que olviden los problemas de todos los días.
S.: ¿ Tiene un método particular de actuación, o sea, antes de entrar al Actor's Studio ya tenía un método?
L.M.: Claro, yo estudié muy joven en Bellas Artes, seguí el método Stanislavski y eso me ha servido para complementarlo con lo que aprendo ahora en Los Angeles, claro que son dos métodos diferentes pero en el fondo me dan mucha seguridad, fuerza, entusiasmo para enfrentarme a cualquier personaje, cualquier situación.
S.: ¿Ahora, cuando es una superestrella en todo sentido, se siente manipulada, se siente manejada por quienes la rodean?
L.M.: Bueno, nunca me he considerado una superestrella, ni ahora ni antes, soy una actriz que trabaja duro, que tiene cualidades y que está dispuesta a seguir trabajando más pero nunca me veo como una superestrella. Ahora, no me siento manipulada y cuando estoy cansada, por ejemplo, en medio de una gira de promoción, pues, simplemente digo que estoy agotada, que no quiero seguir o que me den un tiempo de reposo y nunca me siento presionada ni obligada a nada. Todo cuanto hago es por mi propia voluntad. Nunca me obligan a nada. Como ser humano tengo un límite y las personas que colaboran conmigo, lo saben y lo entienden y respetan lo que yo siento y pienso. No soy un objeto, nunca me he visto como un objeto.
S.: ¿No va más allá de sus límites?
L.M.: Jamás. Pienso que de nada sirve tener tantas cosas si no se puede disfrutar de la vida. Se trabaja pero al mismo tiempo se puede descansar y disfrutar de las cosas lindas de la vida.
S.: ¿Piensa que su carrera ha sido muy rápida?
L. M.: No, ha ido paso a paso. Muy joven salté al plano internacional y eso me ha dado tiempo, me ha dado imaginación para irme amoldando a las distintas circunstancias. Por eso miro con cuidado todos los guiones y proyectos que me presentan, no los acepto todos, rechazo muchos.
S.: ¿Su nominación al Grammy representó mucho para usted, para su carrera?
L.M.: Imaginese, mucho, porque es el premio más importante del espectáculo en Estados Unidos y el que una latina estuviera ahí, codeándose en igualdad de circunstancias con otros artistas, era muy significativo.
S.: ¿Por qué los artistas mexicanos se sienten tan bien en Colombia, por qué cree que existan tantas afinidades?
L.M.: Es que somos dos pueblos con muchas cosas comunes. Los colombianos son lindos, son espontáneos, son unos fanáticos estupendos de las telenovelas, bueno, mis telenovelas han funcionado muy bien aquí. Hay muchas cosas que nos unen y por eso, no sólo yo, sino todos los mexicanos nos sentimos contentos aquí.
S.: Muchos la consideran a usted un símbolo sexual latinoamericano...
L.M.: (Suelta una carcajada, la única de la tarde) No, nunca me había visto en esa perspectiva, no me veo como un símbolo sexual, no creo tener tantos atributos físicos para llegar a esa mitificación.
S.: Entre la Lucía Méndez de doce, catorce años atrás y la de ahora, ¿qué ha pasado, qué ha cambiado, qué ha mejorado, qué ha empeorado?
L.M.: Bueno, comencé muy niña, y era insegura, le tenía miedo a todo y ahora ya soy una mujer, sé lo que quiero, tengo una carrera muy definida, en ascenso, creo que ha sido un proceso interesante, positivo, y espero que siga así, hacia arriba porque sé que me quedan muchos años todavía.
S.: ¿Cómo ve los personajes de sus telenovelas?
L.M.: El de "Colorina" es muy fuerte, agresivo, en cambio el de "Tú o nadie" es más romántico, más entregado, menos a la defensiva.
S.: ¿Usted misma cómo es?
L.M.: Tranquila, celosa de mi vida privada, conservadora en mis ideas pero me adapto fácilmente a cualquier circunstancia.
S.: ¿ Tiene algún personaje que prefiera?
L.M.: Todos me gustan.