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Los luciérnagos

‘La Luciérnaga’, el suceso radial más importante de la década del 90, cumple 10 años y sigue muy campante. Radiografía de los protagonistas de este fenómeno.

18 de marzo de 2002

Hace 10 años el apagón que padeció el país durante el gobierno de César Gaviria iluminó a Ricardo Alarcón, en ese entonces presidente de Caracol Radio, a quien se le ocurrió la idea de crear La Luciérnaga. Diez años después el apagón es historia patria y el programa radial que nació para ayudar a sobrellevar aquella coyuntura hoy brilla con la misma intensidad del primer día que salió al aire.

El secreto de su éxito radica en el formato del programa, que no ha variado desde sus inicios. Se trata de un coctel tan sencillo como eficaz: información, música, humor y un lenguaje amable.

El primer equipo de La Luciérnaga lo conformaron Hernán Peláez, conductor y director del programa; Edgar Artunduaga, encargado de la parte periodística; Marco Aurelio Alvarez, especializado en temas de farándula; Juan Harvey Caicedo, quien le daba vida con su voz a diversos personajes cotidianos; Jorge Carrasquilla, el trovador, y Guillermo Díaz Salamanca, un locutor deportivo que se reveló como un maestro en el arte de imitar las voces de las personalidades de la escena política nacional.

En aquellos días el monopolio del humor político, también llamado inteligente, estaba en manos de Jaime Garzón, presentador del programa de televisión Zoociedad. Gracias a La Luciérnaga este tipo de humor les llegó a audiencias más amplias y el país se acostumbró a que los humoristas, como Garzón y Díaz Salamanca, parodiaran con nombre propio a la clase dirigente.

“Vaya y mame gallo”, eso le dijo Hernán Peláez a Guillermo Díaz Salamanca cuando el proyecto apenas era una apuesta con un futuro incierto. “Y ya llevo 10 años mamando gallo”, dice Díaz Salamanca. Y agrega, pensativo: “Gracias a Dios apareció el apagón. Si no, seguramente Gabriel de las Casas sería un profesor en Tibabuyes, Alexandra trabajaría en una peluquería y yo habría sido el quinto renglón de la lista de Edgar Artunduaga”.

Sus imitaciones, lejos de levantar ampollas son, por lo general, bien recibidas incluso por las propias víctimas de su irreverencia. “Me habían dicho que a Jaime Castro no le agradaba que yo lo imitara. En un show en vivo yo estaba parado en frente del auditorio con el micrófono en la mano listo para iniciar mi repertorio cuando Castro se me acercó acompañado por uno de sus guardaespaldas. ‘Hasta aquí llegué’, pensé en ese momento. Fue entonces cuando el ex alcalde me retó: ‘a ver, ¿cómo es que hablo yo?’. Le hice la demostración y en contra de lo que yo pensaba Jaime Castro se atacó de la risa y desde entonces somos muy buenos amigos”.

Tan buenas son las imitaciones de Díaz que muchas personas han apostado y perdido plata al asegurar que el Alberto Piedrahita Pacheco que habla en La Luciérnaga es el mismo que narraba por televisión partidos de fútbol del campeonato alemán y que conduce el programa Pase la tarde. Al comienzo al verdadero Piedrahita Pacheco no le gustaba que lo imitaran pero ya no le importa tanto, hasta tal punto que muchas veces él mismo presenta los espectáculos en vivo de Díaz Salamanca.

Alexandra Montoya, la voz femenina de La Luciérnaga desde hace seis años, también ha pasado sustos con sus imitaciones. Su famosa caracterización de Natalia París no fue del agrado de los familiares de la modelo paisa, quienes manifestaron su indignación por considerar que la mostraban como una mujer superficial. Para curarse en salud le cambiaron el nombre de Natalia a ‘Natilla’, uno de los personajes más recurrentes en los libretos del programa. Pero ahí no terminó el problema: “A los pocos días volvieron a llamar a decir que a Natalia en su casa le decían ‘Natilla’ de cariño”, recuerda Gabriel de las Casas, actual conductor de La Luciérnaga, quien también lleva seis años en el espacio.

Pero no todas las anécdotas han tenido un final feliz. El año pasado la salida de dos de los pilares Edgar Artunduaga y Hernán Peláez por supuestas presiones del gobierno de Andrés Pastrana hizo pensar a muchos que La Luciérnaga tenía los días contados. Sin embargo, a pesar de ese momento difícil y aunque la gente ha sentido su ausencia, el programa logró salir adelante.

Como siempre todos los días el equipo, que actualmente conforman Gabriel de las Casas, Camilo Durán, Alexandra Montoya, Juan Harvey Caicedo y Guillermo Díaz Salamanca se reúnen cerca de las 4 de la tarde para discutir el contenido del programa. Un personaje importante en esta cita previa es el libretista Jairo Chaparro. Aunque la base de éste es la improvisación Chaparro se pone de acuerdo con los imitadores y escribe un esqueleto que les sirve de guía durante las dos horas de emisión.

A las 5 todos están listos en la cabina para iniciar la emisión en la que nunca faltan unas cuantas preguntas del malgeniado ‘Alberto Piedrahita’, las cosas secretas de “Viena…bien adentro de Boyacá”, una tanda de deportes en la que interviene un mecánico que siempre pide boletas para los partidos de fútbol, y la sección de noticias internacionales con los comentarios de un par de ‘gringos’. No hay que olvidar el Cuánto falta, una sección donde narran noticias y cuentan los días que le quedan al presidente Andrés Pastrana, además de los bochinches —o chismes— del ‘valluno’, los chistes de los cuentahuesos, es decir, Pedro González ‘Don Jediondo’ y Juan Ricardo Lozano ‘Alerta’, las poesías del ‘profesor’ y las trovas de los grupos Griot y Salpicón.

El programa es tan fresco que los locutores, cuando están al aire, no tienen ningún inconveniente en saludar a los visitantes que llegan a la cabina, responder las llamadas que entran a sus celulares y enriquecer sobre la marcha su contenido con base en las imágenes que emiten los tres televisores que tienen frente a ellos. Guillermo Díaz Salamanca también suele sorprender a sus compañeros con las chivas que suelta al aire.

Este tejemaneje es precisamente el que el equipo de La Luciérnaga quiere mostrarle a su audiencia en las distintas presentaciones públicas que tienen programadas en varios auditorios del país para celebrar su décimo aniversario. Las presentaciones tienen un atractivo adicional y es que cuentan lo que no se atreven a decir al aire.

Ya van 10 años de éxito que pueden llegar a ser muchos más mientras la clase dirigente del país siga dando ‘papaya’. Porque, como dice el propio Díaz Salamanca, “habrá Luciérnaga mientras el país siga en la oscuridad”.