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El Chapulín Colorado, uno de los personajes icónicos de Roberto Gómez Bolaños, 'Chespirito'. | Foto: Cortesía

TELEVISIÓN

¡Adiós a nuestro ‘Chekespeare’!

La leyenda urbana dice que se bautizó Chespirito con el sueño de ser tan grande como Shakespeare.

28 de noviembre de 2014

No es un chiste. Al contrario, cuando le preguntaban si de verdad era cierto, él excepcionalmente fruncía el ceño y respondía que era en serio: “Tengo el sueño de ser tan grande como William Shakespeare”.

Con semejante propósito empezó en los escenarios. Si el inglés fue un dramaturgo, poeta, actor pues él también empezó a escribir, a declamar y a interpretar. Ser o no ser, esa era su cuestión. Y fue porque empezó a mirar hacia Latinoamérica, su continente colorido con expresiones llenas de sabor y de personajes cargados de inocencia: 'Chespirito', el 'Chavo del Ocho'… Captó la atención de todos por su tremenda sencillez en los diálogos y por la fuerza natural de sus personajes.

Y creó un espejo divertido de la televisión que colonizaba desde Estados Unidos. Si allá tienen a 'Superman' entonces hay que buscar alter ego aquí. Así le dio vida a 'El Chapulín Colorado'. Y todos los niños empezaron a decir: “No contaban con mi astucia”.

Entonces el comediante y escritor mexicano Roberto Gómez Bolaño atravesó las fronteras y se convirtió en pionero de la televisión en México.

Con su talento ayudó a impulsar el imperio de Televisa. De 1972 a 1995, 'Chespirito' atrapó la atención de varias generaciones en ambos lados del Atlántico, con un solitario niño de vecindad que se escondía en un barril y con el primer superhéroe mexicano con su potente 'chipote chillón' y sus pastillas de ‘chiquitolina’.

Entonces llegó al prime time. Se robó el corazón de todos los pequeños. Pero también de los grandes. Y entonces se volvió común que en los hogares todas las familias se sentarán a ver en la pantalla chica sus creaciones. Hasta cuatro generaciones lo disfrutaban con alegría. ¿Por qué?

Porque como los grandes supo que para transcender hay que comunicar con sencillez. Eran otros tiempos. Eran la prehistoria de la pantalla chica, mucho antes de HBO y de Neflix. Y, sin embargo, hoy cuando ha muerto a los 85 años en su residencia en Cancún, Quintana Roo, millones sienten que cumplió su objetivo. Aquí, en este continente, al menos es más popular que Shakespeare.