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A pesar del origen religioso de su romance, entre walston y greene hubo un romance lejos de las normas del catecismo

ESCRITOR

Los versos delatores

Dos poemarios inéditos de Graham Greene confirman la relación adúltera del escritor británico con Catherine Walston, a quien consideró el amor de su vida.

6 de diciembre de 2008

La vida de Graham Greene contiene material suficiente para formar parte de una de sus novelas. Aparte de su talento literario, el escritor trabajó para la inteligencia británica, vivió en México y en Vietnam, donde se volvió adicto al opio, y además, fue un hombre cuyo catolicismo contrastaba con su incapacidad de serle fiel a una sola mujer.

Dos poemarios inéditos de Greene, titulados Después de dos años y Para Navidad, fueron publicados recientemente y en ellos se hace evidente su amor por la estadounidense Catherine Walston, esposa de Harry Walston, un millonario miembro del Parlamento británico.

Tanto en la relación de Greene con Vivien Dayrrell-Browning, su esposa, como en la que sostuvo con Walston, la religión católica tuvo mucho que ver. A Vivien la conoció cuando era editor de The Times en Nottingham, después de que ella le escribió una carta para aclararle un punto sobre el catolicismo. El escritor se convirtió a esa religión en 1926 y un año después, contrajo matrimonio con la que fue su amiga por correspondencia.

Sin embargo, tanto la religión como el correo volvieron a aparecer dentro de la vida amorosa de Greene. En 1947, cuando tenía 42 años, recibió una carta de Catherine, quien entonces tenía 30, en la que le explicaba que sus novelas la habían convencido de convertirse al catolicismo.

Así empezó un romance que obró como una sombra sobre el escritor durante el resto de su vida. Catherine no quiso divorciarse de su marido aristócrata y Greene tampoco quiso terminar su matrimonio con Vivien, con quien tenía dos hijos.

Según las personas que los han leído, los poemarios muestran el contraste entre la relación apasionada de Greene con lady Walston, con la que tenía con su esposa. Porque a pesar del origen religioso de su romance, lo que hubo entre Walston y el escritor no era precisamente sacado de las normas del catecismo.

Además de los poemas recientemente revelados, Greene también plasmó su affaire con Walston en un trabajo conocido, la novela El fin de la aventura. En ella, el escritor hace referencia a la belleza de su amante y a su disposición a experimentar en el sexo.

La vida de Greene no fue fácil por cuenta del trastorno bipolar que sufría, sus intentos de suicidio y su adicción a las drogas. En este sentido, Walston, quien presumía de seducir a los sacerdotes católicos, era una compañera que estaba a la altura de la azarosa vida del escritor. Según dijo a la agencia EFE el profesor Neil Synard, de la Universidad de Hull, autor de una biografía sobre Graham Greene, "siempre ha habido un intenso debate acerca de la importancia de Walston en la vida de Greene".

El académico añadió que "ella es claramente la inspiración para 'El fin de la aventura', pero ¿fue ella el amor de su vida? Estos poemas desde luego parecen sugerir que fue una relación muy apasionada e intensa".

Entre 1966 y 1990, Greene vivió en la localidad francesa de Antibes, para poder estar cerca de Yvone Cloetta, una mujer francesa con la que pasó los últimos años de su vida y que, según lo que indican los poemas, le brindó algo de la estabilidad que nunca tuvo con Walston. A pesar de sus aventuras, Greene nunca se divorció de Vivien.

En 1991, el escritor murió en Vevey, Suiza. Ahora, 17 años después, Greene vuelve a ser noticia con un par de pequeñas obras que llegan con nuevas luces sobre su vida.