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Macabro y brillante

Damien Hirst está acostumbrado a desatar polémicas con sus obras que expresan su fascinación por la muerte.

16 de junio de 2007

Damien Hirst está acostumbrado a desatar polémicas con sus obras que expresan su fascinación por la muerte. Después de sorprender con su famosa serie Historia natural, en la que los protagonistas eran animales muertos en tanques de formol, como un tiburón, ahora presenta un trabajo aun más macabro. Se trata de Por el amor de Dios, que consiste en el cráneo de un europeo de 35 años del siglo XVIII, que Hirst cubrió con 8.601 diamantes. Al parecer, la obra, que se exhibe en la galería londinense White Cube, es la más cara de un artista vivo: hacerla costó 23,6 millones de dólares, pero su valor comercial es de 100 millones. Lo que más brilla es la frente, adornada con un diamante de 55 quilates. Aun más confusa es la explicación que el artista británico da sobre su trabajo: “Al cubrir el símbolo primordial de la muerte con el símbolo primordial de la lujuria, el deseo y la decadencia, hago un canto a la vida”. Por su parte, algunos críticos aseguran que el brillante cráneo tiene poco de arte y mucho de marketing y negocios.