Home

Gente

Artículo

MAMA BALLENA

La moda prenatal de Fergie se convierte en blanco de crítica de la prensa mundial.

29 de agosto de 1988

Dos cosas saltan a la vista cuando se la ve. Que está esperando un hijo y que sus vestidos parecen diseñados por sus peores enemigos. Se trata de Sarah Ferguson, la pecosa pelirroja esposa del príncipe Andrés, que entre chiste y chanza no sólo ha intentado con su informalidad ponerse de ruana el rígido protocolo británico, sino que ha logrado darle comidilla a la prensa que se alimenta de chismes de la familia real, con sus atuendos y mal gusto para vestir.
Con aspecto de señora obesa, descuidada y mayor de lo que realmente es, Fergie parece escoger para vestirse lo que, como dicen las señoras, "no le sienta". Pero al contrario que a su cuñada Diana, a Sarah -que ha ganado varios kilos más de los recomendados por su ginecólogo, el doctor Anthony, haciendo caso omiso del estricto régimen alimenticio al que debía someterse- no parecen hacerle mella las críticas de que es objeto permanente. Una vez más, la gordita y pecosa duquesa de York ha hecho gala de su personalidad, la misma que cautivó cuando fue presentada como novia oficial del príncipe Andrés, a quienes ahora la critican desde las crónicas amarillas de los periódicos.
Los vestidos que Fergie ha usado desde que quedó embarazada han dejado con la boca abierta a amigos y extraños. Ni los diseños escogidos -amplios y generalmente de talle largo, que resaltan su abultada figura-, ni los colores -vivos y estridentes- han logrado disimular en lo más mínimo su elefantiásico embarazo. Por el contrario, lo destacan y lo publican en forma por demás exagerada. Pero Sarah, aparentemente orgullosa con su opulento cuerpo, ha dicho: "He deseado mucho este hijo y no veo por qué debería esconder mi estado. No soporto a las mujeres que desean mantener en secreto su maternidad. La mía es evidente y me siento orgullosa de ella". De eso no cabe la menor duda a juzgar por los atuendos que elige para las ceremonias públicas, pero también es cierto que reconoce lo que los otros ven: "Me siento como un caballo".
Una vez más, Fergie ha puesto el sello de su personalidad descomplicada y hasta desabrochada. Le ha dado prioridad a la comodidad sobre la elegancia. Lo que no parece saber, y quienes la asesoran tampoco, es que la elegancia y comodidad no son necesariamente conceptos excluyentes. La mayoría de los modelos han sido diseñados por su modisto preferido, el inglés Alistair Blair, de quien se ha convertido en la cliente más asidua -¿la única?- desde que la novia del vizconde Linley, relaciones públicas de Blair, se lo presentara. El diseñador, quien tampoco ha escapado a la maledicencia de los periodistas por el "mal gusto" de la duquesa de York, argumenta frente a las críticas que "Fergie es una mujer llena de vida. Su gusto por la moda es muy diferente al que tiene la princesa Diana".
Al margen de la opinión pública, Sarah está feliz con su embarazo y espera su bebé para unos días después de su segundo aniversario de matrimonio, que fue el 23 de julio. Es decir, su hijo nacerá en agosto y será un Leo. De todas maneras, y debido a un leve accidente que sufrió recientemente en una autopista londinense, algunos rumores indican que el parto podría adelantarse unos días, contrariando los deseos de Fergie que quiere que su hijo nazca el 4 de agosto. "Ese día -ha dicho Sarah- la reina madre celebrará sus 87 años. El nacimiento de mi hijo sería el regalo más bonito que yo pudiera ofrecerle".
Pero mientras se produce el feliz acontecimiento, Sarah Ferguson ha sorprendido nuevamente a la opinión pública al manifestar que el próximo año va a editar dos libros de cuentos infantiles escritos por ella, y en los cuales el personaje principal es un helicóptero llamado "Budgie". Sarah quien firmará sus libros como "Duquesa de York", ha dicho que las ganancias obtenidas con la venta de sus cuentos serán destinadas a obras de caridad.
Dentro de los preparativos para la llegada del bebé -una niña según las últimas ecografías realizadas- está la contratación de una baby sitter. Sarah enganchó a su staff de servicio a una joven de 20 años, Alison Wardley, graduada del Princesse Christian, una de las mejores escuelas inglesas de personal de servicio para aristócratas. Pero Alison, a quien adoran los niños, según palabras del director de la escuela, además de sus dotes de niñera, tiene unas menos sutiles pero igualmente útiles cuando se trata de estar al servicio de personas que requieren medidas especiales o de seguridad: conoce a la perfección las diversas técnicas de defensa personal, además de ser cinturón negro en karate.
Por lo pronto, Fergie sigue paseando orgullosa su voluminoso embarazo y ya tiene el ajuar listo para el nacimiento del nuevo principito.