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Marisa Merico. Hija de Emilio Di Giovine, uno de los capos de la ‘Ndrangheta, la mafia más poderosa del sur de Italia. | Foto: .

CRIMEN

Marisa Merico: historia de la reina de la mafia italiana

Contrario a la imagen de mujeres sumisas e ingenuas, uno de los clanes más poderosos era controlado por una mujer.

Natalia Marriaga, periodista de SEMANA
25 de febrero de 2013

Marisa Merico tenía una vida llena de privilegios. Si quería comprarse carteras y zapatos de sus diseñadores favoritos, su padre lo pagaba. Si quería los abrigos de la última colección que desfilaba en las pasarelas de París, él los compraba. Si quería carros o viajes, su papá se aseguraba de que los tuviera. No era difícil, pues Marisa es la hija de Emilio Di Giovine, uno de los capos de la ‘Ndrangheta', la mafia más poderosa del sur de Italia. 

Pero todo cambió cuando Emilio fue capturado por las autoridades y el imperio de drogas, armas y mercenarios que manejaba la familia quedó a la deriva. Para Marisa, sin embargo, no significó el fin de su vida como la conocía, sino un reto. En vista de que era la única heredera de Emilio, se hizo cargo del negocio y, con la ayuda de su padre, quien comandaba desde prisión, se convirtió en la jefe de la mafia y alcanzó a controlar todas las operaciones desde Calabria hasta Milán. 

Su nueva posición de jefe le trajo toda suerte de problemas legales y un día se refugió en el Reino Unido, donde vivía su madre. Hace más de una década no va a su natal Italia, pues las autoridades de ese país tienen orden de capturarla tan pronto pise esos suelos. Para fortuna de Merico, la orden está a punto de vencer y, ahora cuando está retirada del mundo del crimen, aspira volver a su ciudad y ver a su familia. 

La historia de la reina de la mafia italiana contradice la idea de que las mujeres solían estar al margen de las actividades de sus esposos o novios capos. Desde cuando abandonó el colegio en Inglaterra para vivir con su papá en Italia, se involucró en el negocio y lo comandó como el hijo que Di Giovine nunca tuvo. “Éramos ricos, sí, pero lo que yo quería era el amor y el respeto de mi familia”, le dijo Merico a la edición británica de la revista People.

Por eso, cuando a su padre lo enviaron a la cárcel, ella, con escasos 22 años, se apropió de todos los negocios. Lo visitaba a menudo en prisión, donde nadie sospechaba de ella porque era una mujer, y juntos planeaban los movimientos que debía hacer el clan para asegurar su poder en Italia. Empezó lavando dinero que transportaba en un corsé hecho a la medida y que nadie le esculcó nunca. En la medida en que afianzó su mando en la ‘Ndrangheta', avanzó hacia operaciones más arriesgadas. Una vez, por ejemplo, le compró un helicóptero a un traficante de armas para que su padre pudiera huir de prisión. El plan no funcionó, pero ella nunca bajó la guardia.

Se casó con uno de los mercenarios de Emilio y tuvo una hija, pero ni siquiera el nacimiento de su pequeña la hizo desistir. Ella misma confesó a The Daily Beast que ayudar a su padre “era más importante que mi propia hija”. Entre tanto, tenía que lidiar con la cada vez más grave adicción de su esposo a la cocaína. Día a día el control de la mafia era más difícil, la Policía estaba al tanto de muchas más pistas y los sobornos empezaban a resultar insostenibles. Y un día, una de sus tías, Rita, fue capturada. Ella ya estaba cansada del mundo del hampa y confesó todo a las autoridades. Sus palabras resultaron en la captura de un centenar de miembros del clan y Marisa tuvo que escapar a Inglaterra.

Allí pasó varios años en prisión y, finalmente, la extraditaron a Italia, donde estuvo otro tanto tras las rejas. Su defensa logró demostrar un error de procedimiento y la dejaron libre. De inmediato se devolvió a Inglaterra, se alejó del crimen y se dedicó a ser madre. Pero su familia le sigue haciendo falta y ahora lo único que espera es que se venza la orden de captura que la espera en Italia para volver a su país. “Merico es una mujer de familia. Ella parece muy entusiasmada con la idea de ver a su abuela María, a quien claramente idolatra y respeta”, dijo a Semana.com la periodista británica Lucy Fisher, quien entrevistó a Marisa hace poco. 

Aunque algunos creen que busca recuperar el poder que dejó hace años, Fisher añade que“La familia Di Giovine se vino abajo como organización criminal con la confesión de Rita, entonces Marisa no tiene una empresa que recuperar”. Desde cuando pasó de prisionera a ciudadana, la que alguna vez fue la reina de la mafia vive modestamente y con la ayuda del Estado en Inglaterra. Ya no tiene los zapatos, abrigos y carros que tenía cuando controlaba la ‘Ndrangheta'. Es más, la cartera de Jimmy Choo que tenía cuando la entrevistó Fisher es una réplica.