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Memorias explosivas

La crueldad de su padre, el radicalismo político, la perversión de Roger Vadim y la fortuna de Ted Turner marcaron la vida de Jane Fonda.

10 de abril de 2005

Cuando iba a cumplir 60 años, Jane Fonda decidió realizar un documental sobre su vida,y y le pidió ayuda a su hija, la cineasta Vanesa Vadim. "¿Por qué no solo pones un camaleón a andar por la pantalla?", fue la respuesta de la joven. Razones tenía para decirlo: la actriz no solo es reconocida por ser la hija del célebre Henry Fonda y haber ganado dos premios Oscar, sino que ha sido símbolo sexual, gurú de los aeróbicos, activista política y, para muchos, traidora por el papel que jugó en la guerra de Vietnam. Pero hoy Fonda reconoce que había algo más de fondo en esas sarcásticas palabras: "He sido exitosa, famosa, independiente económicamente. Es cierto. Pero oculta detrás de la puerta estaba mi 'enfermedad de agradar'. Yo simplemente era lo que los hombres que yo amaba querían que yo fuera".

Así lo reconoce a los 67 años en su autobiografía My Life so far (Mi vida hasta ahora), que acaba de publicarse. En su libro, ella define esta etapa de su vida como su "tercer acto". Pero para poder llegar a ella tuvo que pasar por otros dos : en su "primer acto", como explica en su libro, aparece como una joven insegura y bulímica obsesionada por ser delgada y perfecta, mientras el "segundo acto" refleja su faceta de feminista y su activismo contra la guerra. "Yo odiaba mi cuerpo (...) creía que sería amada si era perfecta y gasté mucho tiempo de mi vida tratando de personificar este ideal", escribe.

Fonda explica que esta obsesión fue consecuencia de una infancia infeliz. Su madre, Frances Ford Seymour, fue una mujer obsesionada con su apariencia, infeliz en su matrimonio y distante con su hija. Cuando Jane tenía 12 años, su madre se quitó la vida, cortándose la garganta con una cuchilla, aunque a ella le dijeron que había muerto de un infarto. Meses después se enteró de la verdad al leer un artículo en una revista. Solo décadas después, cuando tuvo acceso a los archivos médicos de la institución mental donde Frances había estado recluida, supo que su madre había sido violada de niña. Entonces pudo perdonarla.

A Henry Fonda lo describe como un padre frío, emocionalmente distante y asegura que de él no solo heredó la vena artística sino la dificultad para expresar sus sentimientos. Esta característica le causaría más tarde problemas con sus hijos Vanesa, producto de su relación con Roger Vadim; Troy, su hijo con el congresista Tom Hayden, legendario activista anti Vietnam, y Lulu una joven afroamericana a quien adoptó. "Papá odiaba cualquier manifestación de emoción. 'Me repugnas', le dijo a por lo menos dos de sus esposas cuando lloraban", revela. La autora cuenta que también por lo menos dos de sus cinco esposas sufrieron de bulimia, al igual que ella. "Estaba obsesionado con que la mujer debía ser delgada (...) Para él yo era la 'pequeña niña gorda'. Mi padre solo se refería a mi apariencia cuando quería decirme que estaba demasiado pasada de peso, aunque, la verdad, nunca lo estuve".

Fonda explica que, en parte, por su deseo de agradar a su padre desarrolló desórdenes alimentar ios desde los 13 años hasta los 40. "Siendo niña recorté el aviso de una revista que decía que por dos dólares recibiría un chicle especial con huevos de tenia y que al mascarlo las tenias se incubarían y podrían devorar toda la comida que uno consumiera", recuerda. Pasó por períodos de bulimia y otros de anorexia. Además se hizo adicta a un medicamento para disminuir el apetito. Estos problemas se intensificaron cuando a los 20 años se dedicó a modelar para pagar sus estudios en el mítico Actor's Studio de Nueva York.

En 1959 hizo su debut en la pantalla grande con Tall story y años más tarde llegaría Barbarella, película que la impulsó a la fama en términos que la actriz hoy casi considera vergonzosos. Ella, una feminista convencida, se convirtió en una 'bomba sexual' al interpretar a una curvilínea heroína de cómic. Y todo, porque así como siempre había tratado de amoldarse al ideal de perfección de su padre, trató de cumplir los deseos de su primer marido y director de la película, Roger Vadim, el cineasta más famoso y seductor de Francia, entre cuyas esposas también estuvieron Brigitte Bardot y Catherine Deneuve.

Pero no solo en el plano laboral trataría de complacerlo. Fonda relata que Vadim solía invitar a otras mujeres para compartir su cama, cosa que ella aceptaba para parecerle "una buena esposa". Recuerda que el una noche llevó a casa a una prostituta de una prestigiosa casa de citas de París. "No se me ocurrió objetar. Seguí su consejo y me introduje en el trío con la técnica y el entusiasmo de la actriz que soy. Si esto era lo que el quería yo se lo daría". Cuenta que a veces participaban más de tres personas y que en muchos casos era ella quien tenía que encargarse de conseguir a la mujer de turno. "Les diré lo que yo disfrutaba", confiesa a sus lectores: "Las mañanas después de que Vadim se iba y la mujer y yo compartíamos un café mientras hablábamos. Para mí esto le brindaba un toque más humano a la relación".

Con los dos esposos que siguieron tampoco le fue bien. El segundo, Hayden, era un alcohólico que luego de 16 años de matrimonio y justo el día en que ella cumplía 51 le confesó que estaba enamorado de otra. Y del último, el fundador de CNN Ted Turner, supo que le era infiel un mes después de casados, lo que la llevó a un ataque de histeria y a golpearlo con un teléfono. Pese a todo, el matrimonio duraría casi una década.

Otro episodio que toca es su militancia contra la guerra de Vietnam. En 1972 viajó a Hanoi para visitar a los soldados norvietnamitas. Una imagen en la que aparece con un casco en medio del armamento bélico de los enemigos de su país la convirtió en 'Hanoi Jane...la traidora'. La actriz se disculpa por el incidente (pero no de su oposición a la guerra) asegurando que fue un momento de euforia y que nunca tuvo intenciones de posar para la foto.

Hoy Jane Fonda siente que finalmente se encontró a sí misma. En los últimos años la relación con sus hijos ha mejorado y disfruta ser abuela. Asegura que su conversión al cristianismo le ha dado paz . Además está por estrenarse Monster in law, película que protagoniza junto con Jennifer López y que significa su regreso al cine después de 15 años de ausencia. Después de todo nunca es tarde para ser feliz.