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Nick Loeb es miembro de una de las familias más importantes del mundo de las finanzas. Su fortuna se estima en unos 15 millones de dólares, mientras que la de Sofía es más del doble. | Foto: .

HOLLYWOOD

Nicholas Loeb no es cualquier novio

Sofía Vergara está comprometida desde hace un año con Nicholas Loeb, un empresario relativamente desconocido. Un nuevo reportaje, sin embargo, revela que pertenece a lo más alto de la aristocracia estadounidense. , 362593

26 de octubre de 2013

Es alto y buen-mozo, como se esperaría del novio de Sofía Vergara. La acompaña sonriente a todas las alfombras rojas y se les ha visto juntos en los Hamptons y en partidos del US Open de tenis. Pero más allá de las fotografías que los paparazzi les han tomado, no se sabe mucho de Nicholas Loeb, el futuro esposo de la Toti. Hasta ahora. 

The New York Times acaba de publicar un reportaje sobre Loeb y su nueva empresa, The Crunchy Condiment Company (La Compañía de Condimentos Crocantes), en el que da detalles desconocidos del afortunado novio de la actriz colombiana. 

Loeb es un apellido judío muy importante en Estados Unidos. Nick es descendiente de los fundadores de la agencia de corredores de Wall Street Loeb, Rhoades & Co. Su abuela paterna era Frances Lehman, cuya familia era dueña de Lehman Brothers, la agencia de servicios financieros que quebró en 2008, pero que fue la cuarta más grande del mundo. 

Su padre, John Loeb Jr., es un exitoso empresario y filántropo que fue embajador de Estados Unidos en Dinamarca y delegado de las Naciones Unidas. Su vena filantrópica la obtuvo de su padre, John Loeb Sr., un gran benefactor de la Universidad de Harvard, su alma máter, a la que donó unos 70,5 millones de dólares. 

Nick estudió en los mejores colegios privados de Estados Unidos y en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, de donde se graduó de Finanzas. Pero no todo ha sido fácil en la vida de este retoño del mundo financiero. Cuando tenía 1 año sus padres se divorciaron y no volvió a ver a su madre, Meta Harrsen, hasta que cumplió 9. Por la época en que Nick y ella se estaban acercando nuevamente, esta le pegó un tiro a su esposo de entonces y luego se suicidó. 

“Fue muy duro, pero prefiero tener un recuerdo de mi mamá sea cual sea”, le contó al New York Times. Con 20 años Loeb empezó a trabajar en Universal Studios, empresa que le pertenecía a Seagram, una de las distribuidoras de licor más grandes del mundo, de la cual un primo suyo era el gerente general. Luego fue productor de la película The Smokers, que tuvo poco éxito, y de un documental. 

En 2007 trabajó para Lehman Brothers y se casó con una mujer llamada Anna Patterson, de quien se divorció poco después. Loeb, que es republicano, también ha intentado surgir en política: se lanzó como comisionado de Nueva York y luego quiso convertirse en senador, pero se retiró porque estaba en medio de su divorcio. 

Ahora parece estar rasguñando el éxito. Su compañía vende un condimento a base de cebolla frita llamado Onion Crunch, que ya se consigue en más de 17.000 locales en Estados Unidos. Sofía no ha tenido problema en ayudarlo a promocionar la marca; de hecho, le hizo publicidad en varios restaurantes de Manhattan. 

Solo se detuvo cuando el elenco de Modern Family, la comedia en que actúa, visitó la Casa Blanca y Loeb le pidió a que tratara de colocar un frasco de Onion Crunch en una foto con el presidente Obama. Ella se puso furiosa y le dijo que era “muy inapropiado”. 

Loeb, de 38 años, y Sofía, de 41, están juntos desde 2010. Se conocieron en un restaurante de Los Ángeles: “Hubo química desde el principio”, ha dicho ella del encuentro. El año pasado se comprometieron en las pirámides de Chichen Itzá, en México. Pero desde entonces ha habido varios rumores de ruptura de la pareja por supuestas infidelidades de Loeb. Aun así, siempre terminan reconciliándose. 

Aunque Sofía gana alrededor de 175.000 dólares por episodio de Modern Family, su novio no se queda atrás. La herencia familiar de Loeb lo coloca en una posición privilegiada económicamente y lo convierte en miembro de la elite neoyorquina –muy distinta a la de Hollywood, pero probablemente más influyente–. Cuando le preguntan a la Toti qué haría su prometido si su compañía se vuelve un fenómeno, contesta: “Comprarme un barco enorme”.

El día de los Emmy, cuando Modern Family ganó por mejor comedia, la pareja se besó apasionadamente antes de que Sofía subiera al escenario. Mientras la empresa crece, Nick al menos ya tiene asegurado su futuro amoroso junto a la actriz mejor pagada de la televisión.