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I N.Y.

Colombianos que triunfaron en Nueva York arrancando de cero cuentan su experiencia.

24 de marzo de 1997

No hay otra ciudad que encarne mejor el gran sueño americano. Triunfar en Nueva York es la meta de quienes viajan a radicarse en Estados Unidos y es el ideal que estimula a miles de inmigrantes de todo el mundo. Por eso en la Gran Manzana nadie se siente extranjero. Es, en América, la meca del arte, las finanzas, la actuación, la moda... y como allí están las oportunidades hasta allí llegan quienes quieren saborear las mieles del éxito. Por eso Nueva York tiene la colonia más grande de colombianos en Estados Unidos. En ella viven un millón de compatriotas. Sin embargo, así como es el paraíso de las oportunidades es también el infierno de la competencia. Y para quienes no tienen una preparación académica y mucha creatividad, tratar de ser alguien en esa gran metrópoli puede convertir el sueño en pesadilla. Estos son algunos colombianos que han logrado realizar su sueño y que hoy consideran a Nueva York como su segundo hogar.

Carol Colmenares: Abrete Sésamo
Sería ingeniera si en 1989 no hubiera decidido arriesgarse. Sin tener oferta de trabajo ni plan de estudios llegó a Nueva York. Con un empleo en una fábrica de carteras ingresó a Hunter College a estudiar comunicación y simultáneamente empezó a tomar clases de cine. Sin saber a qué horas, terminó graduada en ambas profesiones. Trabajó en la universidad como asistente de cámaras y participó en la producción de varios documentales. Hace un año se enteró de que necesitaban una asistente de dirección en Children's Television Workshop, la empresa que produce el programa infantil Sesame Street. Dos meses después obtuvo el cargo de coordinadora de producción. "El camino no ha sido un paseo pero me encanta el trabajo, lo hago con mucho gusto".

Dora Glottman: Periodismo con audiencia
Llegó hace cinco años con 300 dólares y muchas ganas de surgir. Estudiaba periodismo en Kansas University cuando su padre, el empresario Jaime Glottman, quebró y ella tuvo que trasladarse a Israel. Sin embargo, como no veía su futuro en ese país se fue a Nueva York y mientras trabajaba como mesera en el restaurante del Museo de Arte Moderno estudiaba periodismo en The New School for Social Research. Hoy esta colombiana de 26 años trabaja para Univisión como corresponsal del programa Sábados Gigantes Internacional, que tiene una audiencia de 95 millones de personas. Ella dice: "Nueva York me da la libertad de ser como quiero ser".

Carlos Arcieri: Doctor de violines
Tratando de sacarle el cuerpo al servicio militar llegó a Nueva York en 1967. En medio de las lecciones de pintura en el Art Student League sacaba tiempo para trabajar con un fabricante de violines llamado Fernando Sacconi, propietario de una importante casa de lutería en aquella época, quien lo convirtió en su pupilo. Tras la muerte de su maestro, en 1974, pensó en dejar ese oficio y volver a los lienzos, pero los antiguos clientes de Sacconi siguieron dándole trabajo. Así estableció su propia fábrica de producción y restauración de violines y cellos. Hoy, entre sus clientes, se cuentan la filarmónica, la ópera y el ballet de Nueva York y varios solistas europeos de renombre internacional. Pero aunque lleva 32 años en esta ciudad afirma que aún no se adapta a ella. Carlos dice: "Quisiera volver a Colombia pero no podría hacer allí lo que hago aquí. Si uno no está seguro de qué quiere o está inseguro de sus capacidades no sale adelante. Es fundamental no tener temor".

Andrés García-Peña: Artista y gondolero
El gondolero del lago del Central Park que aparece accidentalmente en la película El espejo tiene dos caras, de Barbra Streisand, ni es italiano ni es cantante. Es un artista colombiano. Se trata de Andrés García-Peña, quien hace 15 años llegó a Nueva York con el deseo de triunfar con sus pinceles. Luego de ingresar a estudiar arte en Cooper Union se dio cuenta que le interesaban más las cosas de la calle que la academia. Se dedicó entonces a hacer grandes dibujos en papel que en la noche pegaba en los muros de Manhattan. De ahí pasó a realizar escenografías, una de las cuales fue utilizada por Billy Idol para el video de Flesh for Fantasy. Hace unos años se fue a Barcelona, pero la propuesta de dos galerías para exponer su trabajo lo llevó de regreso a Nueva York. Hoy sigue pintando murales y en los veranos es el gondolero de Central Park. Andrés dice: "Vivir aquí es fascinante. Todo el mundo es extranjero. Es una ciudad cruel, se necesita estar convencido de lo que uno quiere hacer y de sus sueños para no fallar".

Myriam Sánchez: Restaurando la historia
Cuando salió de Palmira, a los 17 años, para ir a estudiar arte en Roma, nunca imaginó que sería para siempre. Se especializó en restauración y patología del libro y, en la Unesco, estudió preservación de manuscritos y archivos. Desde hace 19 años vive en Nueva York y trabaja en el New York Public Library, la segunda biblioteca más importante de Estados Unidos. Su primer cargo fue jefe de investigación de cultura negra, pero desde hace 13 años es jefe de conservación para programas de exhibición. En sus manos ha tenido documentos tan importantes como los manuscritos del libro To the Light House, de la escritora Virginia Wolf. Ha reparado uno de los cinco originales de la declaración de independencia de Estados Unidos y fue la encargada de preparar la exhibición de estos famosos manuscritos en Jordania. Myriam dice: "Mi trabajo es como un sueño. Me siento afortunada porque sé lo difícil que es recibir crédito en Nueva York, pero lo he logrado".

Carolina Esquenazi: Con la pesada
Detrás de la reciente reunión realizada entre el fiscal Alfonso Valdivieso, el embajador Juan Carlos Esguerra y el subsecretario de Estado Robert Gelbard, en el Council on Foreign Relations en Nueva York, estuvo la iniciativa de una bogotana de 27 años: Carolina Esquenazi, quien desde hace tres años vive en esa ciudad. Graduada en gobierno y sociología en Georgetown University y con máster en periodismo de Columbia University, se fue a esa metrópoli a cumplir su sueño de trabajar en esa fundación. Hace un año fue contratada para el cargo de asociada del programa en el departamento de política islámica y del Medio Oriente. Dentro de sus responsabilidades está la coordinación del boletín sobre la política de Estados Unidos en el mundo islámico, cuyos lectores incluyen a académicos, ministros, cancilleres y los más cercanos asesores del presidente Clinton. Carolina dice: "Aquí no valen las palancas. Si quieres salir adelante tienes que saber conseguir las cosas por tu propia cuenta".

Eduardo Márceles: Fabricante de estrellas
Todo artista que llega a Nueva York llama a Eduardo Márceles, quien tiene todos los contactos en el mundo del arte. Hace unos meses se lanzó a trabajar como curador independiente, después de haberlo sido en el Museo de Arte de Queens, gracias a un aviso que apareció en The New York Times. No era la primera vez que viajaba a la Gran Manzana. En los años 60 había estudiado economía en la Universidad de Nueva York, y regresó 27 años después para asumir ese reto. Aunque pensó que sería por poco tiempo, permaneció en ese cargo casi cinco años. Ahora no le falta oficio y con frecuencia es invitado por universidades en Estados Unidos para dictar talleres sobre arte latinoamericano. Márceles dice: "La vida aquí es difícil porque la competencia es caníbal. Se desarrolla una sensación entre el amor y el odio. Uno vive aquí por lo que le ofrece, pero es una ciudad hostil y dura. Puede llegar a ser la pesadilla americana".

Violy McCausland: Una 'dura' en Wall Street
Nueva York no es una ciudad extraña para la barranquillera Violy McCausland. En 1978, recién egresada como financista de la Universidad de Alabama, decidió ingresar al exigente mundo de Wall Street, en uno de los más importantes bancos de inversión en ese momento: JP Morgan. Allí trabajó 15 años, escalando posiciones hasta llegar a ser vicepresidenta financiera. En 1994 se retiró para entrar como socia al banco de inversión de James Wolfensohn. Pero le picó el gusanillo de la independencia y, hace un año, con otra financista audaz, Stormy Byorum, creó su propio banco de inversión. Entre sus clientes se cuentan empresas como Cemex y el Grupo Cisneros. Violy dice: "Pienso que lo he logrado porque me enfoco en las metas . Otra clave es la persistencia y creo que he tenido buena suerte".

Yolanda Jiménez: Una policía en N.Y.
Esta bogotana llegó a Nueva York hace 30 años, cuando sus padres dejaron todo para buscar mejores oportunidades, y hoy es Subcomisionada de Policía y tiene bajo su mando a 250 personas que trabajan en la prevención de la criminalidad en esa ciudad. Su vocación de servicio la llevó a ser elegida entre 100 aspirantes por la alcaldía de la ciudad antes de graduarse en Queens College, donde obtuvo un diploma universitario y una maestría en ciencias políticas. De ahí pasó al Departamento de Bomberos como directora de prevención de incendios y regresó a la Alcaldía como jefe de personal para asuntos minoritarios, hasta que fue nombrada como comisionada asistente de la Policía Metropolitana de Nueva York. En agosto del año pasado fue ascendida a la posición que hoy tiene. Yolanda dice: "Los inmigrantes hemos aportado mucho a esta ciudad. Es cierto que hay grandes oportunidades pero también se requiere algo de suerte. Aquí se espera mucho de las personas y el sacrificio debe hacerse porque hay mucha competencia".
Ruvén Afanador: Una mirada original
En 1973, cuando tenía 14 años, toda su familia viajó a Nueva York para iniciar una nueva vida. Ruvén ingresó a la Universidad de Notredame, en Indiana, a estudiar fotografía, una actividad que le había apasionado desde niño. En 1988 llegó a Nueva York, donde logró trabajar en varias de las mejores revistas de moda. Pero su golpe de suerte le llegó en mayo de 1990, cuando uno de sus fotorreportajes apareció en la portada de la revista Time. Entonces este bumangués se consagró definitivamente. Hoy es considerado uno de los mejores fotógrafos de modelos en el mundo y sus trabajos aparecen en las portadas de prestigiosas publicaciones como Vogue y Elle. Ha tenido además ante su lente a numerosos personajes, como Isabella Rosellini, Al Pacino, Antonio Banderas, Vanesa Williams, Wesley Snipes, Gabriel García Márquez, entre otros. Ruvén dice: "Aquí siempre hay algo más importante que hacer, gente más famosa a quien tomarle fotos, siempre hay más y más. Es interminable".

Ana Sokoloff: Por amor al arte
Era una abogada con gran futuro en el Banco Colpatria de Bogotá, pero un día decidió cambiar las leyes por el arte. En 1990 concursó para el programa de máster de la Universidad de Columbia en Nueva York y fue aceptada. Se ofreció para servir tintos y hacer de recepcionista en una prestigiosa galería, sin cobrar, en busca de mejores ofertas, y las consiguió. Ha trabajado en la Misión de Colombia antes las Naciones Unidas como directora de actividades culturales y ha sido coordinadora de exhibiciones en el departamento de artes visuales de Americas Society. También fue catalogadora de la casa de subastas Sotheby's. Actualmente está estrenando cargo como senior specialist del departamento de arte latinoamericano de la afamada casa Christie's. Ana dice: "Nueva York es una ciudad muy dura y rápida. Pero eso es parte del placer de estar acá, siempre desafiada por la ciudad y su gente".