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'OMBUDS-WOMAN'

Con la obligación de vigilar que haya imparcialidad en la información, Nohra Sanín se convierte en el segundo 'ombudsman' de 'El Tiempo'

9 de mayo de 1994

DESDE FL PROXIMO VIFRNES, NOHRA Sanín de Saffón tendrá enfrente uno de los mayores retos del periodismo colombiano: consolidar la figura del ombuds man en El Tiempo. Se trata, sin ninguna duda, de una tarea compleja porque no consiste solamente en defender a los lectores de las posiciones parcializadas que pueda asumir el diario en sus páginas informativas -más aún en época electoral, cuando a los medios les resulta difícil guardar el equilibrio-, sino también en seguir al pie de la letra el reglamento establecido para ese cargo, que implica acogerse a un estricto régimen de inhabilidades que prohíbe, por ejemplo, pertenecer a juntas directivas o participar en política.
Ser el defensor de los lectores en un periódico colombiano es más complicado que en cualquier otro lugar. Quizás ni al primero que existió, el de The Louisville Times, en 1967, le tocó una situaciòn tan compleja como a Nohra Sanín. Para nadie es un secreto que mientras la mayoría de los 86 ombudsman del mundo analizan noticias que son producto del giro normal de la vida de sus países, los dos que hay en Colombia -en El Tiempo y Vanguardia Liberal- no tienen más remedio que atender informaciones relacionadas con temas espinosos como el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares, que siempre conllevan violaciones a los derechos humanos.
Al ver el rostro hermoso y notar la personalidad sensible de Nohra Sanin algunos podrían pensar que a esta hermana de la Ministra de Relaciones Exteriores le faltan experiencia y carácter para asumir la posición en la que fue nombrada por los Santos. Sin embargo, lo cierto es que, a pesar de haberse dedicado de tiempo completo a su esposo y sus tres hijas en algunas épocas de su vida, esta abogada javeriana nacida hace 38 años en Medellín conoce en cierta forma los medios de comunicación escritos, toda vez que ocupó la Dirección Ejecutiva de Andiarios entre 1989 y 1993. Aparte de eso, estuvo vinculada a la Asociación Bancaria, a la Fundación Hogares Juveniles Campesinos y a la Bolsa de Bogotá.
En el cargo de ombudsman -palabra escandinava que será cambiada muy pronto en El Tiempo por otra en español-, Nohra Sanín de Saffón espera realizar una labor de doble vía. No sólo quiere ser la defensora de los lectores, sino la portavoz de los reporteros, es decir, quien les explique un poco más a aquéllos cuáles son las dificultades de éstos en su trabajo.
Por lo demás, con su nombramiento en el principal diario del país cobra aún más vigencia la anécdota según la cual cuando a Jaime Sanín, su padre, le dijeron que el embarazo de su esposa podría tener problemas porque el bebé estaba en mala posición, contestó: "No puede ser. Un Sanín jamás está mal colocado".