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PATERNIDAD MISTERIOSA

Para muchos británicos parece evidente que el verdadero padre de Harry, hijo menor de Lady Di, <BR>es su amante James Hewitt y no el príncipe Carlos.

4 de octubre de 1999


CUANDO EL RIO suena, piedras lleva. Ese es el adagio favorito de los editores de algunos medios de
comunicación británicos que una vez más se han atrevido a tocar temas que en otra época les habría costado la
cabeza en la torre de Londres. Como si los escándalos protagonizados por el príncipe Carlos y Diana no
hubieran sido suficientes para saciar el apetito de los medios de comunicación, los ávidos reporteros han
posado sus ojos sobre el indefenso príncipe Harry . El interés fue suscitado por el extraordinario parecido físico
entre el hijo menor de Lady Di y el ex oficial de caballería James Hewitt, antiguo amante de la princesa. Si de
juzgar a simple vista se trata, las apreciaciones de los tabloides llegan a ser muy convincentes puesto que las
similitudes entre Harry y Hewitt son abrumadoras. Ambos tienen el mismo color de piel, el cabello rojizo, son
desgarbados, pecosos, tienen los ojos pequeños y la quijada alargada. La similitud es tal que varios medios
han llegado al punto de contratar fisonomistas para que emitan conceptos profesionales que permitan
establecer que en realidad el parecido obedece a razones de sangre y no a una simple coincidencia.
Las especulaciones están a la orden del día y los observadores han comenzado a convencerse de que el
benjamín de los Windsor es en realidad hijo de Hewitt. Dicha hipótesis se basa en las comprometedoras
cartas que Diana le escribió a su amante durante sus cinco años de romance y en las que, al parecer, queda
al descubicrto el origen plebeyo del pequeño. Al menos eso es lo que dicen los periodistas que tuvieron a su
alcance la explosiva correspondencia que Diana le envió a su amante, en especial durante el tiem po que
Hewitt estuvo combatiendo en la guerra del Golfo Pérsico. Según lo revelado en medios periodísticos, las
cartas comenzaron a los pocos días del nacimiento de Harry cuando la princesa escribió una misiva en la que
le contaba al ex oficial lo hermoso que era el niño agregando esta frase:"Una mirada al bebé y sabrás que es
nuestro ".
Los expertos en asuntos del corazón sostienen que esa imprudente nota es la prueba reina y ahora se
especula sobre la posibilidad de que el secreto se dé a conocer por boca del propio Hewitt, quien se encuentra
próximo a publicar una explosiva autobiografía en la que hace mención de sus amoríos con Diana.
Aunque la casa editorial ha anunciado en declaraciones a la BBC que el libro no revelará la supuesta
paternidad del ex oficial, lo cierto es que tampoco se ha preocupado por desmentir los rumores. Hewitt, por su
parte, se ha mostrado evasivo ante interrogantes concretos como el del periodista Stewart Berger, quien le
preguntó a quemarropa: " Es usted el verdadero padre del príncipe Harry?". Después de un largo silencio el ex
oficial respondió: "No quiero hablar sobre eso ".
Todo lo anterior ha generado pánico en el palacio de Buckingham y hay quienes aseguran que los asesores le
gales de la reina están preparando todo tipo de acciones jurídicas para evitar que el libro llegue a las
estanterías. Los representantes de Hewitt no se han quedado atrás y para sortear cualquier contratiempo han
afirmado que, si bien se hablará del contenido, ninguna de las 60 cartas será publicada.

FECHAS INCORRECTAS
En 1994, cuando Ana Pasternak escribió el libro La princesa enamorada, los periodistas comenzaron a
sospechar sobre el extraño parecido entre Harry y Hewitt. Sin embargo en esa oportunidad el oficial salió al
paso y aseguró que su relación con Diana había ocurrido en 1985, seis meses después del nacimiento del
niño, pues antes él sólo era un instructor de equitación al que Diana no prestaba mayor atención.
A pesar de la ambiguedad de las afirmaciones el argumento de Hewitt no ha sido suficiente para los
semanarios ingleses que sostienen que la pareja se trataba socialmente desde 1983 cuando el ex oficial
jugaba polo con Carlos. Según se rumora, por esas fechas el distanciamiento entre los príncipes de Gales era
más que evidente y Diana, destrozada por las infidelidades de su marido, habría buscado consuelo en los
brazos de Hewitt. Al parecer los encuentros íntimos se llevaron a cabo en el palacio de Kensington, en la casa
campestre de Highgrove, en la casa de Althorp y en la reservada cabaña de la madre de Hewitt, quien dormía
mientras ellos hacían el amor.
De acuerdo con declaraciones de Hewitt, la pasión que él sentía por Diana era tan fuerte que incluso estuvo a
punto de enfrentar los convencionalismos sociales con tal de casarse con ella y darle un hogar estable. Por
desgracia el idilio llegó a oídos de la monarquía y para evitar un escándalo de mayores proporciones los
consejeros de palacio le advirtieron a la princesa que debía poner fin a su noviazgo o de lo contrario perdería la
custodia de William y Henry. Conociendo los alcances de los Windsor, Diana prefirió curarse en salud y optó
por alejarse de su amante en 1991.
Ocho años después del rompimiento el tema sigue siendo un dolor de cabeza para la reina Isabel II, quien se
muestra preocupada por la reacción que pueda tener Harry ya que a esta alturas el joven ya debe estar al
tanto de las especulaciones.
Según el periódico Newsof the World, la única posibilidad de dirimir este interrogante es que el príncipe Carlos
facilite una muestra de su ADN para que sea comparado con el de Harry. Sin embargo el mismo diario añade
que no hay ninguna posibilidad de que eso ocurra ya que el futuro monarca jamás se someterá a semejante
humillación.

Un tema con mucha historia
EL ASUNTO de los principes bastardos no es nuevo en la realeza británica. Uno de los casos mas curiosos lo
representan las hijas del rey Enrique VIII, Maria e Isabel Tudor, quienes ocuparon el trono sin que pesara
sobre ellas la carga de haber sido declaradas bastardas. Maria Tudor no dejó una gran huella en la historia
inglesa. Pero el reinado de su medio hermana marcó una era de esplendor y progreso sin par en la histoda.
Maria Tudor, hija de Catálina de Aragón (la primera esposa de Enrique VIII), fue declarada bastarda a raíz del
repudió del rey a su esposa y su posterior ejecución. Por este motivo percidió la sucesión al trono.
Enrique VIII y Ana Bolena, su segunda esposa, tuvieron a Isabel, quien de inmediato se convirtio en la
sucesora. Sin embargo, en 1536, al cumplir lsabel tres años, Ana cayó en desgracia, acusada de adulterio.
Se sospecho en tonces que Isabel no era hija del rey sino de alguno de los amores furtivos de Ana. Al igual
que Catalina de Aragón fue ejecutada y su matrimonio anulado. Isabel, de inmediato, fue declarada bastarda e
Inglaterra quedó de nuevo sin un heredero, hasta quenació Eduardo, hijo de Juana Seymour, tercera esposa
de Enrique VIII.
Al morir este en 1547, subió al trono el pequeño Eduardo, quien falleció cuatro años más tarde. A Eduardo VI
lo sucedió María Tudor, quien fue reina entre 1553 y 1558, año de su muerte y de la ascención al trono de
Isabel I, declarada bastarda cuando era una niña y que gobernó a los ingleses durante más de 40 años.