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Los artistas que apoyan causas sociales o ecológicas parecen creer que acercarse a los gobernantes no es buena publicidad para sus organizaciones.

25 de marzo de 2006

Los artistas que apoyan causas sociales o ecológicas parecen creer que acercarse a los gobernantes no es buena publicidad para sus organizaciones. Por lo menos eso lo demostraron la semana pasada Thom Yorke, vocalista de Radiohead, en Gran Bretaña, y la cantante Jessica Simpson, en Estados Unidos. El primero, embajador de 'Amigos del mundo', había planeado desde hacía meses una reunión con el primer ministro Tony Blair, pero a último momento decidió cancelar el encuentro porque consideró que Blair no poseía "credenciales a favor del medio ambiente". Se suponía que el músico y el político hablarían acerca de la emisión de gases que aumentan el efecto invernadero. Por su parte, Jessica Simpson estuvo en Washington haciendo lobby ante el Congreso para buscar fondos para la fundación 'Operación Sonrisa', pero rechazó una invitación del presidente George W. Bush para asistir a un encuentro republicano organizado por él. Aunque se declaró una gran fanática de la labor del Presidente, la rubia prefirió declinar la invitación, pues estaba en Washington como representante de una ONG.