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PODER NEGRO

Un emporio discográfico, razón de ser del apabullante éxito de los cantantes negros en Estados Unidos

28 de abril de 1986

En el medio de la música norteamericana uno pronuncia la palabra "Motown" y las reacciones son inmediatas, imprevisibles, contradictorias. Mientras unos aseguran que esta empresa discográfica que nació en Detroit hace más de veinticinco años es la que más ha defendido las creaciones de los compositores y cantantes negros, otros dicen que, al contrario, su principal propulsor y fundador, Berry Gordy, lo que ha hecho es explotar ese interés morboso de los blancos por todo cuanto tenga que ver con los negros, especialmente si reciben esa música que mezcla los blues, los spirituals y los ritmos que treinta años atrás estaban confinados a bares, barrios y ciudades dominados por los negros.
Esas reacciones tan encontradas resumen lo que "Motown" significa para la música popular contemporánea en Estados Unidos, música dominada en buena parte por artistas y conjuntos llamados Wham, Madonna, Michael Jackson, Lionel Richie, Diana Ross, Stevie Wonder, Smokey Robinson y Culture Club, favoritos de los jóvenes en todo el mundo, incluyendo los colombianos y quienes provienen, precisamente, de esta casa discográfica, cuyos directivos supieron descubrir en esos artistas, varios años atrás, cuando daban los primeros pasos, que si recibían ayuda, si eran promocionados convenientemente y sobre todo, si tenían la oportunidad, sólo la oportunidad, de grabar sus creaciones iniciales, nadie se arrepentiría después.
Michael Jackson mientras hacía parte de los Jackson 5, y Lionel Richie, como integrante del conjunto The Commodores grabaron sus primeros éxitos con el sello "Motown" sorprendiendo a todos desde el principio mientras Wham con Wake Me Before You Go-Go, Madonna con Lucky Star y Culture Club con Do You Really Want to Hurt Me, éxitos imbatibles, son pruebas de la principal virtud de la gente que encabezada por Gordy maneja esta fábrica de dinero y fama: el olfato, el olfato para adivinar primero y estar seguros después que ese muchachito de pelo rizado y ojos grandes y ademanes afeminados podía convertirse en un verdadero monstruo. Es el olfato que algunos no le perdonan a los de "Motown", el olfato para que un muchachito negro llegue a ser el primero en vender discos en su país y el extranjero.
El auténtico milagro de la renovación en el campo del disco y la música popular se produjo entre 1962 y 1972 cuando los norteamericanos se sorprendieron ante un nuevo estilo de música que en cantidad y cualidad sólo era superada por las marcas establecidas por Frank Sinatra con las ventas de sus canciones y discos. La influencia del sello siguió durante todos estos años en lo que algunos califican como el proceso natural de auge y decadencia del llamado "Sonido de Motown".

CULTO A LA IMPERFECCION
La historia de la empresa, llena de mitos y realidades crudas, está ligada a los mitos y realidades de ese personaje extraño llamado Berry Gordy hijo de una familia de clase media de Detroit y quien comenzó como productor musical y escritor de textos y canciones para varias casas discográficas de esa ciudad. Cansado de ser explotado y viendo cómo los cantantes negros recibían un trato discriminatorio, un día recibió de su protegido y amigo, el cantante y compositor Smokey Robinson, una revelación: dejar de trabajar para los demás y producir ellos mismos sus discos, con sus canciones, con sus artistas, con su propio mercado.
Los críticos y los compradores de músicos descubrieron pronto otro elemento interesante: la imperfección de las grabaciones, algunos errores de los intérpretes, la ausencia de sincronización absoluta en las orquestaciones, aspectos que en otras casas eran impensables. Algunos afirman que era un lenguaje libre aunque no fuera limpio del todo. Otros más suspicaces decían que era la manera de hacer más dinero con menos gastos en las grabaciones, porque los artistas de "Motown" tenían menos tiempo que los demás para hacer su trabajo. Por supuesto todos estos lunares tuvieron que acabarse cuando en 1967 apareció el que se considera el más perfecto de los discos en esa época, "La banda del sargento Pepper" de los Beatles.
Entonces irónicamente lo que "Motown" ganó en perfección, en cuidados técnicos, lo perdió en su concepto de la libertad y la improvisación de sus artistas quienes ahora se cuidan más. Durante más de diez años el prestigio de "Motown" se sostuvo precariamente mientras surgían artistas como Diana Ross que sostenían el nombre hasta principios de los ochenta cuando se ha producido el resurgimiento, más fuerte, más agresivo, de este sello con los jóvenes artistas citados.
Lo que nadie puede ocultar es que antes de los sesenta la música negra era la favorita de pequeños grupos y se interpretaba en locales exclusivos. Ahora, genios como Stevie Wonder y Lionel Richie son aceptados en todas partes, aunque el olor del dinero se sienta en el escenario. Pero, ¿dónde no?