Por mentirosa

"Más rápido cae un mentiroso que un cojo". El dicho no podría ser más certero en el caso de la atleta norteamericana Marion Jones, que fue considerada una de las más veloces en la historia y ganadora de cinco medallas olímpicas en Sydney 2000, tres de oro y dos de bronce. Tras varios meses de escándalo, la semana pasada fue sentenciada a seis meses en prisión, dos años de libertad condicional y 800 horas de trabajo comunitario. El fallo fue muy severo porque mintió bajo juramento en 2003, cuando negó a los investigadores federales haber usado drogas para mejorar su rendimiento en 2000 y 2001. Además se le juzgó por partida doble, pues estuvo involucrada en un fraude de cheques organizado por su ex novio, el ex atleta Tim Montgomery, padre de su hijo mayor. El último capítulo de su drama comenzó en octubre, cuando se reabrió la investigación por uso de esteroides entre deportistas, creados por el laboratorio Balco. Jones por fin admitió que se dopó en los Juegos Olímpicos, debió devolver sus medallas, y sus récord; fueron eliminados de los registros. El juez Kenneth Karas decidió darle la sentencia más larga que se recuerde, para mandar un fuerte mensaje a los deportistas. “Los atletas tienen un estatus alto, entretienen, inspiran y, quizá lo más importante, sirven de ejemplo”, declaró. Marion deberá entrar a la cárcel el 11 de marzo y será recordada como ejemplo de que se puede perdonar la trampa, pero no la mentira.