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QUIEN PIDIO UN BEBE

La genética deja atrás a la legislación. Una niña-probeta de California queda huérfana ante la ley a pesar de que podría tener hasta seis posibles padres.

13 de abril de 1998

Desde 1978, cuando nació el primer bebé probeta, hasta hoy, se ha tratado de legislar en el campo de la fertilización in vitro y en el de las madres sustitutas. Sin embargo un extraño caso ha puesto en evidencia los vacíos que existen sobre el tema y demuestra que, en esta materia, los avances científicos van más rápido que las leyes. Es la historia de Jaycee Buzzanca, una hermosa niña de 3 años que según las leyes de California no tiene padres ni ningún otro vínculo familiar.
Todo comenzó en 1994 cuando John y Luanne Buzzanca se dieron por vencidos en su intento de engendrar un bebé por los métodos tradicionales. Los médicos les diagnosticaron infertilidad a ambos. El tenía un bajo nivel de espermatozoides y ella sufría de endometriosis. Ante esto decidieron someterse a un complejo tratamiento de fertilidad, en el cual se buscarían un óvulo y un espermatozoide de donantes desconocidos. Luego contrataron a Pamela Snell para que gestara el embrión en su vientre. Ella firmó un contrato en el que se comprometía a entregar el niño en el momento del nacimiento. Los Buzzanca, por su parte, pagaron por todo el proceso entre 20.000 y 35.000 dólares.
Los esposos habían planeado que los donantes fueran anónimos para evitar cualquier pelea legal. Habían tomado esa decisión porque ya había un precedente, el caso Whitehead, en el que la madre sustituta era la donante del óvulo y al momento del nacimiento no quería entregar el hijo. Hasta ese momento todo iba bien. Sin embargo en 1995, un mes antes de que Jaycee naciera, John Buzzanca pidió el divorcio a su esposa y se rehusó a reconocer ese bebé como suyo. Luanne se quedó con la niña pero quería que su ex marido le reconociera sus obligaciones legales. Ella argumentaba que John había firmado un contrato y que de alguna forma había ayudado a crear a la niña. Como no logró por las buenas una respuesta el caso se fue a los tribunales.
Por lo general el niño que nace de una madre sustituta pasa directamente a los padres biológicos, pero en este caso no era posible puesto que los padres fueron donantes anónimos. En septiembre pasado el juez Robert Monarch consideró que ante la ciencia la niña podría tener seis padres, a saber: los donantes anónimos, la madre sustituta y su esposo y los Buzzanca. Pero ante la ley, según el juez, la niña no tiene padres porque no existe un vínculo directo con alguna de las personas involucradas en su concepción y nacimiento. Y ni siquiera el señor Buzzanca tendría obligaciones con la pequeña. La recomendación del juez fue que Luanne adoptara a Jaycee, pero esa sugerencia le hizo sacar a flote otro interrogante: ¿de quién la va a adoptar?
Mientras se resuelve el caso Luanne se hizo cargo de la niña bajo supervisión de trabajadores sociales. Lo único que queda claro es que la menor es la única perjudicada en esta historia. Más allá de la polémica legal la situación de Jaycee revive la cuestión ética del significado de la paternidad. Esta historia es diferente a las miles que se presentan en los tribunales de todo el mundo por paternidad responsable. Aquí John Buzzanca pagó y estuvo de acuerdo en 'encargar' un hijo y después, aprovechando que no tenía ningún vínculo biológico con la niña, se lavó las manos.Lo único bueno de todo es que la historia de Jaycee ha servido para resolver no sólo esta situación sino para alertar sobre las que se podrían presentar en el futuro debido a avances en los procesos reproductivos artificiales como la congelación de óvulos y la clonación.