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SIMPLEMENTE MARIA

La novela de Jorge Isaacs, adaptada para televisión por García Márquez, es el último reto de Lisandro Duque.

21 de octubre de 1991

METERSE CON LA MARIA, GUARDAdas proporciones, era como meterse con el Himno Nacional. Durante mucho tiempo, la lánguida historia de amor de Efraín y María escrita por Jorge Isaacs, se levantó como símbolo y orgullo nacional de las letras colombianas. Para meterse con ella, entonces, se necesitaba a la única persona que podía hacerlo sin que el público sintiera que se trataba de una violación: Gabriel García Márquez, quien coronó a las letras colombianas con un premio Nobel.

Con esos dos mitos nacionales a cuestas, Lisandro Duque inició la dirección de La María, versión televisada, que empezó emisión la semana pasada y que con la historia de Isaacs adaptada por el Nobel le tomó un año terminar. Con éste, Duque hace su segundo gran especial de televisión. El primero fue La Vorágine que RCN le propuso dirigir, cuando supo que Lisandro había escrito una adaptación de la obra de José Eustasio Rivera para cine. En el cine era donde él estaba cuando lo tentaron con la televisión.

Se puede decir que, en cierta forma, Lisandro Duque le debe su entrada en la producción cinematográfica a la administración Pastrana. Ese gobierno, por allá en 1973, impuso a los teatros una norma que obligaba a que toda película fuera precedida por un cortometraje nacional. Se empezó entonces a echar mano de toda persona que estuviera dispuesta a hacerle un envión a una industria que no existía. En ese momento, Lisandro tenía como entretención extracurricular, estudiaba antropología la de dirigir el Cine Club de la Universidad Nacional al tiempo que escribía crítica de cine en el diario El Espectador.

Su primer intento, el cortometraje