Home

Gente

Artículo

SIN UN CENTAVO

Luego de años de derroche desenfrenado, el ex dictador haitiano, Jean Claude Duvalier, vive en Francia completamente arruinado.

19 de septiembre de 1994

Hace poco más de ocho años, Jean Claude Duvalier abandonó Haití, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea estadounidense, acompañado de su esposa Michele, su madre, su hijo, una enfermera, varias secretarias y seis toneladas de equipaje. El detestado 'Nené Doc', acusado por su pueblo de sacar de la isla más de 400 millones de dólares, se radicó en Francia en un lujoso exilio forzoso. Pero el tiempo pasó y las cosas cambiaron. Hoy en día, el ex dictador haitiano no tiene prácticamente sobre qué caerse muerto.
El terror actual de Duvalier son sus acreedores. Algunos medios de comunicación franceses aseguran que tiene deudas por más de 100.000 dólares. Olivier Giry, representante de algunos de sus acreedores afirma: "Duvalier no tiene un centavo. Y todo por la vida de despilfarro que llevó. Se gastó toda su fortuna en mujeres, restaurantes, casas y carros". De la lujosa mansión en la riviera francesa pasó a otra en Vallauris, de donde fue echado en febrero pasado por no pagar los 10.000 dólares del arriendo mensual. Desde entonces se radicó en una vivienda mucho más modesta, por la que paga 2.000 dólares. Hace poco la línea telefónica le fue cortada por no cancelar una deuda de 15.000 dólares de cuentas atrasadas.
Pero la pobreza no vino sola. A los 42 años, Duvalier está separado desde hace cuatro de su esposa Michele Bennett, quien hoy vive en París con los dos hijos del matrimonio: Francois de 12 años y Anya de nueve. Ahora 'Nené Doc' vive en compañía únicamente de su madre -de 80 años- y cinco perros. Sin duda, una vida que jamás imaginó cuando despilfarraba una fortuna desde un palacio en Puerto Príncipe, ajeno a la suerte del país más pobre del hemisferio occidental. El ex dictador caribeño no puede, como antes, conducir un BMW último modelo o un Lamborghini o un Ferrari. Ahora debe conformarse con un pequeño coupé alquilado, que según se dice, utiliza para trasladarse hasta la casa de una amante italiana "No tengo ningún comentario que hacer sobre mi situación financiera -dijo hace poco a la prensa estadounidense-. Además es de mal gusto hablar de dinero". Pero fue mal gusto lo que le. sobró cuando era la cabeza del gobierno haitiano. Fueron los episodios de despilfarro de Duvalier y de su ex esposa Michele, los que los hicieron pasar a la historia. En noviembre de 1985, cuando una escasez de alimentos provocó disturbios en Haití y la falta de combustible paralizó completamente la isla, la señora Duvalier viajó con su familia a París, a una gira de compras durante la cual se dijo que gastó un millón de dólares en productos de belleza y pieles, a las que era aficionada y se dice que tenía un cuarto refrigerado para guardarlas. Posteriormente, documentos del Banco de la República de Haití, demostraron que más de cuatro millones de dólares de distintas cuentas del gobierno le fueron entregados a un decorador de apellido Sambour, para la residencia oficial y una casa de campo en la montaña.
La mala racha comenzó en 1986 cuándo muchos de los millones que 'Nené Doc' tenía en cuentas de bancos suizos le fueron congelados a raíz de la demanda que el Estado de Haití instauró en su contra. Un año después, la mayoría de sus bienes en Estados Unidos -un yate en Miami, avaluado en 100.000 dólares y cuatro apartamentos en Manhattan- fueron embargados por el gobierno estadounidense. Uno de los pocos amigos que le quedan, Nawed Zuberi, asegura que fueron muchos los que se aprovecharon de su fortuna. Y la verdad es que al parecer el 'Nené Doc' era muy audaz para gastar pero no para manejar el dinero. La fama de torpe la carga desde que estaba en el colegio, del cual no pudo graduarse. Cuando su padre, Francois 'Papá Doc' Duvalier, murió en 1971 -luego de 14 años en el poder-. su hijo Jean Claude heredó el título de presidente vitalicio.
Tenía 19 años y entonces se rumoró que le había entregado el gobierno a su madre y, posteriormente a su esposa Michele Bennett, una morena anglo-haitiana, hija de un multimillonario comerciante de café. El matrimonio -que se realizó en 1980- fue una celebración descomunal que costó tres millones de dólares. Según el libro de récord Guiness de 1984, era hasta ese momento la boda más cara del mundo. Y los gastos de la pareja continuaron en ese mismo ritmo. No era raro que Michele Duvalier gastara 50.000 dólares mensuales en flores, que le llevaban desde Miami hasta su residencia en Haití. Y, al igual que Imelda Marcos, tenía una colección de zapatos en los que por cada par no había pagado menos de 500 dólares. Un oficial del gobierno de Haití afirmó en una ocasión: "Ella veía su país como un tarro de galletas". Pero aún en el exilio, los Duvalier mantuvieron este derroche. A mediados de los 80, eran famosas las frecuentes visitas de Michele a las más elegantes boutiques de París, donde podía gastar medio millón de dólares en joyas y otro tanto en ropa.
Hoy a Jean Claude Duvalier sólo le queda el recuerdo de los años de despilfarro, cuando su fortuna personal se estimaba en 120 millones de dólares. Se dice que hace poco, cuando sus dos pequeños hijos fueron a visitarlo, tuvo que pedir prestado dinero de sus amigos para poder invitarlos a comer a un restaurante y atenderlos. Ahora, cuando el bolsillo no le permite pagar siquiera unos guardaespaldas, 'Nené Doc' vive atemorizado por la idea de ser un objetivo vulnerable para cualquier atentado, en venganza por el régimen de terror que los Duvalier mantuvieron a Haití durante sus 29 años en el poder.