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El mexicano y sus criaturas

Con ‘The Shape of Water’, a estrenarse el 18 de enero en Colombia, el director Guillermo del Toro triunfó en el Festival de Cine de Venecia, recibió siete nominaciones a los Globos de Oro de este domingo y se enfila hacia el Óscar.

6 de enero de 2018

Anadie debe extrañarle que la nueva película de Guillermo del Toro, el director mexicano que se ha tomado Hollywood con sus compatriotas Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, tenga un monstruo en el centro de la trama. Y a nadie debería ahuyentar. No es la primera vez que lo hace y no será la última. Con el paso de los años y de los proyectos, Del Toro ha armado un universo fantástico que desmitifica criaturas, humanas o no, y explora sus matices y paralelos. Su cine va de lo heroico a lo fantástico, pero puede ser macabro y desgarrador, y su rango emocional cautiva. Así lo ha hecho con El espinazo del diablo (2011), así ha sucedido con El laberinto del fauno (2006) y otras producciones más, en las que su corazón y pasión de director y de fanático son evidentes.

Su fijación con lo oscuro viene de tiempo atrás. En su natal Guadalajara, único niño en una casa llena de tías abuelas cuasisordas, Del Toro observaba todo el tiempo, imaginaba mucho y hablaba poco. Nunca ocultó sus gustos extraños, por lo cual una de ellas, una matrona católica a la que llamaba ‘abuela’, trató de exorcizar sus demonios en dos ocasiones. Y su fascinación por lo arcano no ha parado desde entonces. “Lo hermoso de un monstruo es que es tal y como luce, sin falsas apariencias. Cuando Boris Karloff interpretó a la creación de Victor Frankenstein, transmitió un vacío doloroso y una inocencia y una pureza. En el libro se habla del ‘vacío del alma’, pero Karloff lo interpretaba vulnerable”, dice emocionado al programa radial The Treatment.

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The Shape of Water es su décima película, e incluso antes de la temporada de premios, ya le ha dado enormes satisfacciones. Cuando la presentó en el Festival de Venecia, la audiencia tuvo una reacción mágica que la convirtió en “la mejor proyección de su vida”. ¿De qué se trata? Del Toro lo llama “un cuento de hadas para tiempos turbulentos” y explica: en 1962, año de la Guerra Fría, en un laboratorio gubernamental supersecreto el gobierno tiene cautiva a una criatura anfibia, una especie de dios amazónico que sacó de su lugar de origen para analizarla. “Pero entramos a la historia por la puerta del servicio. Por medio de una conserje muda que asume el turno de la noche y entabla contacto con esta criatura. De ahí nace una historia de amor”.

En el caso de Del Toro, pone mucho de sí mismo en la historia y en la producción, y en cada creación vive un proceso agotador física y mentalmente “que asemeja a una transfusión sanguínea”. Pero cuando funciona le representa recompensas. En esta ocasión, su equipo de producción y sus actores Sally Jenkins, Richard Jennings, Octavia Spencer -los tres nominados a Globo de Oro-, Michael Shannon y Doug Jones -la criatura- dan lo mejor de sí y se nota. En esta cinta, Del Toro también puso de su dinero. Mordido por la industria que consideró a su anterior película La cumbre escarlata un fracaso (incluso si costó 50 millones de dólares e hizo 150 millones de retorno), debía cuidarse de consolidar un proyecto tan sólido que resultara imposible de rechazar. La cinta no costó más de 20 millones de dólares, y para ello le exigió cada gota de su recursividad porque, entre muchos detalles, la criatura debía ser perfecta. Si no, no solo el fracaso estaba asegurado, sino el ridículo.

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Estrenada a finales de 2017, luego de llevarse el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia y de cosechar sentidos aplausos en otros 27 festivales, The Shape of Water (La forma del agua) ha sido el palo de la temporada. De cara a los Globos de Oro, que tienen lugar este domingo en Los Ángeles, sumó siete nominaciones, más que ninguna otra, y desde ya se perfila como una fuerte candidata al premio Óscar a mejor película. Del Toro fue nominado a una estatuilla dorada en 2007, a mejor película extranjera y Mejor guion por la célebre y desgarradora El laberinto del fauno. En 2018 podría brillar en el escenario en el que Cuarón e Iñárritu ya han celebrado por su país y su arte.

Pero los premios poca diferencia le hacen. De 53 años, Del Toro vive con una gracia y humor que parecen blindarlo del estrés en un negocio creativo, pero cruel y desagradecido. Lo cierto es que tiene otros proyectos en marcha, entre estos la exhibición itinerante At Home with Monsters y la serie animada Trollhunters. Como declaró al portal Deadline Hollywood: “Si me dijeran ya mismo que debo retirarme a una cabañita y pescar, estaría feliz, estoy muy satisfecho después de ‘The Shape of Water’ y del resto. He hecho 10 cintas más de las que pensé”.