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Todo por el Niño Dios

19 de febrero de 1996

AUNQUE sus MAS CERCANOS ASESORES LE ACONSEjaron que no cambiara de imagen pues podría ser políticamente contraproducente, Juan Manuel Santos decidió afeitarse la barba. El cambió de look obedeció a un bien orquestado complot familiar. En la carta que sus hijos, Martín y María Antonia, le escribieron al Niño Dios pidieron como primer regalo que su papá se quitara la barba. El más pequeño, Esteban, quien apenas aprende a hablar, también balbuceaba cuando lo veía: "Barba fuera". Ante semejante plebiscito, el precandidato presidencial decidió llegar muy bien afeitado el 24 de diciembre a Anapoima, donde lo esperaba su familia, y darles a sus hijos el esperado regalo de Navidad. A pesar de la advertencia de sus más cercanos asesores, Santos prefirió escuchar la voz de sus hijos.